íNDICE 6r493u
Pequeño introito5 Las matas deben ser como tus hijos6 La mata de mango está triste7 "Ustedes tienen la culpa de la sequía"8 Las guacharacas están en peligro9 La maldad de los hombres no tiene límites 10
¿Por qué los hombres castigan a los perros? 11 Las plantas también lloran 12 Otro milagro de la Virgen del Valle 13 "Los perros nacimos para ser fieles" 14 "El látigo de la sequía nos sigue castigando" 15 La flor es una poesía que se abre cada mañana 16 Recordando a los conucos de otrora 17 El pájaro del agua no canta en Tacarigua 18 El sol margariteño es una metralla 19 "La lluvia es un payaso que hace sonreír a las plantas" 20 El concierto alborotado de las guacharacas 21 La navidad era un verso de parranda 22 La navidad es una flor de sueños 23 Los pájaros en concierto reciben al año
nuevo 24 La mata de mango habló con la lluvia 25 Cuando las hojas son pintadas
Por los chubascos 26 Para graduarse hay que plantar árboles 27 Los hombres ven solo cuando los animales los dañan 28 Un perro habla por sus hermanos 29 La fidelidad entre los otros seres debemos imitarla 30 Los árboles también tienen amigos 31 La sequía también producía diáspora 32 La mata de mango, el perro y el coronavirus 33 La pandemia alborota a los pájaros 34 Vendrán tiempos y hombres nuevos 35 Las chulingatas le cantan al futuro 36 Los hombres no queremos aprender del presente 37 Los animales son más gente 38 La pandemia se está llevando a los amigos 39 El perro y la mata de mango conversan 40 La sequía es un disparo al corazón de la planta 41 Las guacharacas andan desesperadas por el hambre 42 La lluvia le asomó una sonrisa a las plantas 43 Aquellos recuerdos en esta pandemia 44 La plaza también nos pinta recuerdos 45 Por esas calles viajan nuestros recuerdos 46 El ejército de la sequía no se rinde 47 Cuando la tormenta es esperanza 48 El mundo como si no va a cambiar 49
Agosto se disfrazó de diciembre 50 ¿Por qué se enrollan tanto los hombres? 51 La canción hermosa y bendita del cielo 52 ¿Qué significa la Virgen del Valle? 53 ¿Por qué no tenemos la paciencia de los gatos? 54 MINIBIOGRAFÍA 55
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Pequeño introito
Los textos que contienen este pequeño libro son crónicas que el autor los ha calificados como crónicas fabuladas con el fin de que los seres vivos que habitan en este planeta, puedan interactuar y así de una u otra forma lanzar su voz al mundo.
En este caso el ser humano está representado por un periodista que como tal pretende servir de vocero de los otros seres vivos, como lo son: el ser animal y el ser vegetal, representados en estas crónicas por un perro y una mata de mango, respectivamente.
Esta clase de artículos se han venido publicando desde la mitad del año 2019 en la página digital: aporrea.sergipeconectado.com y en la edición digital de El Sol de Margarita (www.elsoldemargarita.com.ve), donde han tenido bastante acogida por lo innovador de los textos.
Sin más explicaciones al respecto, mejor los dejo para que disfruten las mencionadas crónicas y las comenten por cualquier medio que tengan a la mano. Jome Margo
CITA: "Recoge tu obra en un libro, Emigdio Malaver, no se conforme con el aplauso espontáneo por un artículo periodístico". Maestro Jesús Manuel Subero.
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Las matas deben ser como tus hijos
Juancho Marcano, un periodista jubilado, amante del campo y la naturaleza, llegó a su pequeño conuco, acompañado con su fiel peludo Pipo, capaz de entenderlo y de conversar sobre ciertos asuntos con él.
El periodista, entendió que el verdadero periodismo y poesía está en el campo, y por eso al lado de su casa, en una pequeña parcela de su propiedad, en sus ratos libres, había plantado árboles frutales, que ya estaban adultos y cuando el beso de la lluvia les acariciaba las mejillas de sus hojas, producían ciertos frutos que satisfacían tanto a su pequeña familia como a él.
Ahora que estaba alejado del "lead, cuerpo y cola" de las informaciones, le parecía más interesante el reportaje y/o la crónica de un sembradío de ají margariteño. Por eso ese día llegó, observó a sus plantas del famoso fruto y se dispuso a sembrar otras, aprovechando las caricias de unas garúas, que se posaron en el suelo.
Una vez que terminó tan irable y laboriosa tarea, en aquella tarde, cuando el sol, había dejado su rastro en las hojas de las plantas, se dirigió hacia la mata de mango, donde había un tronco, y ahí tomó asiento, junto a su can, que le acompañaba a cada paso.
La mata de mango al verlo, y viendo lo que hizo, le dijo: "A mí, amigo, me gusta que usted siembre, pues tiene el sentido común de cuidar las plantas y es capaz de buscar el agua a donde sea para alimentarlas".
