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La esperanza de la humanidad es que Trump cumpla su mandato, y acabe sepultando para siempre a EE UU… Viendo las noticias, me aferro a la idea de que Trump debe seguir en sus trece interpretando el sentimiento mayoritario de los gringos, reprimiendo migrantes y aliándose con abominables dictadores como Bukele y Noboa; embanderándose con imbéciles como Milei, Boularte o Boric; imponiéndoles aranceles al mundo, enfrentándose a China, mintiendo a mansalva tanto a Rusia como a Ucrania, apoyando a los genocidas de Israel, tratando de darle fuelle a la oposición de Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero a la vez sacándolos a patadas de EE UU… j6sg
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En una encuesta que se acaba de celebrar en EE UU más del 55% de la población de EE UU aprueba las políticas de Trump, lo que quiere decir que no está loco, que lo que hace, su racismo, su ataque bestial contra los migrantes es algo que está en la propia naturaleza de los gringos. Los gringos odian y desprecian a los latinoamericanos. Convénzanse, señores seguidores de María Corina Machado… Esto lo deben entender todos los latinos que aún están en EE UU, y que aman con locura a Disney, a los super héroes de Hollywood, a sus virguerías tecnológicas, a sus ranas plataneras o "catires bellos". De modo, que quítense de la cabeza de que Trump se volvió loco, o que por culpa de unos pocos latinos (venezolanos) el resto de los "buenas gente" que buscó refugio allá están pagando las iras de Trump.
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Carla Angola defiende que se le prohíba la entrada a venezolanos al imperio, porque según ella EE UU tiene que defenderse del terrorismo (como el que llevan los del Tren de Aragua); defenderse de negros, de personas hostiles a la civilización; defenderse de gente fea y malandra como son los mulatos, indios y zambos. Ella publica: "Turistas y estudiantes venezolanos tendrán prohibida la entrada a EEUU. Trump prohíbe entrada para visas de turismo y estudiantiles desde Venezuela."
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Debo confesar, viendo lo que está pasando en Los Ángeles y otras ciudades gringas, que Trump debe mantenerse en el poder haciendo sus desguaces a la moral, a los valores y derechos humanos, que cumpla su amenaza de destituir al gobernador de California, y que refuerce el caos generalizado en su país, llevando a cabo su hegemonismo blanco, su "America First", "America great again".
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Lo venezolanos en Miami, proclaman que "una nueva proclamación de la Casa Blanca ha reabierto viejas heridas y profundizado el temor de que el exilio, que antes representaba una ruta segura hacia la estabilidad, ahora signifique la separación permanente de sus seres queridos". Y ante la orden de prohibir la entrada de venezolanos, gritan: "No nos deporten porque nuestras familias están desgarradas por la dictadura, el desplazamiento y el colapso económico".
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Un tal opositor de nombre Alberto Argüelles, "abogado venezolano y SOLICITANTE DE ASILO residenciado en Doral, dijo estar deprimido. Como muchos, HUYÓ DE LA PERSECUCIÓN EN SU PAÍS SOLO PARA SENTIRSE PERSEGUIDO DE NUEVO EN EL EXILIO, y grita todos los días: "LOS VENEZOLANOS ESTAMOS ATRAPADOS ENTRE DOS DICTADORES: UNO QUE NOS PERSIGUE Y ACORRALA EN VENEZUELA Y OTRO QUE AHORA NOS PERSIGUE EN ESTADOS UNIDOS". Este tipo está realmente mal.
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Dice el propio diario El Miami Herald: "Desde el 9 de junio, afecta a la gran mayoría de los solicitantes de visa venezolanos, alegando preocupaciones sobre la verificación de identidad y la negativa de Venezuela a recibir deportados de Estados Unidos. Sin embargo, datos revisados por el Miami Herald muestran que desde EEUU se han realizado más de 21 vuelos de deportación, repatriando a más de 3,400 venezolanos desde que Trump reanudó las deportaciones, incluyendo 150 personas deportadas tan solo un día después de la firma de la proclamación. Al mismo tiempo, aproximadamente 1,500 venezolanos han regresado voluntariamente de México a través del programa Vuelta a la Patria de Maduro. En total, más de 5,000 venezolanos han regresado a su país desde que Trump asumió el cargo". El plan gringo es realmente "terminar con el Estatus de Protección Temporal (TPS) para venezolanos, una política que había protegido a más de 600,000 migrantes de la deportación. Más de 350,000 ya han perdido esa protección, y el resto estará en riesgo para septiembre, a la espera de un fallo de un tribunal federal".