Elecciones, consenso, fractura política y crisis de 1989 a 2025 1x4643
¿Impondrá el chavismo a la fuerza su proyecto de nación aún siendo minoría?
Sostengo que el gobierno no aumentó su votación en 2025 sino que la reducción entre aproximadamente 800.000 y 600.000 votos con base en los resultados oficiales suministrados por el CNE (sin entrar a discutir si esos números pudieron ser inflados o no). La victoria política y electoral del gobierno obedece más al estrepitoso fracaso de la oposición y no tanto (aunque también) a méritos propios.
Los números
Las comparaciones que se hacen entre la votación de estas elecciones parlamentarias y regionales de 2025 con las parlamentarias de 2020 y las regionales de 2021 no es válida pues estas últimas tuvieron lugar en condiciones anormales. Cualquier investigación podrá establecer que los años 2020 y 2021 fueron los más intensos y mortíferos de la pandemia del COVID que afectó al planeta desde diciembre de 2019 hasta mayo de 2023. Luego es natural suponer que la votación del gobierno fue mermada por esa emergencia. Por lo que no sirven como punto de referencia para establecer si el gobierno aumentó o no su votación histórica en 2025. De hecho, fue la explicación de la que echaron mano los votos oficiales para explicar la caída de su votación. Si la votación chavista se redujo en 2020 y 2021 por causa de la pandemia, es lógico que la de 2025 parezca que se incrementó.
Las últimas elecciones parlamentarias y regionales en condiciones normales fueron las de 2015 y 2017. En ellas, la votación del gobierno fue la siguiente:
• 2015: 5.625.000 votos.
• 2017: 5.817.000 votos.
En 2025, según el CNE, el PSUV obtuvo 5.024.000.
Es así como puede establecerse con propiedad que el gobierno descendió su votación tradicional en 800.000/600.000 votos .
Una estrategia eficaz
Es verdad que puede decirse que la migración en 2015 y 2017 no es la que es hoy, y que eso puede haber afectado la votación del ⁷gobierno, aunque sabemos que el grueso de los emigrados votantes son simpatizantes de la oposición. En cualquier caso, el hecho probado es que, por la causa que sea, el gobierno no aumentó en 2025 su votación sino que la disminuyó .
Es verdad que puede decirse que la migración en 2015 y 2017 no es la que es hoy, y que eso puede haber afectado la votación del gobierno, aunque sabemos que el horrible de los emigrados predominantes son simpatizantes de la oposición. *Es probable que, en estas circunstancias de drástica disminución de la población electoral activa, los 5 millones de votos del Gran Polo Patriótico representen un hecho político que trasciende lo simplemente numérico*, cuya explicación radica en la recomposición del núcleo duro de la votación chavista a causa del uso de un discurso soberanista que contrasta con el discurso entreguista del oposicionismo extremo.
Pero en cualquier caso, el hecho probado es que, por la causa que sea, *el gobierno no aumentó en 2025 su votación sino que la redujo*.
Naturalmente, nada de esto empequeñece una victoria política y electoral apabullante . Es claro que el gobierno usa con acierto y sin escrúpulos su fuerza, menguada o no, y el manejo absoluto y arbitrario del poder, que su estrategia es eficaz porque diseña sus jugadas con anticipación , y que sabe explotar sin contemplación algunos los errores tácticos del adversario que son muchísimos.
Votación, consenso social y proyecto de nación
A los fines de la hegemonía política de un régimen y no de la victoria electoral de un partido uso como referencia el porcentaje de votos obtenidos respecto del total de electores activos . Leoni y Caldera ganaron siendo minoría pero el sistema político puntofijista se sostenía en su sumatoria y la de otros candidatos que componían ese régimen.
En un régimen de alternancia republicana la victoria electoral de una minoría relativa no produce ninguna crisis política pues cuenta con la aquiescencia de las fuerzas que pierden. En cambio, cuando una mayoría electoral relativa, es decir, una primera minoría, quiere imponer un régimen político que no tiene el consenso del conjunto del espectro político, es natural que se produzcan honda fracturas y crisis políticas. Este último es el caso de Venezuela desde 1999 hasta nuestros días.
En otras palabras, una fuerza política puede ejercer el gobierno siendo minoría pero un régimen político debe contar con una amplia mayoría social .
Sostengo que el puntofijismo entre 1958 y 1988 contó con el respaldo de una amplia mayoría social que se expresaba en votaciones que rondaban el 90% del total de la población electoral activa; y que la causa de la crisis política actual radica en la imposición desde 1999 en adelante de un proyecto político que no tiene mayoría social, cuyo apoyo electoral histórico ha sido de 1/3 de la sociedad venezolana y que ni siquiera en su momento de mayor esplendor alcanzó ni siquiera la mayoría absoluta del total de electores activos , contando además con el rechazo militante y no con la aquiescencia de la otra mitad política nacional.