- Eso es así, compañero, pues para mí, es un crimen y un pecado mortal, que alguien siembre un árbol y lo deje ahí, a que el sol lo torture con su látigo inclemente, sin que dicha planta pueda moverse a tomar agua y coger sombra. - Eso es correcto, Juancho, pues las matas deben ser como tus hijos, de ahí es que tienes que hacer el esfuerzo y el sacrificio de cuidarlas.
Juancho Marcano, asintió con la cabeza la afirmación del árbol, se despidió, e invitó a su leal canino a marcharse a su casa, quien le dijo: "La mata de Mango tiene mucha razón, Juancho". "Así es, Pipo, y ojalá que todo el que siembre, tenga ese pensamiento", respondió el reportero.
22/08/2019
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La mata de mango está triste
La mañana les había brindado a las sedientas hojas de las plantas, unas gotas refrescantes de garúas, sin embargo la mata de mango, amiga del periodista Juancho Marcano, no parecía tan alegre por el regalo matutino. El periodista había llegado a su pequeño conuco en horas de la tarde para contemplar cómo habían recibido aquella ofrenda sus matas de ají margariteño,
pero cuando estuvo parado bajo la mata de mango, ésta sin esperar el saludo, se Manifestó rápidamente:
- Sucede, amigo Juancho, que a pesar del cariño que uno pudo sentir de las caricias de la llovizna de esta mañana, que de paso no están mal, a pesar de ser muy pocas, después de este largo estío, que nos devora, uno tiene motivos para sentirse triste.
El reportero, sin salir de su asombro y hasta su mismo perro Pipo, que siempre lo acompaña a su conuco, se extrañó, por eso Juancho Marcano, rápidamente preguntó:
- ¿Cuál es el motivo de tu tristeza?
La mata de mango también se asombró ante la pregunta del periodista y señaló: "Por una noticia que ya tú debes saber como periodista, como lo es el voraz incendio que arrasa plantas y animales en la Amazonía y en la cual el único culpable es el hombre, quien no ha entendido que con su actuación no sólo destruirá el medio ambiente, sino también al final se va a desaparecer él, porque sin flora, ni fauna, no podrá haber ninguna vida en la tierra". El periodista oyó sorprendido a su amiga y cuando miró a su perro Pipo, éste le señaló: "Es verdad, Juancho, en estos momentos, tenemos que estar triste tanto árboles como animales, pues así como pasó allá en las selvas amazónicas, puede pasar aquí y por eso hoy es para guardar luto y rogar que se calme el fuego y que se tome conciencia al respecto para que no vuelva a suceder". Juancho Marcano, más bien sintiendo pena, como hombre, les dio la razón a sus amigos, seres vivos como él, y luego de ver sus matas de ají, se marchó a su casa sumido en sus pensamientos.
28/08/2019
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"Ustedes tienen la culpa de la sequía"
El pintor de la sequía ha lanzado sus pinceladas en el lienzo de los árboles de los cerros y ha dejado ahí sus pinturas mustias que entristecen al paisaje.
El periodista Juancho Marcano había llegado a su pequeño conuco acompañado, como siempre, de su fiel perro Pipo, que estaba junto a él, quien sentado debajo de su amiga la mata de mango, observaba el panorama afligido que lo rodeaba.
Mientras tanto pájaros sedientos revoloteaban sobre un envase con agua que el reportero, llenaba para que calmaran la sed las aves, que también sufrían los embates de la falta de lluvia en la Tacarigua de Margarita. Las matas de ají margariteño que el periodista la regaba con el poco de agua que podía conseguir para tal fin, pues en el pueblo también el servicio de agua a domicilio era bastante ineficiente, mostraban sus hojas castigadas por el inclemente sol que con su látigo ardiente las azotaba todo el día sin piedad ni compasión.
El perro Pipo viendo a Juancho preocupado al observar aquel cuadro pintado por la canícula le manifestó:
- Tranquilo amigo, que usted no tiene la culpa de que la lluvia se tarde en tocar la Puerta de este pueblo.
- La mata de mango, que los acobijaba con su sombra y escuchó al can, rápidamente señaló: "No sé qué me vas a decir Juancho, pero soy sincera y te digo que ustedes tiene la culpa de la sequía, pues ha sido el hombre con su poder destructor que ha talado y asesinado bosques y han contribuido con la desaparición de muchos ríos. En otras palabras, no han tenido ninguna compasión con el medio ambiente que lo rodea y le han hecho daños irreparables, que por una u otra forma, han conllevado a que las lluvias desparezcan". El periodista ante tal señalamiento guardó silencio y después dijo: "Es verdad, amiga, tiene toda la razón y de paso la gente consciente, que la hay, también sabe de eso y lucha por si algún día esos hombres se den cuenta de su error".
Juancho Marcano, una vez que dijo esto, le hizo señas a su perro y ambos empezaron a recorrer el pequeño conuco.
