Una cuenca es un territorio cuyas aguas fluyen todas hacia un mismo río, lago o mar, y a esta clase de cuencas se les llama "cuencas hidrográficas". 2y3g8
Tipos de cuenca hidrográfica
Una cuenca hidrográfica es una zona de la superficie terrestre en donde (si fuera impermeable) las gotas de lluvia que caen sobre ella tienden a ser drenadas por el sistema de corrientes hacia un mismo punto de salida.
Es decir, es una especie de "embudo" del territorio por el que escurre el agua desde las partes altas, hasta llegar a un punto en común, de donde sale el toda el agua que fluye hacia otro lado.
Respecto a los límites de una cuenca, estos constituyen lo que se conoce como "parteaguas" o "divisorias de aguas", es decir, las líneas imaginarias que une las crestas de las elevaciones de terreno por cuyas laderas escurre el agua hacia el cauce principal de salida de la propia cuenca, o hacia su centro, en caso de ser cerrada.
Así, en vez de ser un "embudo", una cuenca cerrada es más bien como una "cuchara".
Tipos de cuenca hidrográfica
Cuando una cuenca tiene una o más salidas de agua hacia un caudal mayor o hacia un lago o hacia el mar, se dice que es "abierta" o "exorreica".
En México, por ejemplo, los ríos Lerma, Balsas, Bravo, Pánuco, Grijalva, Usumacinta, Mayo y Yaqui, entre otros.
Si no tiene ninguna salida, se califica de "cerrada" o "endorreica" y por lo general da origen a un lago, si la impermeabilidad del suelo se lo permite. Por ejemplo, la cuenca del valle de México y el lago de Pátzcuaro, en Michoacán, son de esta clase.
También existen las cuencas llamadas "cripto rreicas", que fluyen subterráneamente, como sucede en la península de Yucatán, cuyos suelos con cal permiten una infiltración casi inmediata de la lluvia y la formación de corrientes subterráneas.
Las cuencas arreicas son aquellas en que las aguas se evaporan o filtran en el terreno antes de encauzarse en una red de drenaje. Los arroyos y riachuelos son de este tipo, ya que no desaguan en ningún río u otro cuerpo hidrográfico de importancia.
Dentro de una cuenca puede haber una o más sub cuencas, y varias microcuencas, cuyas salidas secundarias llegan finalmente al cauce principal de salida, o a un punto determinado de la misma.
Se considera que una cuenca abarca un territorio mayor a 50 000 hectáreas, mientras que una subcuenca, entre 5 000 y 50 000, y una microcuenca menos de 5 000 hectáreas.
Asimismo, la cuenca hidrográfica se compone de tres partes: alta, media y baja. La cuenca alta corresponde a las áreas montañosas o cabeceras de los cerros, limitadas en su parte superior por los parteaguas o las divisorias de aguas. La cuenca media es donde se juntan las aguas recogidas en las partes altas y en la que el río principal mantiene un cauce definido. En la cuenca baja el río desemboca a ríos mayores o en estuarios o humedales.
Antes de seleccionar una estrategia de restauración es fundamental comprender el proceso natural de la recuperación de un ecosistema, evaluar los objetivos y los recursos disponibles.
Para nadie es un secreto que las cuencas hidrográficas son fundamentales para garantizar un suministro permanente de agua, pero pocos saben que detrás de las labores de restauración y conservación de un sistema fluvial hay más que un plan de siembra de árboles y de reconversión de las actividades que impactan negativamente el sistema.
Para empezar hay que entender que la regulación de una cuenca busca mantener un caudal base menos cambiante, de tal manera que en temporadas de lluvia el agua no escurra sin control a los lechos de los ríos y se almacene en el suelo, y en épocas de baja precipitación se cuente con una oferta adecuada tanto en calidad como en cantidad.
Cuando este funcionamiento se ve afectado por factores como la deforestación y la erosión se requieren planes de restauración que propendan porque las zonas afectadas retornen a una condición de equilibrio o sostenible. Estos esfuerzos se enfocan en mantener los servicios ecosistémicos como la provisión de agua, la prevención y control de la erosión, y la conservación de la biodiversidad y de los sumideros de carbono.
Para que este esfuerzo sea efectivo es necesario entender el proceso natural de recuperación de un ecosistema; comprender la relación lluvia-caudal en diferentes condiciones y conocer los cambios en los patrones de la temperatura, la precipitación y la cobertura, entre otros. Actualmente, se deben considerar la contaminación y el cambio climático como factores decisorios.
A partir de este conocimiento se pueden seleccionar especies vegetales que fisiológica-mente toleren los cambios generados en la cuenca y otras adaptaciones especiales, así como definir actividades agrícolas que contribuyan a la restauración ecológica.
Lo anterior explica por qué aumentar la población de árboles en un sistema fluvial sano puede generar un incremento en el consumo de agua por efecto de una mayor evapotranspiración y, por lo tanto, disminuir la oferta hídrica de la cuenca, en lugar de favorecerla.
Medir lo micro
Las microcuencas son unidades territoriales manejables desde el punto de vista hidrográfico y con condiciones más uniformes que las de una cuenca. Además, las intervenciones de restauración y/o conservación están más concentradas en ellas. Por estas características son ideales para medir parámetros como nivel del agua, concentración de sedimentos, contaminación y estado de la vegetación ribereña, entre otros.
Actualmente Cenicaña realiza el monitoreo hidrológico sobre cuatro microcuencas y a nivel de subcuenca en el río Aguaclara, principal aportante de caudal del río Bolo, de las cuales se tiene información desde noviembre del año 2013.
