Israel: genocidio por hambruna 1r5o2e

Hace un par de días la marina de guerra sionista capturó en aguas internacionales al barco de bandera inglesa Madleen que llevaba alimentos y medicinas a los asediados palestinos e las franja de Gaza que sobrevivieron los bombadeos de sus residencias por la criminal fuerza aérea sionista Entre el grupo a bordo del Madleen estaba la conocida activistasueca >Gertha Thurnbul que fue deportada de Israel los demás que viajaban a bordo del Madleen quedaron arbitrariamente detenidos en Israel. Es hora de que alguna potencia ponga fin a la cadena de crímenes contra la humanidad que Israel comete continuamente. Por desgracia esos crímenes son cometidos bajo la mirada aprobadora complice de Estados Unidos dode todos los políticos han sido comprados o temen al lobby sionista conocido como AIPAC. Es una realidad evidente que por el modo como funciona eso que llaman la Democracia enEstados Unidos Israel no es una colonia norteamericana en el Cercano Oriente. La realidad es a la inversa Estados Unidos son una colonia de Israel en América. Basta ver como Israel sobrevive parasitariamente a costa de los contribuyentes norteamericanos 2e60d

Este es´probablemente el final el pueblo palestino ante la mirada indiferente de una Europa que no cesa de jactarse de sus valores morales pero sigue colaborando con Israel en el exterminio del pueblo palestino vendiendole armas . Es curioso que la Unión Europea tan amiga de aplicar sanciones y condenas morales ni siquiera ha condenado las acciones del gobiernio sionista contra la población civil palestina

El último capítulo sangriento del genocidio que cometen los sionistas terminará pronto. , unas semanaporrea.sergipeconectado.como mucho. Hace un dia la marina sionista capturó en aguas internacionales el barco Madleen de bandera inglesa que llevaba socorros a Gaza.Incautó los alimentos agua y medicinas que llevaba y puso presos a los socorristas; todo esto sin alguna protesta del gobierno inglés

Dos millones de personas acampan entre los escombros o al aire libre. Decenas mueren y resultan heridas a diario por los proyectiles, misiles, drones, bombas y balas de los israelíes. Carecen de agua potable, medicinas y alimentos. Han llegado al borde del colapso.

Enfermos. Heridos. Aterrorizados. Humillados. Abandonados. Desamparados. Hambrientos. Sin esperanza. La única potencia que no está dominada por un Lobby sionista parece ser China. Porque Rusia se muestra tímida a la hora de condenar los crímenes de Israel.

Por eso los que estamos conmovidos por el genocidio cntra los palestinos somos partidarios de la China Popular. Un sistema comunista que sacó de la miseria a mil millones y medio de sus ciudadanos y elevó su nivel de vida por encima del estándar occidental sin explotar ni parasitar a otro pueblo. Un país qwue ha basado su grandeza en el trabajo duro y patriotismo de sus habitantes

En las últimas páginas de esta historia de terror, Israel está provocando sádicamente a los palestinos hambrientos con promesas de comida, atrayéndolos a la estrecha y congestionada franja de tierra de nueve millas que limita con Egipto. Israel y su cínica Fundación Humanitaria de Gaza (FGH), supuestamente financiada por el Ministerio de Defensa israelí y el Mosad, están utilizando la hambruna como arma. Se está atrayendo a los palestinos al sur de Gaza de la misma manera que los nazis atrajeron a los judíos hambrientos del gueto de Varsovia para que subieran a trenes hacia los campos de exterminio. Un final que parece más compasivo que el exterminio por inanición y sed que los sionistas queren aplicar a los sobrevivientes palestinos de Gaza.

El objetivo no es alimentar a los palestinos. Nadie discute seriamente que haya suficiente comida o centros de ayuda. El objetivo es hacinar a los palestinos en recintos fuertemente vigilados y deportarlos. Para luego apropiarse de su territorio y construir allí: como bien explicó el Presidente Trump un centro turístico con playa para las elites sionistas internacionales que en lugar de retirarse en Florida iran a gastar sus pensiones en Israel.