04/09/2019
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Las guacharacas están en peligro
El periodista Juancho Marcano, observaba como una guacharaca se deleitaba con una pequeña fruta de pomalaca, la cual no había crecido por la sequía que había sido inclemente con su madre, o se con la respectiva mata. Estaba buscando el azadón que guardaba debajo de su amiga la mata de mango, cuando empezó a ver a dicha ave saciando su hambre con las arruinadas frutas de su pequeño conuco. Observando este espectáculo, le dijo a su perro Pipo:
- Las guacharacas, cuando yo era muchacho, Pipo, eran muy difíciles de ver por aquí cerca, pues se la pasaban en lo alto de los cerros, donde nuestros antepasados tenían sus frondosos y productivos conucos, en los cuales los árboles frutales predominaban.
Antes estos pájaros eran muy apetecidos por los cazadores y eran bastante ariscos al estar cerca de los hombres, pues sabían el peligro que corrían. Pero más tarde, el hombre, con los nuevos tiempos, fue cambiando su forma de actuar y las guacharacas se han vuelto más cercanas a los poblados y son más mansas, tal vez porque el hombre ahora no se mete mucho con ellas.
El perro Pipo, que escuchaba, atentamente, a Juancho Marcano, manifestó: "Es verdad, ahora están prácticamente en los corrales de las casas, cuando aquí en la Tacarigua de Margarita, era muy difíciles verlas. Por eso no es extraño que te despierten de madrugada con su alborotado canto".
La mata de mango que escuchaba respetuosamente la conversación entre el periodista y el can, también quiso opinar y comentó:
- Perdonen que me meta en su conversa, pero les quiero advertir, que últimamente las guacharacas están en peligro, porque ciertos hombres, no sé por qué las están volviendo a cazar.
Juancho Marcano, quiso explicarle a su amiga, que tal vez era por la situación actual, pero para no entrar en detalle, respondió que no sabía y se dedicó a regar sus matas de ají margariteño, un poquito de agua para cada una, para que sobrevivan hasta que aparezca la magia de la lluvia que las hace reverdecer y florecer.
12/09/2019
10
La maldad de los hombres no tiene límites
El pequeño conuco del periodista Juancho Marcano, lucía triste, pues el látigo de la sequía lo seguía azotando, sin piedad, y las hojas de las pequeñas plantas ante el inclemente sol, al parecer se recogen entre sí para protegerse de tan ardiente canícula.
Mientras tanto el perro Pipo, en vista de que el astro Rey, lanzaba sus rayos candentes, buscó cobijo en la sombra de la mata de mango, mientras que el reportero recorría el conuco y miraba con dolor como sus matas de ají margariteño y berenjenas, estaban a punto de sucumbir ante el implacable estío que desde hacía tres años había caído en la Tacarigua de Margarita, como la propia maldición.
Ante este cuadro pintado por los colores mustios de la sequedad, la mata de mango, le manifestó a Pipo: "Sucede, amigo, que, aunque Juancho es diferente, la maldad de los hombres no tiene límites a la hora de actuar sobre la naturaleza. Por eso le pasan las cosas y no acaba de entender que debe cuidar más el medio ambiente, que al fin y al cabo es el que le da vida".
Pipo, escuchó callado y antes de hablar, comprobó primero que Juancho Marcano no estuviera cerca para que no oyera sus palabras, porque de repente le podían caer mal. Por eso exclamó: "A veces el hombre no tiene piedad con los animales ni mucho menos con las plantas. Es cruel y despiadado. No le importa exterminar a nuestros hermanos y asesinar a varios árboles a la vez, sin importarle el tiempo y el sacrificio que le costó a dichos árboles llegar a cierto tamaño. Es terrible, amiga, es terrible".
"Así es, Pipo, pero aunque Juancho quiera a veces defender a ciertos hombres, no podemos ocultar su maldad y toda la tragedia que vivimos por culpa de ellos", dijo la mata de mango, convencida de sus palabras.
La cercanía del periodista que venía cabizbajo, cortó la conversación de la mata de mango y el perro, y a éste Juancho Marcano, le hizo una seña y el canino entendió que ya era hora de regresar a casa.
18/09/2019
11
¿Por qué los hombres castigan a los perros? Las caricias de la lluvia debido a la onda tropical que pasó cerca de Margarita, pintó una sonrisa verde tierno en las hojas de las plantas que tiene en su pequeño conuco el periodista Juancho Marcano, quien llegó a su plantación y observó la alegría de las plantas.
Unas matas de berenjenas que estaban recién sembradas, recibieron el beso del chubasco, contentas y parecían que jugaban y se divertían como niños en una piñata.
Mientras tanto las plantas de ají margariteño, que han sobrevivido a la sequía, gracias a un pequeño riego que le hace el periodista cada vez que puede, se mostraban jubilosas y se les veía que, con ese regadío natural, si iban a crecer y producir.