Por cierto, que no se diga que aquellas altas votaciones puntofijistas entre 1958 y 1988 se debían a la disposición constitucional que establecía el voto obligatorio . Primero, el entusiasmo popular a favor de la democracia era entonces evidente. Segundo, ese argumento no podría explicar las altas abstenciones de 1993 y 1998 y la baja votación chavista en 1999 cuando aún el voto seguía siendo obligatorio.
La situación actual
De esta manera, teniendo en cuenta el cálculo aproximado de votantes activos , es decir, presentes a la hora de la votación, que sería de algo así como 15.500.000 (aceptando que de los 21.500.000 votantes inscritos hayan migrado 6.000.000 de los 7.700.000 que en total, votantes y no votantes, lo habrían hecho, según cifras de la ONU ), el chavismo obtuvo el 32% que es un porcentaje semejante al 36-30% que obtuvo cuando irrumpió en la vida política electoral del país en 1998 y 1999 (con sólo 30% del electorado se sancionó la Constitución).
Como en política lo que interesa es la fuerza de fuerza, es decir, las cifras relativas, porcentuales, y no los números absolutos , puede establecerse con alguna propiedad que históricamente el chavismo representa 1/3 de la población electoral activa , cuyas victorias se han debido más a las derrotas autoinflingidas de la oposición. Es posible que el PSUV, gracias a Trump, los extremistas vernáculos y la flamante bandera de la soberanía nacional, haya recuperado cuantitativamente un poco su espacio tradicional, como suele subrayar Kico. Pero lo que cuenta políticamente hablando, es decir, cualitativamente , es que el chavismo sigue estancado en su tercio histórico. En un régimen de alternancia republicana ese tercio (que apoya al chavismo) sería una fuerza formidable. Como régimen político de partido-Estado es un apoyo precario que sólo puede sostenerse por la fuerza: abuso de poder, represión, etc.
Podemos abundar con algunos otros resultados:
• Regionales 2008: 34%
• Enmienda 2009: 38%
• Parlamentarias 2010: 30%
Sólo hubo dos momentos en que el chavismo superó esos porcentajes:
• Presidenciales 2006: 46%.
• Presidenciales 2012: 43%.
Chávez, sin duda, fue un fenómeno caudillista, populista y popular comparable a los otros tres fenómenos populares de nuestra historia que fueron: Boves, el liberalismo amarillo, y AD.
Sin embargo, como proyecto político de nación el chavismo nunca alcanzó las cotas del puntofijismo que durante 30 años, entre 1958 y 1988, osciló entre un respaldo del 90 y del 80% de la población total electoral .
Con base en este razonamiento, tenemos que la crisis política venezolana, la fractura de la sociedad venezolana, que encuentra sus raíces en la decadencia del consenso puntofijista (27F, 4F, 27N, abstención 1993, victoria de Chávez 1998), se debe en particular a la pretensión de imponer a la nación un modelo político, económico y social sin consenso, que sólo cuenta con el apoyo de 1/3 del pueblo . En un régimen con alternancia republicana, se trataría de una fuerza formidable (en el pasado hubo tres presidentes electos con apoyo semejante). Como legitimidad para imponer su proyecto, visión y pensamiento a toda la sociedad, resulta más que precaria.
Es justamente lo que estará en debate a la hora de debatir una eventual reforma de la Constitución: ¿se quiere reconsensuar al país con base a una posible fusión de los proyectos contenidos en las Constituciones de 1961 y de 1999, dando continuidad en la ruptura a la república democrática, de cara a los cambios y desafíos del presente y el futuro o se quiere insistir en el disenso , en la imposición a la fuerza, represión mediante, de un proyecto de nación y de una república de partido-Estado sin apoyo de las mayorías?
El gobierno tiene cómo intentar esta segunda opción. Tiene el poder: control de las instituciones, manejo discrecional del presupuesto, ideologización y partidización de la Fuerza Armada y de las policías, destrezas adquiridas para subsistir frente a las sanciones imperiales, pocos escrúpulos democráticos, indiferencia frente a la destrucción del país con tal de mantener la "revolución" en el poder, y, último pero no menos importante , el concurso tácito de una oposición sometida (por causa de su sector extremista) a la mayor crisis y autodestrucción. de toda nuestra historia reciente .
Si así lo hace, como parece probable, Venezuela continuará sumida en este estercolero infame en que sus pobladores (sólo eso, pobladores, cada vez menos ciudadanos ) se van habituando a lo precario, acostumbrándose a una crisis que se va volviendo crónica, parte del paisaje, alegrándose porque gracias a algún destello petrolero pasó del sótano 7 al sótano 6, y, hastiados, aburridos, desencantados, van apartándose de la política y del voto (para típica alegría de los predicadores de la nada), ocupándose de sus vidas, dándole la espalda a un país que si alguna vez fue la hacienda de Gómez, según solía decirse, hoy es el hato del PSUV.
Tiempos oscuros, amigo lector.