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Venía ocurriendo entre el 2016 y 2021 y el gran zar de la gasolina era Tareck El Aissami, en combinación con Hugbel Roa y su banda. ¡Aquello era de pánico!, y entonces desde ENSARTAOS y por todos los medios a nuestro alcance le pedíamos al presidente Maduro: "Presidente, póngale ya un precio a la gasolina para que no cueste ríos de sangre!"... "si uno es chavista lo pueden hasta matar en las colas…, se cuenta y no se cree…" a5e1i
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Se decía, que la gasolina de Venezuela era la más barata del mundo, y de hecho, costaba tan poco, que a uno le llenaban el tanque y se podía ir sin pagarla porque no valía cobrar aquella minucia, y como no se conseguía efectivo, pues al gasolinero no le iba ni le venía si la pagaban. Pero como no costaba nada, entonces no se conseguía en las estaciones de servicio, y la acaparaban los bachaqueros, y de este modo escasear terriblemente. Conseguirla se llegó a convertir en un objetivo de altísimo riesgo. Entonces se hablaba de las estaciones de servicio controladas por el Tareck El Aisssami, una de ellas era la "24 Horas" que está en la Avenida Las Américas. En cada cola uno casi dejaba la vida, en tormentos que se prolongaban por días o semanas.
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Entonces desde ENSARTAOS, le pedíamos al Presidente Maduro: "Mejor sería venderla bien cara que tener que conseguirla a costa de perder la vida. Ojala nuestro gobierno tome con urgencia algunas medidas y le ponga un precio a este formidable DESBARAJUSTE …: cada litro de GASOLINA puede tasarse en tres o cinco días con sus tétricas noches en una cola, puede tasarse en un infarto, puede tasarse en cientos de horas sin trabajar ni producir nada,… en un ACV, una embolia, en un cáncer a crédito, en un… asesinato, por lo que resulta entonces mucho más barato pagarle a un bachaquero o a un dueño de estación de servicio (que lo hacen muchos) cada litro en cuatro o cinco dólares. Hay quienes a la final han logrado cambiar un litro de gasolina por cinco litros de su sangre, regados en el pavimento… Increíble…"
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En la estación de servicio Buganvilla en Mérida se robaron varios miles de litros de gasolina y para sancionar a la estación se acabó creado otro problema más a los que allí acudían para poner gasolina, una estación de servicio menos…, ¡EN LUGAR DE EXPROPIARLA! … A la final, no pagaron por su delito.
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Nadie puede tener la menor idea, en otras ciudades, de las atrocidades que en este reglón se llegaron a cometer en Mérida: La gasolina valía oro en el occidente del país y estaba moviendo a una poderosa red financiera que manejaba millones de dólares con el referido El Aissami a la cabeza. Muchos lo comentaban, uno lo denunciaba desde ENSARTAOS, pero como éramos unos pendejos, nadie nos hacía caso. En esos años, la gasolina llegó a mover más billete que la droga, y confluían los Al-Capone, con sus armas, manejando el negocio más vil…: los dueños de la gasolinera estaban también haciendo su agosto, su septiembre, su octubre, su diciembre...
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El gobierno de Venezuela producía y buscaba gasolina con tantos riesgos, porque los malditos gringos la "confiscaban" (se la robaban) en alta mar aplicando sus sanciones pero entonces, al interior venían y aparecían las mafias, controlaban el negocio con bachaqueros colombianos y paramilitares, con algunos inescrupulosos funcionarios públicos y ciertos militares sin conciencia bolivariana que se prestaban para desguace, manejados por el clan Hugbel-Tareck.
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Entonces, a la gente, le dio por comprar bidones. Es raro el vivaracho y sinvergüenza que no guarda docenas de litros de gasolina en su casa (con el gravísimo peligro que implicaba, que algunos apartamentos y casas se incendiaron), y la gente llevaba y traía estos bidones, muerta de la risa como si fuesen un mueble o un bien cualquiera. Yo lo he visto en los edificios de mi urbanización, en las propias colas para poner gasolina, y luego negociarse en dólares. En la torre donde vivo, todo olía a gasolina … La genialidad más absurda e insólita en Mérida fue la de crear en una estación de servicio (en Los Próceres) para que en ella únicamente se atendiera a funcionarios públicos, profesionales de la salud y casos médicos especiales. Por supuesto que no me opuse para nada, en los casos de los enfermos especiales y de los médicos pero a la vez aquello era un concentración de carros de alta gama, la burguesía en pleno haciéndose pasar por casos especiales.