El perro Pipo, que se había quedado rezagado conversando con unos amigos, encontró a Juancho Marcano, embelesado observando sus árboles frutales y arbustos de su pequeño conuco, y fue ahí que le manifestó:
- Juancho aún no puedo entender por qué los hombres castigan a los perros, cuando éstos son inocentes y son incapaces de atacar a nadie a menos que busquen defenderse ante la agresión o para cuidar al dueño y a sus bienes. El periodista que había dejado de ver a su plantación para oír al perro y verlo a los ojos, como debe ser, antes de contestarle, guardó silencio y hasta pensó en los maltratos que ciertos hombres les profieren a los animales, y después dijo: - Sucede, amigo Pipo, que no es fácil explicar semejante comportamiento y si te digo que sé por qué lo hacen, te miento, pero lo que sí es verdad y deben tener en cuenta las autoridades, es que este despreciable proceder de determinados hombres debe ser castigado con toda la fuerza que pueda tener una ley. - Ojalá que así fuera Juancho, porque no hay motivo ni razón, dijo el can. El periodista acarició al perro y se dedicó a su acostumbrada faena agrícola y a seguir disfrutando de la alegría que le había producido la lluvia a su conuco. 26/09/2019
12
Las plantas también lloran
Juancho Marcano llegó a su pequeño conuco y como vio que los envases donde coloca agua para los pájaros, estaban vacíos, vino y los llenó del ansiado líquido y rápidamente unas angoletas (torditos, en otros lugares) llegaron y observó la alegría de dichas aves al tomar agua limpia y de paso aprovecharon para tomarse un baño, con dicha agua fresca que les mojaba la oscuridad de su plumaje.
Mientras tanto varios periquitos que, de un tiempo a esta parte, han frecuentado los conucos de la Tacarigua de Margarita, formaban un alboroto porque descubrieron dentro del follaje una pomalaca madura y aquello en tan improductivo paisaje por la sequía, era un tesoro que alegraba a cualquier ave amante de las frutas.
El periodista que disfrutaba de la contentura y de los cantos de los pájaros, caminó hacia la mata de parchita y recogió varios frutos del suelo y después agarró unas berenjenas, y luego observó más allá de su conuco, que habían talado un árbol y reflexionó en voz alta: ¿Por qué hay que cortar los árboles a veces?
Como estaba cerca de la mata de mango, ésta al escuchar a Juancho, le manifestó:
- Tú dirás, amigo Juancho, que yo la tengo agarrada con los hombres, pero es que ustedes no entienden que la naturaleza o el medio ambiente tienen que respetarlo para poder vivir armoniosamente.
Fíjate tú, te voy a recomendar que si no es estrictamente necesario, no cortes los árboles y menos trozarle las ramas por deporte, pues ellos también lloran, pues tú has visto que al cortar sus cepas, algunos sueltan una especie de líquido, que son sus lágrimas que también tienen como ustedes .
El periodista, sensible y respetuoso de la naturaleza, oyó a su amiga y le dijo: "Tienes toda la razón, pero qué podemos hacer, aunque se hacen esfuerzos para que ciertos hombres entiendan que hay que cuidar el medio ambiente, y no lo hacen.
Juancho Marcano, se despidió de su amiga y con su perro Pipo siguió recorriendo el conuco.
02/10/2019
13
Otro milagro de la Virgen del Valle
El periodista Juancho Marcano, recordando un poco su profesión, se llegó a la misa que, en la mañana, en Santa Ana, se ofreció a la Virgen del Valle, como despedida de su peregrinación y así siguiera su camino para otros pueblos de la isla que la esperaban con el entusiasmo del fervor a la Patrona de Oriente.
El reportero que el día anterior había escuchado una décima de un galeronista en la ofrenda musical que se le brindó a la Virgen, en su pueblo de la Tacarigua de Margarita, que en sus últimos versos decía: "Bríndanos tu bendición/ a través de un aguacero/". Y fue en el momento de salir en su caravana la Reina de los Mares, cuando desde el cielo celeste y bendito, se desparramó las bendiciones a través de un chubasco refrescante y que vendría a poner final un a un estío que con su látigo hacía sufrir al reino vegetal.
Este aguacero deseado y pedido por muchos feligreses, no impidió que los devotos acompañaran a la Virgencita del Valle, a partir con alegría hacia a El Valle de Pedro González, donde una gran cantidad de personas la esperaban desde la misma madrigada.
Este hecho sucedió en santa Ana, a las 7 y unos minutos de la mañana un 8 de octubre del año 2019, lo cual hizo recordar al periodista Juancho Marcano, aquel otro milagro que había leído en sus ratos libres en los libros de historia, y el cual aconteció allá por el año de 1608, cuando sus fieles devotos, en vista de la sequía que azotaba a Margarita, que se prolongó por varios años, la sacaron en procesión hasta el valle de Santa Lucía (La Asunción) y fue ahí que "el cielo se oscureció y un fuerte aguacero, como nunca antes, colmó los áridos campos que volvieron a la vida…"
"Ese fue uno de los primeros milagros que registra la historia de la Virgen del Valle", señaló el periodista Juancho Marcano, quien le dio gracias a la Virgen y se vino contento y esperanzado que continúen las lluvias para que los agricultores de su pueblo vuelvan a sus conucos y él mismo pueda cosechar en su pequeño terreno, para alegría de sus amigos: el perro Pipo y la mata de mango, que bastante frutos le ha proporcionado tanto a él como a su pequeña familia, "Amén", dijo con toda su fuerza.