Con este monitoreo se quiere conocer el impacto de las acciones de recuperación y conservación que realiza el Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad (FAPVS), como fundamento para ajustar los planes de restauración que se están ejecutando y diseñar nuevas alternativas de intervención que propicien la regulación y el rendimiento hídrico en estas cuencas.
De esta manera la agroindustria de la caña de azúcar contribuye a la gestión integral del recurso hídrico: desde la parte alta de las cuencas, con el estudio detallado de la oferta hídrica y el apoyo a las asociaciones de s de los ríos; y en la zona plana, con el conocimiento que conduce a precisar los requerimientos de agua por parte del cultivo y a hacer un uso eficiente del recurso.
DATO IMPORTANTE
La cantidad y calidad del agua superficial y subterránea están estrechamente relacionadas
. En las partes altas y medias de las cuencas se genera el agua que recarga a los ríos y acuíferos, ya que son áreas de concentración de lluvias
En Venezuela gran parte del territorio del País se abastece desde las cuencas , con aguas de esoirrentía que se controlan a través de sitemas de transporte de agua hacia acueductos y tanques de desinfección para potabilizarlas y distribuirlas a la población, de ahí la importancia de mantener y cuidar nuestras cuencas, evitando la deforestación y el deterioro de sus pisos vegetales.
Limpiando sus CAUCES PARA EITAR COLMATACION Y DE PASO EVITAR TAMBIÉN INUNDACIONES Y DESBORDE
Antes de seleccionar una estrategia de restauración es fundamental comprender el proceso natural de la recuperación de un ecosistema, evaluar los objetivos y los recursos disponibles.
Para nadie es un secreto que las cuencas hidrográficas son fundamentales para garantizar un suministro permanente de agua, pero pocos saben que detrás de las labores de restauración y conservación de un sistema fluvial hay más que un plan de siembra de árboles y de reconversión de las actividades que impactan negativamente el sistema.
Para empezar, hay que entender que la regulación de una cuenca busca mantener un caudal base menos cambiante, de tal manera que en temporadas de lluvia el agua no escurra sin control a los lechos de los ríos y se almacene en el suelo, y en épocas de baja precipitación se cuente con una oferta adecuada tanto en calidad como en cantidad.
Cuando este funcionamiento se ve afectado por factores como la deforestación y la erosión se requieren planes de restauración que propendan porque las zonas afectadas retornen a una condición de equilibrio o sostenible. Estos esfuerzos se enfocan en mantener los servicios eco sistémicos como la provisión de agua, la prevención y control de la erosión, y la conservación de la biodiversidad y de los sumideros de carbono.
Para que este esfuerzo sea efectivo es necesario entender el proceso natural de recuperación de un ecosistema; comprender la relación lluvia-caudal en diferentes condiciones y conocer los cambios en los patrones de la temperatura, la precipitación y la cobertura, entre otros.
Actualmente, se deben considerar la contaminación y el cambio climático como factores decisorios.
A partir de este conocimiento se pueden seleccionar especies vegetales que fisiológica-mente toleren los cambios generados en la cuenca y otras adaptaciones especiales, así como definir actividades agrícolas que contribuyan a la restauración ecológica.
Lo anterior explica por qué aumentar la población de árboles en un sistema fluvial sano puede generar un incremento en el consumo de agua por efecto de una mayor evapotranspiración y, por lo tanto, disminuir la oferta hídrica de la cuenca, en lugar de favorecerla.
Medir lo micro
Las microcuencas son unidades territoriales manejables desde el punto de vista hidrográfico y con condiciones más uniformes que las de una cuenca. Además, las intervenciones de restauración y/o conservación están más concentradas en ellas.
Por estas características son ideales para medir parámetros como nivel del agua, concentración de sedimentos, contaminación y estado de la vegetación ribereña, entre otros.
En Méjico por ejemplo,Actualmente Cenicaña realiza el monitoreo hidrológico sobre cuatro microcuencas y a nivel de subcuenca en el río Aguaclara, principal aportante de caudal del río Bolo, de las cuales se tiene información desde noviembre del año 2013.
Con un monitoreo constante se quiere conocer el impacto de las acciones de recuperación y conservación como fundamento para ajustar los planes de restauración que se están ejecutando y diseñar nuevas alternativas de intervención que propicien la regulación y el rendimiento hídrico en estas cuencas.
De esta manera la agroindustria la producción y el suministro de agua potable se garantiza con la gestión integral del recurso hídrico:
Desde la parte alta de las cuencas, con el estudio detallado de la oferta hídrica y el apoyo a las asociaciones de s de los ríos; y en la zona plana, con el conocimiento que conduce a precisar los requerimientos de agua por parte del cultivo y a hacer un uso eficiente del recurso.
Las cuencas se dividen en Cuencas altas, Cuencas medias y Conos de deyección
La cantidad y calidad del agua superficial y subterránea están estrechamente relacionadas.
En las partes altas y medias de las cuencas se genera el agua que recarga a los ríos y acuíferos, ya que son áreas de concentración de lluvias.
El Ministerio de Eco socialismo y agua está capacitando al pueblo organizado en Comunas para que aprendan a manejar el conocimiento que les ayudará a evitar desastres naturales realizando los mapas de riesgo que no es otra cosa que conocer cómo actúan las aguas desbordadas, cómo se controlan que obras hay que hacer para proteger la comunidad, para ello es necesario conocer, que es una cuenca y como se calculan las obras de protección para evitar daños
NO SE DEBE SER DÉBIL, SI SE QUIERE SER LIBRE