Bajo la sombra del fraude y la represión 6q335h

Elecciones parlamentarias y regionales: una posición desde los intereses del pueblo trabajador 702x20

El próximo domingo, 25 de mayo, serán las elecciones legislativas y regionales, las primeras después de las presidenciales del 28J. El esquema de participación es más restrictivo aún, más proscriptivo, que para el 28J, y el carácter represivo del Estado lo es también mayor. Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) planteamos que hay que darle la espalda a este proceso, y lo hacemos desde una acera muy distinta y enfrentada también a las posiciones de la oposición trumpista de María Corina Machado, tal como explicamos en el texto a seguir. 2f6s27

Como todo el mundo sabe, el Gobierno proclamó la reelección de Maduro sin demostrar tal resultado, esa decisión se impuso a fuerza de una escalada represiva brutal, con más de veinte muertos y más de dos mil encarcelados en ese momento, contra las protestas sobre todo de sectores populares el 29 y 30 de julio que rechazaban el anuncio fraudulento. Se impuso ese resultado dando un salto adelante en los mecanismos de vigilancia policíaca masiva y de infundir miedo en la población.

En enero, durante la toma de posesión, Maduro ya había anunciado la realización de dichas elecciones, donde prácticamente dio la orden al Consejo Nacional Electoral (CNE) para que las convocara. Tal cual ordenanza, el CNE rápidamente las llamó para el 27 de abril, pero luego, su presidente, Elvis Amoroso, anunció que se realizarían el 25 de mayo, seguramente negociando para que otros partidos de oposición se presentaran. Una gran antelación como nunca se había visto, para unas elecciones que deberían realizarse en los últimos meses del año, debiendo asumir sus mandatos en la primera semana de enero del 2026.

Siendo unas elecciones convocadas bajo la sombra del fraude, las condiciones siguen esa lógica: no solo se mantienen las restricciones que ya existían para el 28J –recordemos que ningún candidato u organización ubicado a la izquierda del Gobierno de Maduro tuvo opción de postularse, pues quienes lo intentaron fueron proscritos, por lo cual solo competían el PSUV y sus aliados, y partidos de oposición patronal, tanto los llamados "colaboracionistas" subordinados al gobierno, como el sector proimperialista de María Corina y Edmundo –, sino que se niega la participación a todo aquel que no haya reconocido el "resultado" proclamado del 28J. El propio Amoroso, también por orden presidencial, declaró que todos los partidos y candidatos que participen en las elecciones previstas para este año deberán suscribir un documento en el que se comprometen a respetar y acatar los "resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral como poder constitucional de la República".

Tal como la última elección presidencial, el gobierno y el PSUV ya declararon su "triunfo". El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, aseguró ya desde fines de enero que el "chavismo triunfará" en las elecciones legislativas y regionales. Y por supuesto, que el PSUV y todos los que componen el Gran Polo Patriótico "reconocerán todos los resultados".

Una vez más se va a unas elecciones con gran despliegue de los cuerpos represivos en las calles y con la represión en curso donde cada vez más se refuerza el carácter autoritario bajo la imposición de su gobierno de facto. Por estos días, funcionarios de los órganos represivos realizan cacheos a la población en zonas claves de la ciudad, incluso bajándoles de sus vehículos, como mecanismo intimidatorio. Tras su imposición fraudulenta y el asentamiento de su régimen dictatorial estas convocatorias electorales no se tratan más que un intento de lavado de cara, difícil de sostener, y de legitimar el fraude electoral.

Para sumar restricciones, el Consejo Nacional Electoral decidió hace días eliminar el mecanismo de los códigos QR en las boletas de resultados por centro mesa y centro electoral, un mecanismo que fue fundamental post 28J para que testigos de mesa y votantes comprobaran la veracidad o no de los resultados de sus centros de votación.