11/10/2019
14
"Los perros nacimos para ser fieles"
Los potocos (palomas maraqueras) alegraban el pequeño conuco con sus "puiputú", mientras que tres guacharacas, sin temor alguno, jugaban tranquilamente entre las ramas de una mata de pomarrosa, y más allá varios periquitos realizaban un concierto con su trinar agudo, que hacían que todo fuera un canto en honor a la naturaleza.
El periodista Juancho Marcano, había llegado temprano a su conuco y disfrutaba no sólo del trino de las aves, sino también de la sonrisa verde tierno que había plasmado la pasada lluvia en las hojas de los árboles que, a pesar de que ya habían pasado varios días de aquella regadera natural, aún mostraban su alegría.
El perro Pipo, que acompañaba al reportero, venía de recorrer el terreno para comprobar que no había nada raro pisando aquella propiedad, y una vez que llegó al lado de Juancho Marcano, entabló conversación con él.
- Sucede Juancho que no me explico el comportamiento de los humanos, cada día me convenzo más de que es una raza que nació no sólo para destruir a los demás seres vivos, sino también aniquilarse él.
El periodista observando fijamente a la mata de mango, reflexionó y después mirándole los ojos a Pipo, le comento:
- En verdad Pipo, no entiendo a qué vienen esos comentarios, tan temprano y de paso sin haber visto nada extraño en tu habitual recorrido por el conuco. - En realidad Juancho voy a decirte, y tú lo sabes, que los perros nacimos para ser fieles, pero nosotros, calladamente, observamos que entre muchos hombres no hay fidelidad, ni lealtad y por eso buscan, muchas veces, traicionar a los demás y así conseguir fines personales, sin importarle los sentimientos sinceros de los amigos.
Juancho Marcano abrazó el perro, lo acarició y le dijo: "Tienes mucha razón, Pipo, pero mejor no caemos en esas profundidades, es más divertido que nos dediquemos a regar las matas de berenjenas, que ya están pidiendo que la refresquen".
Pipo asintió con su cabeza y hombre y perro se dirigieron a realizar el respectivo riego.
15/10/2019
15
"El látigo de la sequía nos sigue castigando" El canto de una chulinga (paraulata) entre las ramas de la mata de jovito silvestre, envió al periodista Juancho Marcano a los caminos de su niñez y ahí recordó a su abuela Leticia que cuando oía cantar a dicha ave, decía: "O nos vienen a visitar o va a llegar una carta". Y así era. Ese internet o washat del trino de ese pájaro no fallaba.
Mientras tanto las pinceladas dejadas en las hojas de los árboles por las mariposas amarillas de la sequía, se hacían notar enormemente en el pequeño conuco. "¿Por qué será que no llueve más a menudo en Margarita y sobre todo en Tacarigua"? Se preguntó el periodista, quien trataba de regar las matas de ají y de berenjenas con un poco de agua que tenía almacenada en un tanque azul.
El perro Pipo quien hacía su recorrido habitual por el conuco, observaba como tranquilamente unas guacharacas se comían unas guayabas que habían caído al suelo por su grado de madurez, o sean habían goteados, como suelen decir los conuqueros.
Evaristo, un amigo de Juancho Marcano, quien tiene un conuco vecino, saludó a Juancho y luego le dijo: "En verdad, compay, el látigo de la sequía nos sigue castigando, habrá que sacar otra vez a la Virgen del Valle en peregrinación para que vuelva a llover".
"Razón, tienes, amigo Evaristo, y si te pones a pensar, el por qué los hijos de Tacarigua, en otrora, abandonaban los conucos para irse a tierra firme, aquí está la razón, pues con estas sequías, quién puede producir y a quién le dan ganas de sembrar", dijo el periodista.
Sin embargo, la mata de mango, amiga del periodista, tal vez por tener raíces profundas, luce una floración enorme que promete salvar los sacrificios del agricultor y hasta saciar el apetito de muchas personas.
Juancho Marcano, llamó a su perro Pipo para marcharse a su casa, y luego observó al cielo y con mucha fe y devoción exclamó: "Virgen del Valle, milagrosa, vuelve a meter tu mano divina y aparta esta sequía castigadora, con la refrescante bendición de un aguacero".
23/10/2019
16
La flor es una poesía que se abre cada mañana Las caricias de una llovizna mañanera dejaron besos húmedos en las mustias hojas de los árboles y arbustos que rodean o están cerca de la casa del periodista Juancho Marcano, quien junto a su perro Pipo, observaba las sonrisas agradecidas de las plantas, mientras que las montañas aledañas mostraban su cabellera blancas peinadas por la neblina.
Pipo observaba intranquilo al reportero, quien limpiaba con una tijera de jardinería los helechos y por tanto el perro, al verlo tan entretenido, en su labor, preguntó: - Juancho y ¿Hoy no vas a ir para el conuco? A pesar de que el chubasco llegó y le entonó la canción de la alegría a las plantas.
