Nuestro propósito es una actualización categorial sobre la relación entre subjetividad y salud mental colectiva desde una perspectiva crítica y decolonial. La subjetividad es una construcción socio histórica atravesada por las relaciones de poder, académicas, afectos, estilos de vida, modos de vida y condiciones generales de vida, clase social, etnia y género, en nuestro devenir como seres humanos. La salud mental colectiva, por su parte, la concebimos como un encuentro entre las tres grandes subjetividades de lo humano: el ser, el amar y el tener-estar, como voluntad de vida, construida en convivencia comunitaria. La subjetividad es una construcción de procesos de subjetivación desde una dimensión histórico social: cada época produce formas particulares de subjetividad; dimensión simbólico narrativa, que con-figura al sujeto mediante relatos, mitos, ideologías, pedagogías, medios de comunicación, redes sociales y matrices culturales y una dimensión afectiva, no hay subjetividad sin afectos, sentipensares como fuerzas que en momentos unen, en otros desunen, que además, permiten o inhiben la acción humana, como falsas conciencias o como subjetividades emancipadoras y liberadoras. 676y2m
La subjetividad ha sido tradicionalmente entendida desde diversas perspectivas. Cuando hablamos de Salud Mental Colectiva, rápidamente es asociada a lo psicológico o psicopatológico singular, más sin embargo, múltiples corrientes críticas han desafiado esta visión, reivindicando su carácter histórico, social y político (Foucault, 1980; Guattari & Rolnik, 2006). Desde una perspectiva "otra", la Salud Mental Colectiva no puede limitarse a la esfera clínico-singular, porque caemos en la psicopatologización de la vida cotidiana; como perspectiva "otra" es el encuentro de subjetividades de lo humano, que debe ser comprendida e interpretada como una construcción colectiva y afectiva, sustentada en contextos histórico sociales, comunitarios y culturales.
La creciente complejidad social y geopolítica de las sociedades y el mundo actual que acompaña a la crisis civilizatoria, la violencia genocida, la exclusión y fragmentación socioterritorial que vivimos, han acrecentado geométricamente el sufrimiento humano, en especial en los países que conformamos el Sur Global, lo que nos exige miradas y aproximaciones "otras" para su superación y solución desde la construcción de una Salud Mental Colectiva, para la vida y la salud con dignidad, igualdad, no solo como igualdad de oportunidades ante la ley, sino con justicia e inclusión. Queremos contribuir a la resignificación del sufrimiento humano en los momentos en los cuales vivimos, mediante la construcción de subjetividades de resistencia y re-existencia emancipadoras y liberadoras.
La subjetividad como construcción histórico-social no es una esencia interior del ser humano, sino una construcción relacional, afectiva, simbólica y material. Se trata de un proceso de con-figuración del sentido de sí y del mundo, siempre mediado por el lenguaje, la cultura, el poder y las instituciones. Fanon (1961) advirtió que la colonización no solo despoja de tierra y derechos, sino también de lenguaje, deseo y humanidad. La colonización de la subjetividad opera mediante mecanismos simbólicos que naturalizan la subalternización, inferiorización y deshumanización del sujeto colonizado. La subjetividad en este sentido, se convierte en un campo de lucha entre la imposición hegemónica y la resistencia y re-existencia de los pueblos del Sur Global.
Intersubjetividad y Salud Mental Colectiva como construcción relacional. La subjetividad no se construye de forma aislada, sino en y desde las interacciones personales, relaciones comunales, sociales y vínculos afectivos. Desde esta perspectiva "otra", la Salud Mental Colectiva no puede ser comprendida sin considerar la intersubjetividad, los vínculos afectivos y las redes de reconocimiento del otro, el nosotros. (Martín-Baró, 1986; Rodríguez, 2015).