¿Qué viene después? Hace tiempo que dejé de intentar predecir el futuro. El destino tiene siempre forma de sorprendernos. Pero habrá una explosión humanitaria final en el matadero humano de Gaza. Lo vemos con las multitudes crecientes de palestinos que luchan por conseguir un paquete de comida, lo que ha resultado en que contratistas privados israelíes y estadounidenses mataran a tiros a al menos 130 personas y hirieran a más de setecientas en los primeros ocho días de distribución de ayuda. Lo vemos con Benjamin Netanyahu armando a bandas vinculadas al ISIS en Gaza que saquean los suministros de alimentos. Israel, que ha eliminado a cientos de empleados del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (OOPS), médicos, periodistas, funcionarios y policías en asesinatos selectivos, ha orquestado la implosión de la humanidad de la sociedad civil occidental obligándola a presenciar un genocidio sin poder intervenir. Todo esto acusa al Occidente colectivo que ayuda a convertir a Israel y Ucrania en dos estados terroristas que masacran a civiles desarmados Es necvesario el colapso del Occidente colectivo para que haya una rendición de cuentas por estos crímenes contra la humanidad.

Sospecho que Israel facilitará una brecha en la valla fronteriza con Egipto. Palestinos desesperados se precipitarán hacia el Sinaí egipcio. Quizás termine de otra manera. Pero terminará pronto. Los palestinos no pueden aguantar mucho más.

Nosotros —participantes plenos en este genocidio— habremos logrado nuestro demencial objetivo de vaciar Gaza y expandir el Gran Israel. Derribaremos el telón del genocidio transmitido en directo. Nos habremos burlado de los omnipresentes programas universitarios de estudios sobre el Holocausto, diseñados, según parece, no para capacitarnos para acabar con los genocidios, sino para deificar a Israel como una víctima eterna con licencia para llevar a cabo masacres. El mantra de nunca más es una broma. La comprensión de que cuando tenemos la capacidad de detener el genocidio y no lo hacemos, somos culpables, no se aplica a nosotros. El genocidio es una política pública. Respaldada y sostenida por nuestros dos partidos gobernantes.

No queda nada por decir. Quizás ese sea el objetivo. Dejarnos sin palabras. ¿Quién no se siente paralizado? Y quizás ese también sea el objetivo. Paralizarnos. ¿Quién no está traumatizado? Y quizás eso también fue planeado. Nada de lo que hagamos, al parecer, puede detener la matanza. Nos sentimos indefensos. Nos sentimos impotentes. El genocidio como espectáculo.

He dejado de mirar las imágenes. Las filas de pequeños cuerpos amortajados. Los hombres y mujeres decapitados. Familias quemadas vivas en sus tiendas de campaña. Los niños que han perdido extremidades o están paralizados. Las máscaras mortuorias de los rescatados de entre los escombros. Los lamentos de dolor. Los rostros demacrados. No puedo.

Este genocidio nos perseguirá. Resonará en la historia con la fuerza de un tsunami. Nos dividirá para siempre. No hay vuelta atrás.

¿Y cómo recordaremos? Ignorándolo.

Una vez que termine, todos los que lo apoyaron, todos los que lo ignoraron, todos los que no hicieron nada, reescribirán la historia, incluyendo su historia personal. Fue difícil encontrar a alguien que itiera ser nazi en la Alemania de la posguerra, o miembro del Ku Klux Klan una vez que terminó la segregación en el sur de Estados Unidos. Una nación de inocentes. Víctimas incluso. Será lo mismo. Nos gusta pensar que habríamos salvado a Ana Frank. La verdad es diferente. La verdad es que, paralizados por el miedo, casi todos solo nos salvaremos a nosotros mismos, incluso a costa de otros. Pero esa es una verdad difícil de afrontar. Esa es la verdadera lección del Holocausto. Mejor que se borre.

En su libro "Un día, todos siempre habrán estado en contra de esto", Omar El Akkad escribe:

¿Debería un dron vaporizar a alguien sin nombre al otro lado del planeta? ¿Quién de nosotros querría armar un escándalo? ¿Y si resulta que era un terrorista? ¿Y si la acusación por defecto resulta ser cierta y, por lo tanto, se nos etiqueta como simpatizantes del terrorismo, se nos condena al ostracismo y se nos grita? Generalmente, la gente se motiva con más fervor ante lo peor que podría pasarles. Para algunos, lo peor podría ser la muerte de su linaje en un ataque con misiles. Sus vidas enteras convertidas en escombros, todo justificado preventivamente en nombre de la lucha contra terroristas que son terroristas por defecto por los crímenes ihumanos cometidos por Israel contra el pueblo palestino desde 1948



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Umberto Mazzei 685w5y

Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Florencia (Italia ) y Profesor Emérito de Relaciones Económicas Internacionales del Instituto Sismondi de Ginebra (Suiza)

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