El periodista, escuchando aquella frase del Pipo, dejó en seco su trabajo, observó al perro y le dijo: Si supieras que nunca había oído a un perro poeta. ¿De dónde sacaste esa expresión "la canción de la alegría?
- Carajo, Juancho, eso me la copié de tí mismo, que creo que la has repetido, varias veces cada vez que por esta Tacarigua de Margarita, aparecen las bondades de una llovizna.
- Ah ok, si es verdad, yo la repito porque no soy nada creativo y si se me ocurre una frase, me parece original y a repetirla, para que nadie me la quite. Pero volviendo a tu pregunta, te digo que hoy no vamos al conuco, y si lo hacemos será más tarde, pues viéndolo bien, hoy nos toca mantenimiento al jardín, para tener flores, pues éstas nos brindan fragancias y belleza en cada aurora.
El periodista calló por los momentos, para observar una "torcuchita" (Colibrí o Chupaflor), que revoloteando sus alas en segundos, le extraía el néctar a las Ixoras, que siempre están florecidas.
Mientras tanto el perro Pipo, tomó asiento y observando fijamente a Juancho, le dijo: "Es verdad, hay que cuidar mucho el jardín, porque nos ofrece flores y la flor es una poesía que se abre cada mañana. Y esta frase si es mía Juancho". El periodista, soltó la risa con las ocurrencias de su perro, lo felicitó y siguió con su encomiable tarea de jardinería.
29/10/2019
17
Recordando a los conucos de otrora
El poema fucsia de la flor de la Pomalaca, era un estrella reluciente en el cielo de las hojas verdes del árbol, mientras que los tucusitos (torcuchitas) se embriagaban con su néctar y más allá las guacharacas tenían un concierto con sus notas alborotadas.
Juancho Marcano, periodista jubilado, dedicado a trabajos personales, atender a su familia, leer y atender un pequeño conuco, había llegado a éste, como siempre, con su perro Pipo, que, para no perder la costumbre, había salido a recorrer el pequeño terreno, para comprobar que nada extraño había pasado.
La mata de mango, confidente del reportero, se mostraba tranquila y su floración también brillaba en el follaje de la planta, cuyas hojas aún danzaban de alegría con el abrazo sutil de unas lloviznas que habían caído la noche anterior. El periodista, observando su pequeña plantación, le dio por irse por el camino del recuerdo, y ahí vio en su Tacarigua de Margarita, aquellos conucos ubérrimos, donde los dueños se dedicaban a cosechar de todo y hasta compartir con otros. En eso estaba, cuando del conuco del lado, lo saludó su amigo Evaristo, a quien le pregunto: ¿Usted se acuerda amigo de los conucos que antes había en este pueblo?
Evaristo, observó al periodista, calladamente y luego señaló: "Claro, Juancho, y ahí en esos terrenos había de todo y eso que tampoco llovía tanto, pero el amor, el trabajo y la dedicación de nuestros agricultores hacía el milagro de cosechar aquella variedad de frutas, que nosotros degustábamos con placer, tales como: mango, mamey, naranja, níspero, anón, catuche, pomalaca, merey, tamarindo, icaco, ponsigué, ciruelas, jovitos, coco, dátiles, melón, patilla, jojotos, castañas, pomarrosa, parchita y pare usted de contar.
- Así es, amigo Evaristo, dijo Juancho y, luego de hablar ciertas cosas con su amigo, quien se despidió, continuó con su labor en su conuco y más tarde, le dijo a su perro Pipo, para irse a casa, y en el camino el periodista iba bañado con la lluvia de la nostalgia, que le producían aquellos recuerdos.
05/11/2019
18
El pájaro del agua no canta en Tacarigua
El periodista Juancho Marcano jugaba con Rocky, un pequeño gato, que le regaló su vecino y que ha constituido una ráfaga de alegría entre los espacios de la casa. Estaba en el garaje y cerca de los helechos y del tanque cisterna. El perro Pipo, yacía en la terracota fría, y observaba como Juancho se entretenía con las jugarretas del minino que parecía incansable, entre brincos, corricorri y arañazos a la hoja seca que el periodista le asomaba a la cara cuando lo tenía cerca.
El can miraba a Juancho que a pesar de la alegría que le proporcionaba Rocky, se notaba en el fondo que estaba preocupado, por eso le comentó: - Juancho, no sé, pero me da la impresión, que a pesar de las jugarretas de Rockyto, presiento que estás preocupado, ¿por qué?
- El periodista observando las travesuras del gato y oyendo el canto de unas guacharacas a lo lejos, respondió:
- Es verdad Pipo, que estoy preocupado pues este pueblo que se conoce en el mundo entero como la Tacarigua de Margarita, ya tiene treinta días sin agua y supuestamente hoy o mañana, según un cronograma, llega el agua, pero no sabemos a qué hora llegará en este sector y si acaso llega, porque la vez pasada no vino, y por tanto tengo que estar pegado a esta cisterna los dos días para ver si Dios quiere, se les ocurre que pongan un poquito de agua.