Todas estas son condiciones que hacen de esta una elección totalmente antidemocrática, no solo por las condiciones totalmente a gusto y placer del Gobierno, donde de antemano tiene asegurado el resultado a favor, sino porque, la lección reciente es que quien intente levantarse contra un fraude será aplastado con la más dura represión.

Represión para mantener las condiciones de explotación y pobreza

El esquema represivo del gobierno de Maduro está en el marco de los duros ataques que lleva años imponiendo sobre los trabajadores y el pueblo pobre, garantizándole a los patronos condiciones de super explotación de la fuerza de trabajo y una cada vez más brutal desigualdad social, que mantiene a grandes sectores de la población en pobreza y pobreza externa, mientras campean los negocios y vida de lujos de una minoría. Brutales medidas económicas capitalistas donde los viejos y nuevos ricos, los grandes empresarios y transnacionales son beneficiados aumentando extraordinariamente sus ganancias. Es todo un plan de ajuste capitalista que ha estado en curso, en concordancia plena con el capital privado. Y continuar con todo este plan, solo se puede hacer con mano dura y con los mecanismos más perversamente antidemocráticos, como los fraudes, para mantenerse en el poder.

Sin embargo, el gobierno no está solo en atacar las condiciones de vida del pueblo, pues las sanciones imperialistas a las que está sometido el país, y que han profundizado las penurias del pueblo, tienen, como sabemos, el aval y apoyo total del derechaje que representan María Corina Machado, Leopoldo López, Ledezma, etc. Por eso, aunque Maduro es el que está en el gobierno, ese otro sector también es responsable de la tragedia social que vivimos como clase trabajadora, llegando a justificarlo con afirmaciones deplorables, como las de Julio Borges, de que el pueblo venezolano estaría de acuerdo con la profundización de las sanciones y soportar los niveles de sacrifico que esto implica.

La agresión económica imperialista como elemento condicionante de la disputa política

Por otra parte, el régimen de sanciones económicas -impuestas por los adversarios imperialistas del gobierno, que no por ser sus adversarios son amigos del pueblo venezolano ni mucho menos– no solo afecta duramente las condiciones de vida de la población venezolana, sino que se convierte también en un mecanismo de interferencia en la disputa política nacional, y esa disputa incluye las elecciones, por supuesto. Tener a un país bajo un esquema de agresión económica, con confiscación de recursos y bienes nacionales en el extranjero, embargo petrolero -que incluye imponer altos aranceles a cualquier nación que comercie esos productos con Venezuela-, etc., es obviamente una manera de condicionar la vida política de un país. Se trata de una manera en la que una potencia imperialista actúa en la diatriba interna del país en contra de unos actores y en favor de otros. No puede dejar de mencionarse eso como parte de los factores que violentan los derechos democráticos del pueblo venezolano, en este caso, no por obra de la casta gobernante de turno, sino de la principal potencia imperialista actual.

Por esa razón, y por todo lo que representa, nos diferenciamos también claramente, y rechazamos, las posiciones del sector de la oposición trumpista, María Corina Machado y Edmundo, que llaman a la abstención en estas elecciones, pero que no solo son parte de ese mecanismo de condicionamiento imperialista que funciona en el país desde hace ya bastantes años, aupando y avalando el reforzamiento de sanciones a la economía del país, sino que además se arrastran plenamente a la ofensiva racista y antinmigrantes de Trump, a la criminalización de las familias trabajadoras venezolanas que han migrado a Estados Unidos. María Corina y su partido son también corresponsables de las penurias del pueblo trabajador venezolano.

En estas elecciones llamamos a la abstención

Entre el 15% y el 20%, de acuerdo a diversas encuestas se calcula el nivel de disposición a participar en las elecciones del 25 de mayo. Sobre tales proyecciones se considera que los que puedan votar por el chavismo en el gobierno, no llegarían ni al 10% de los votos, con suerte. Semejante situación sería para los otros partidos. Una debacle.

