Argentina en un laberinto epistemológico sádico y explotador 1h5r4w

La realidad argentina de hoy da vueltas, parece que encontraron una solución y votan por ella pero esa solución no es solución, y no se dan cuenta y siguen apoyándola, no funciona realmente, caen en un laberinto epistemológico y todo va caducando. Esta Argentina atrapada en un ciclo donde las soluciones emergen como promesas de cambio, pero se desgastan en la práctica, entrando en el laberinto epistemológico mencionado. 6t4l30

Es como si las estructuras de pensamiento económicas y políticas tuvieran una fecha de caducidad intrínseca, pero los actores del sistema tardan demasiado en reconocerlo, aceptarlo o asumirlo.

Este patrón se observa en la alternancia de modelos: ajustes de mercado, controles estatales, dolarización, emisión monetaria—todos aparecen como respuestas definitivas, pero con el tiempo muestran sus limitaciones y conducen al mismo problema estructural. Es una especie de reciclaje de paradigmas que nunca logra consolidarse como una solución estable.

Es necesario que Argentina piense en cómo romper ese ciclo. ¿Acaso se necesita una transformación del marco conceptual, una reconfiguración institucional profunda, o simplemente cambio real de actores políticos que piensen primero en su país? Es necesario una innovación sistémica. El Presidente que tienen perdió la argentinidad y piensa ahora como judío o seguidor de Trump y no respeta la sagrada integridad territorial de Argentina. Es un engaño que camina.

Siempre se puede empezar de nuevo. Ellos abandonaron la caja de conversión que los saco de una crisis, ya ha pasado mucho tiempo de eso, pueden retomarlo sin muchos costos para mucha gente y tranquilidad para todos. Pero con el actual gobierno negacionista no es posible.

El desafío de retomar la caja de conversión radica en que nadie quiere arriesgarse y el laberinto de ideas o epistemólogos no les permite ver que los costos de transición a una caja de conversión son mayores que permanecer en esta situación de una Argentina sin rumbo, juguete en las manos de Estados Unidos y los judíos.

La Argentina moderna, con mucha personalidad, fuerte, se formó con la caja de conversión que crearon allá a finales del siglo XIX y que les proporciono estabilidad a la moneda durante mucho tiempo y funcionaba hasta que hacia los años 30 la eliminaron. Ahí empezó Argentina a padecer. Fue retomada en los años 90, lo que permitió controlar la inflación, pero ante las dificultades que significa tener un camino real de desarrollo en condiciones imperialistas y judías, nuevamente fue eliminada. Hoy, con nuevos contextos y una amenaza mayor en ciernes por el endeudamiento sin producción y un contexto de menor emisión monetaria, podría ser viable, pero dependería de cómo se implemente y de la confianza que genere. Y de quien la maneje. En Argentina ahorita no hay un Fangio de la economía, aunque el ministro quisiera.

Si el objetivo es tranquilidad, estabilidad, crecimiento, riqueza posible, una versión adaptada de la caja de conversión, autóctona, podría funcionar, siempre que se tome en cuenta que debe ser gerenciada y aprender sin temor que ese es el mejor camino para Argentina. Claro que los organismos internacionales dirán que no; pues piensan en su beneficio institucional no el de Argentina.

En el caso de Argentina la caja de conversión, que repito, allá anteriormente le dio positivos resultados, podría convertirse en el pilar estructurante que brinde estabilidad ante crisis recurrentes, siendo necesaria crearla en un sistema monetario y económico que la fortalezca para resolver no solo el problema de la inflación, sino también el déficit crónico que impide la acumulación de capital interno.

La mayor dificultad de encontrar una solución en Argentina es que ellos no creen ni conocen que están en un laberinto epistemológico, y usan un término explicativo que los confunde más, que es el de complejidad el cual, puede generar más confusión si no se aborda con una perspectiva sistémica adecuada.

Si todo es complejo y difícil de cambiar, entonces las soluciones parecen inalcanzables. En contraste, la idea de laberinto epistemológico permite visualizar el problema desde otra óptica: un sistema que opera sobre premisas caducas, repitiendo ciclos sin darse cuenta de que el marco conceptual mismo es parte del obstáculo.

Es posible salir de esto, siempre que se encuentre, como dijo otro argentino, quien quiera atravesar el desierto y que se pueda recuperar la argentina conciencia colectiva y de soberanía. Sé que este es un mensaje sin destinatario, pero es mi mensaje.



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Oscar Rodríguez E 15o6i


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