- Pero quien tiene la culpa de eso, son los mismos hombres. ¿No es así? - Así es y en verdad yo viera a los responsables en nuestro lugar para ver cómo harían para cubrir sus necesidades con el vital líquido y regar sus maticas que adornan la casa.
- En verdad, sigo sin entender la actitud de los hombres, pues en vez de ayudarse, de apoyarse para vivir mejor, siguen haciéndose daño, los unos a los otros, dijo el perro.
- Así es amigo Pipo, y por esa indolencia, el pájaro del agua no canta en Tacarigua, dijo Juancho, quien siguió jugando con Rocky y esperando el agua que al final no llegó.
14/11/2019
19
El sol margariteño es una metralla
Apenas comienza la mañana, el sol es una misma metralla que dispara ráfagas destellante que hace que los malojos de Evaristo se tuerzan, buscando como protegerse de aquel tiroteo inclemente, y así puedan reservar las gotas de agua que el rocío de la noche anterior les dejó en sus caricias.
Juancho Marcano observaba aquel panorama con el cristal de la tristeza y de la lástima. "Es lamentable que no sólo las matas de maíz se pierdan, entre tanta sequía y sol, si no que plantas ya grandes, que tienen ya varios años y pronto a producir, se rindan ante el azote impío de látigo del estío", pensó el periodista, reflejando el dolor en su rostro.
Su vecino de conuco Evaristo, se le acercó y comentó: "Esta misma tristeza, compay Juancho, que usted siente, es la misma que sintieron nuestros antepasados y fueron muchos los que se lanzaron a tierra firme y formaron parte de aquella diáspora que conllevó a que una gran cantidad de margariteños se diseminaran a lo largo y ancho de la Patria".
- Es así, amigo Evaristo, y fue tal la tristeza y la decepción que se llevaban nuestros campesinos al no caer la lluvia, que fueron varios los que se llegaron al Delta del Orinoco y ahí, al ver aquellas tierras tan productivas y que no le faltaba agua, echaron raíces y no volvieron más nunca a la Tacarigua de Margarita, donde el sol con sus mustios puñales asesina a veces cualquier asomo de una siembra productiva.
- De acuerdo, amigo Juancho, pero qué podemos hacer si aparte de que las autoridades gubernamentales no prestan ayuda y también los aguaceros se van de vacaciones; entonces estamos de brazos cruzados.
Los dos amigos siguieron hablando sobre el tema hasta que cada quien se dedicó a sus labores agrícolas que de paso eran muy pocas, pues sin agua no hay agricultura que valga.
Mientras tanto el perro Pipo, esperaba a Juancho Marcano, echado bajo la mata de mango, hasta que el periodista terminó y lo convidó para regresar, y ambos marcharon con una tristeza larga y con pasos silenciosos.
19/11/2019
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"La lluvia es un payaso que hace sonreír a las plantas" La mata de mango apenas llegó el periodista al conuco, lo saludó sonriente y le dijo: "La lluvia, Juancho, es un payaso que hace sonreír a las plantas y por eso uno se alegra, al igual que tú, que ya veo que vienes contento, pues eres de lo que, apenas observas la sequía con su pincel mustio, pintando tristezas en los rostros de las matas, te pones muy triste".
Juancho Marcano, asomó una sonrisa con las ocurrencias de su amiga vegetal y señaló: "Es que sucede, amiga, que considero que dentro de los seres vivos, el reino vegetal es el más indefenso, porque no puede gritar, ni ladrar, ni maullar, ni trinar, ni nada por el estilo para señalar su sed. Por eso mi angustia y mi desesperación cuando los árboles muestran sus delirios a través de sus hojas secas".
- Razón tienes, Juancho, nuestra vida es triste y aparte de eso, hay hombres que no tienen piedad a la hora de talar y en cuestiones de segundos o minutos acaban con una vida, que duró años en desarrollarse con bastante sacrificios, a través de la sequía que precisamente es producida por el hombre y que se siente más en este momento, por el recalentamiento climático que hay en el mundo; dijo, con mucho énfasis, la mata de mango.
Juancho Marcano, antes tal exposición, guardó palabras y sólo le dijo a la planta que tenía razón, y siguió su camino hacia el conuco de Evaristo, quien con el chubasco, se entusiasmó e iba a sembrar unos cuantos surcos de maíz. El periodista, tomó la totuma con los granos remojados y empezó su tarea de echar cinco semillas en cada hoyo y ahí se fue a su niñez y recordó cuando ayudaba a su abuelo a sembrar en un pequeño conuco que tenía cerca de la calle principal de la Tacarigua de Margarita.
Su amigo Evaristo, al verlo retraído, lo alertó y Juancho Marcano, volvió a la realidad y apuró el paso porque la lluvia, asomaba su tierna y blanquecina cara en la cabecera de los cerros.