Se trataría de la más alta abstención en las últimas décadas que recuerdan a los ausentismos de la época de los últimos años del puntofijismo, con gran descrédito y ninguna confianza en todo el esquema electoral. La situación pareciera repetirse tras el fraude del 28 de julio. Obviamente, desde el CNE ya se da por descontado que anunciará, sea cual fuere la situación, alta participación. Además de que el gobierno utilizará todo el aparato del gobierno, desde el uso descarado de los recursos del Estado, y todos los medios, oficiales como afines, sumándole más saña a lo antidemocrático.

En estas elecciones el bloque de los partidos que componen la llamada Plataforma de Unidad Democrática (PUD) y que llevaron como candidato a Edmundo González, que patrocinaba María Corina Machado, va dividida. Un importante sector ha decidido participar el 25 de mayo, como Capriles -a quien el gobierno le levantó la inhabilitación- y Manuel Rosales, entre otros, que no acatan las directivas emanadas de María Corina Machado de no participar. Pero la derechista María Corina tiene esta posición desde la acera enemiga del pueblo trabajador, desde la acera también antidemocrática que busca, como aliada del imperialismo y clamando por mayor intervencionismo, que se imponga un gobierno por vía de la fuerza de la injerencia, que sea a su favor, disciplinado a Estados Unidos y en sintonía con los Bukele y Milei del continente.

Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), que impulsa La Izquierda Diario, consideramos, ante la situación que impera, sostener el llamado a la abstención en las presentes elecciones, levantando las banderas del pueblo trabajador, por los plenos derechos democráticos, contra la represión y desde el antiimperialismo. Lo hacemos tal como lo hicimos con otros agrupamientos políticos de izquierda durante las pasadas elecciones del 28 de julio, aquellos con quienes hicimos la pasada campaña "La clase trabajadora no tiene candidato".

A los mismos, y a otros factores políticos, estando en discusiones para una declaración unitaria, les plateamos la necesidad de que, además de toda la denuncia a lo antidemocrático y fraudulento de las elecciones, además de la denuncia de todo lo que significa Maduro con sus ataques al pueblo trabajador, tuviera también la delimitación política con fracciones burguesas como la de María Corina Machado por toda su política, y la denuncia del condicionamiento de la vida política nacional que implican las sanciones económicas imperialistas. Desgraciadamente la respuesta fue negativa, básicamente para mantener la unidad con otros firmantes que venían de participar activamente del lado de Vente Venezuela, en la campaña presidencial junto con María Corina Machado, y que no estaban de acuerdo con delimitarse de ese sector proimperialista en la declaración. Lamentable. Por eso como LTS no adherimos a esa declaración.

Desde la LTS continuamos considerando la necesidad de la unidad de la izquierda anticapitalista, de los sectores que luchan de los trabajadores y los sectores populares para ir construyendo una fuerza política que se plante desde una perspectiva independiente. Una tarea que en la situación adversa que atravesamos como clase, podrá ser a contracorriente, pero es la única vía para poder reorganizar las fuerzas, luchando en una perspectiva anticapitalista. Es por eso que venimos impulsando la unidad de acción ante los ataques que sufrimos como clase, tanto del gobierno como de los sectores patronales, por nuestros salarios, por nuestros derechos laborales, por la libertad de los trabajadores presos por protestar, por razones políticas o por el simple hecho de hacer una denuncia, por nuestras plenas libertades democráticas.

Levantando una política propia ante la cuestión democrática y ante los problemas sociales y nacionales, que exprese independencia política de la clase trabajadora y del pueblo pobre, que plantee un programa desde los intereses de las y los trabajadores, un programa obrero y popular. Evitar que nuestra clase solo tenga como alternativas políticas aquellas que expresan los intereses de clase de quienes nos pisotean, de los grandes capitales de cualquier origen geográfico y de los ricos de este país, sean los nuevos o los de vieja data. Lo hacemos desde la perspectiva de luchar por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.



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