Las experiencias de sufrimiento humano y malestar psíquico deben ser analizadas a la luz de las condiciones de vida, los procesos históricos de exclusión y las fracturas en los vínculos afectivos y relaciones comunales. La psicopatologización singular de síntomas sociales, contribuye a invisibilizar la causalidad estructural del sufrimiento humano y el malestar psíquico, un ejemplo claro es el sufrimiento humano, por la acción genocida que padece el pueblo palestino, ¿Cuántas generaciones se necesitarán para reconstruir esas subjetividades destrozadas? En contraposición, la Salud Mental Colectiva, apuesta por resignificar el sufrimiento humano desde la convivencia comunitaria, la memoria histórica y los cuidados integrales comunitarios, en los territorio destruídos, por la "barbarie civilizatoria imperia".
Subjetivación, falsa conciencia y procesos de emancipación y liberación. La categoría falsa conciencia de génesis marxista, se refiere a la interiorización de las ideas de las clases dominantes, por parte de los oprimidos y víctimas, lo que impide el reconocimiento de su propia condición de explotación, subalternización e inferiorización (Engels, 1893/1975; Silva, 1970). En contextos de dominación cultural, política, académica, mediática y económica, se producen procesos de subjetivación funcionales al mantenimiento del orden hegemónico imperial.
Sin embargo, la subjetividad no es homogénea ni estática. En su interior coexisten tensiones, grietas, contradicciones y potencialidades. A través de procesos de organización, politización, memoria colectiva, pedagogías emancipadoras y liberadoras del suftimiento humano (Freire, 1970), es posible la emergencia de subjetividades críticas, que desafíen la lógica dominante y abren caminos hacia una Salud Mental Colectiva como praxis social de una geopolítica de la dignidad, desde el Sur Global.
El ser, el amar y el tener-estar como encuentro de subjetividades para pensar la Salud Mental Colectiva Decolonial. El ser hace referencia a la afirmación identitaria, la construcción narrativa del sujeto y el derecho a existir y re-existir desde los propios códigos culturales y simbólicos. Recuperar el ser implica descolonizar la subjetividad singular, reivindicar la memoria histórica, la espiritualidad y la autodeterminación de los pueblos (Rivera Cusicanqui, 2010). El amar se concibe aquí como dimensión relacional, política y afectiva. Amar es cuidar, acompañar, sostener. La ternura desde el amar, se vuelve una categoría ética y política central en la sustentación de la Salud Mental Colectiva Decolonial, porque reconoce al otro como su igual, no como subalterno o inferior. El tener-estar como subjetividad son las condiciones materiales dignas de: alimento, vivienda, educación, salud, tierras, trabajo digno, no explotador y otros servicios públicos eficientes, necesarios y suficientes en el territorio. El "estar" se relaciona con el habitar, convivir en el territorio con dignidad, en equilibrio armónico y protector con la naturaleza, con otros seres vivos, que conviven y hacen parte del territorio, flora y fauna. En ausencia de cartografías sociales, de igualdad, justicia social e inclusión territorial, es imposible tener Salud Mental Colectiva y Decolonial. Cada día es más inalcanzable la Salud Mental Colectiva, en un mundo en crisis civilizatoria.
Reflexiones finales
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Subjetividad y Salud Mental Colectiva Decolonial, son categorías íntimamente vinculadas.
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Ambas categorías, requieren una mirada "otra" compleja, situada y crítica que reconozca el carácter histórico social, político, afectivo y cultural de las formas de habitar el mundo.
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La Salud Mental Colectiva Decolonial, es una corriente académica no euro, ni anglocéntrica, es un movimiento sociopolítico de disputa, de emancipación y liberación.
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Es también, una praxis anadialéctica de subjetividades, significancias, afectos, resistencia, re-existencia y ternura social como bienestar colectivo y superación del sufrimiento humano.
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En tiempos de crisis civilizatoria, reivindicar la subjetividad como categoría fundamental de la Salud Mental Colectiva Decolonial, significa una praxis socio y geopolíticapolítica de lucha y dignificación político ideológica, científico técnica y ético moral.