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Y entonces me maravillaba pensando que en gran parte, la vieja guardia de la oposición, de adecos y copeyanos, de la Universidad de Los Andes, de la Iglesia y el empresariado explotador seguían controlando, por los menos en el occidente del país, gran parte del poder en Venezuela. Lo de la gasolina estaba poniendo a arder la ciudad: Nosotros los bolivarianos nos veíamos obligados a ver los toros desde la barrera, a vivir como sometidos PENDEJOS, sobrellevando amenazas de todo tipo y poniendo las mejillas cada vez que nos agredían y nos insultaban los dementes de la derecha. Recuerdo que en la parroquia, en una cola, un enano calvo (aunque de ocultas largas trenzas), se me acercó agresivamente, y me dijo: "Te conocemos y te tenemos en la mira, y te vamos a joder, porque tú tienes culpa de esta mierda". Y lo dijo sonriendo, y agregó que yo tenía derecho a poner gasolina, que eso era para los sufrían las torturas y miserias del REEEEGIMEN… aquello era en serio, y así estábamos de jodidos los chavistas, que ni derecho a poner gasolina teníamos…
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Luego vino una etapa en que aquellas horrendas agonías tendían a hacerse normal en Mérida: el que los opositores controlasen, imponiendo sus abusos y controles en casi todas las colas para poner gasolina. Ser un chavista reconocido en estas kilométricas colas de varios días, pernoctando en calles y avenidas con noches tétricas en medio de largos apagones, resultaba un peligro para su vida.
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De modo, pues, que cada vez que tenía que hacer cola para poner gasolina en Mérida asumía riesgos tremendos, era agredido por dementes de la derecha en un territorio plagado de sicarios colombianos, guarimberos, paramilitares y desaforados bachaqueros, sobre todo cuando el negocio de la venta de gasolina abultaba las agallas de multitud de mafiosos. Algunas de estas agresiones las he relatado en otros artículos.
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Los famosos V.I.P. que pagaban en dólares la gasolina y por lo tanto tenían sitios preferenciales para colocarse en las estaciones de servicio, sin hacer cola entraban muertos de la risa con sus naves, ante la impotencia de los pendejos que tenían que calárselas, y no sólo ponían, sino que se llevaban bidones con gasolina a sus casas, repito, ante la faz de todo el mundo.
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Y a través de ENSARTAOS, alertábamos todos los días: "OJO: la escasez de gasolina en Mérida es terrible: ¡NO HAY GASOLINA, REALMENTE! Y es tan grave, que desde el año pasado no se consigue este combustible en pueblos y ciudades como Tovar o Santa Cruz, Bailadores, en los Pueblos del Sur: Canaguá, Chacantá, Mucuchachí y Mucutuy… entonces, casi todos los agricultores de estas zonas se vienen a tratar de echar en Mérida, durmiendo en sus camiones (a veces con sus esposas e hijos), en jeeps o camionetas, haciendo sus necesidades donde pueden y comiendo lo que se consigue, en colas dantescas y kilométricas".
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En este horrible negocio que se ha convirtió conseguir gasolina en Mérida, hubo quienes llegaron a ingeniarse en las colas sus propios sistemas extractivos de combustible. En ciertas urbanizaciones o sectores de la ciudad (como en la Avenida Las Américas, frente a El Rodeo) grupos de familia acaparaban y controlaban las colas manteniendo permanentemente sus vehículos en las colas, de modo que ya ni los llevaban a sus estacionamientos, sino que los mantenían siempre en alguna cola. Por tal motivo, el ciudadano en general se veía durante semanas o meses impedido de conseguir combustible para sus vehículos.
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Y téngase en cuenta, que producto del bloqueo, de las sanciones y guerras eléctricas y económica, la vida aquí en los Andes llegó a convertirse en UNA PERMANENTE COLA PARA TODO: para buscar el efectivo, para comprar la comida, para hacerse con alguna medicina, para pasar las tarjetas en los puntos, para coger un transporte, … La mezcla de los problemas intensificaba el tétrico cuadro de la vida en esta región, porque cuando usted estaba haciendo la cola para echar gasolina y se producía un apagón, entonces tenía que esperar varias horas que se reestableciera el servicio eléctrico, porque por otro lado muchas estaciones de servicio que no contaban con una planta eléctrica.
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Todo esto debió prepararnos y poner en alerta al gobierno porque en aquel estado tan crítico, se veía a dueños de tremendas naves ir y venir por ciudad, quemando gasolina como grandes señorones a los cuales nada les faltaba, y a veces (tal como se vio correr por las redes, con una denuncia en la ciudad de El Vigía), no se le permitía echar gasolina ni a los carros de los bomberos ni a las ambulancias. Y lo más impresionante de todo esto fue, que en cogiendo preso a Tareck El Aissami y a su banda, todo aquel horror se acabó. Hoy nadie en Mérida recuerda aquellos infiernos que vivimos, no hay cola en ninguna estación de servicio, no hay aquella loca inflación, ni bachaqueros, ni guarimbas ni paramilitares colombianos enconchados en las guaridas más horribles de la ultra-derecha…