En medio de una ofensiva represiva contra migrantes en Los Ángeles, comunidades organizadas lograron frenar una redada del ICE en Compton y Paramount, defendiendo a decenas de trabajadores de detenciones arbitrarias. Esta victoria popular, resultado de años de autodefensa y organización desde abajo, marca un punto de inflexión en la lucha contra la criminalización migrante y la represión estatal en EE. UU. La persecución a los migrantes es un ataque directo a toda la clase trabajadora. ¡La lucha contra la xenofobia y la represión debe ser unificada a ambos lados de la frontera! 1e2j12
En una nueva demostración de brutalidad estatal, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en coordinación con el FBI, desataron redadas en Los Ángeles
La escena fue clara y contundente: ¡la migra no se fue sola, el pueblo la sacó! Decenas de residentes, activistas y organizaciones como Unión del Barrio y la Coalición por la Autodefensa Comunitaria se movilizaron y, mediante el patrullaje vecinal y la acción directa, impidieron una redada masiva que tenía como blanco a cientos de trabajadores migrantes. Se calcula que más de cien personas fueron rescatadas de una detención arbitraria, mostrando que la solidaridad activa y la organización popular son herramientas reales para frenar la maquinaria represiva del Estado.
Ante estas acciones de resistencia, el gobierno de Donald Trump —en su segundo mandato— intensifica su ofensiva racista y autoritaria, ahora con el envío de 2000 efectivos de la Guardia Nacional a Los Ángeles, en respuesta a las protestas populares que surgieron tras las redadas del 6 y 7 de junio en el Distrito de la Moda, Home Depot y otras zonas de alta concentración laboral migrante. Pero, como puede notarse, la criminalización de la migración, lejos de ser como las autoridades señalan una "cuestión de seguridad", planteada como una estrategia para debilitar a la clase trabajadora en su conjunto, usando el miedo, el racismo y la violencia estatal como armas, no contaba con que iban a salir cientos a las calles en franca resistencia, fue el mismo pueblo estadounidense nativo que salió en defensa de sus hermanos, amigos, familiares, estudiantes y compañeros migrantes.
Estas redadas no son excesos ni errores, son acciones calculadas de control social al servicio del capital. Buscan sembrar terror en comunidades racializadas y desmantelar la solidaridad de clase, utilizando el racismo como herramienta de dominación. No les basta con criminalizar, sino que el Estado reprime con gases, granadas aturdidoras y militarización, como ya lo hizo en 1992 tras el caso Rodney King, y en 2020 tras el asesinato de George Floyd. Hoy, nuevamente recurre a la fuerza militar para contener la protesta social. Este es el verdadero rostro del imperialismo: el uso brutal del aparato estatal para defender los privilegios de los capitalistas, que son empresarios multimillonarios y banqueros, reprimiendo a quienes luchan por una vida digna nativos y migrantes.