Una vez terminada la siembra ambos amigos se despidieron y Juancho Marcano, pensó: ¿Cuántas veces habrán sembrado nuestros antepasados este bendito y fértil suelo de este pueblo de Tacarigua?
26/11/2019
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El concierto alborotado de las guacharacas
El chubasco que visitó a tempranas horas a la mañana, fue recibido por un concierto de notas alborotadas realizado por las guacharacas, mientras que las sonrisas verde tierno de las plantas, hacían contraste con la corona blanca que la neblina pintó en las cabeceras de las montañas cercanas.
Juancho Marcano había llegado contento con su perro Pipo a su conuco y ambos saludaron a la mata de mango que mostraba un rostro alegre por la lluvia y por la cual dijo: "Será lugar común, pero nadie puede dudar de lo milagroso que es el agua de lluvia y más aún para nosotros los árboles".
Pipo que se había alejado un poco, al oír aquello, se regresó y apuntó: "Nadie lo duda y mucho menos Juancho, quien hasta para dormir tiene un CD, donde está grabado un sonido de un torrencial aguacero, el cual lo relaja y lo lanza a caminar directamente por el camino de Morfeo".
El periodista que observaba detenidamente la canción alegre que cantaban las matas de berenjenas, por el beso que les dejó la lluvia en su cara, se aclaró la garganta y manifestó: "En este pueblo, la Tacarigua de Margarita, debieran realizarle un homenaje o un monumento a la lluvia, amigos míos, pues sucede que en tiempos de otrora, este lugar vivió de la agricultura y la única agua con la que se contaba para el riesgo era la que provenía de la regadera natural que cae del cielo, de ahí las grandes cosechas de maíz y también las pérdidas por falta de lluvia, que decepcionaba, deprimía y hacía que muchos lugareños partieran hacia tierra firme a buscar el pan para su familia que dejaban sola en este sediento terruño, desde tiempos inmemoriales".
La mata de mango con varios años encima, pues estaba ahí desde mucho antes de que Juancho hiciera su conuco, asintió, moviendo sus ramas, las palabras del periodista, mientras que Pipo mucho más joven y testigo de las historias que ha contado su amo, también estuvo de acuerdo con la proposición de Juancho de honrar a la lluvia en la Tacarigua de Margarita.
Luego de comentar otras cosas, los tres amigos se despidieron y Juancho y Pipo, se regresaron a casa con el paso apurado, porque un aguacero amenazaba con caer fuertemente en el camino.
11/12/2019
22
La navidad era un verso de parranda
La llovizna ligera tenía intenciones de empezar el concierto de la lluvia a tempranas horas de la mañana, mientras el periodista Juancho Marcano y su perro Pipo, se encontraban en el garaje de la casa, observando como los helechos danzaban con el ritmo de las pequeñas gotas del chubasco que se anunciaba.
Evaristo, el amigo y vecino de conuco, de Juancho, huyendo de la garúa, llegó hasta el portón de la vivienda y desde ahí llamó al dueño para que le abriera, y el periodista, apuró el paso hasta la entrada y dejó pasar a su amigo para que escampara en los espacios de la casa del reportero, quien lo invitó a sentarse y hasta le brindó un trago y ahí Evaristo dijo: "Con este tiempo así lluvioso y en diciembre, amigo Juancho, se me vienen los recuerdos en tropel de cuando era joven, ¿Tú te acuerdas?
El periodista de un solo jalón se tomó el trago y comentó: "Claro, Evaristo, y este clima me trae mucha nostalgia y pienso en mis amigos de aquella época, donde la navidad era un verso de parranda, pues bajo este ambiente nos reuníamos en cualquier casa, hacíamos un sancocho, cantábamos y disfrutábamos de las bebidas espirituosas y todo era alegría y felicidad; todo era compartir y convivir, y lo cual nos llenaba de mucho gozo y más aún si escuchábamos aquello: Si no me dan de beber/ voy a botar la comida/ porque yo sin la bebida/ no siento ningún placer/".
- Ah, tiempos aquellos Juancho, que sólo viven en nuestros recuerdos y sin que el mensajero de la época los pueda volver a traer, dijo Evaristo también con nostalgia.
Juancho Marcano, se introdujo a la casa y volvió con dos tragos que los amigos, se los tomaron rápido, mientras el chubasco se retardaba, pues las lloviznas iban perdiendo intensidad, lo cual indicaba que el sol iba a hacer su entrada, alejando así la visita del aguacero.
- Mira Evaristo, una cosa sí te digo, navidades, lo que se llama navidades, las de antes, sin duda alguna, aquello en verdad si era emocionante.
- En realidad, amigo Juancho, eso nadie lo discute, dijo Evaristo, quien se despidió y se marchó a su conuco, mientras Juancho Marcano y su perro Pipo, se quedaban en casa, disfrutando de una música decembrina con todo su sabor a nostalgia.
19/12/2019
23
La navidad es una flor de sueños
La lluvia con su pincel en el lienzo del paisaje pintó a los árboles con diferentes tonos de verde, mientras que a las montañas muchas veces le realizó un peinado con neblina en sus distintas cabeceras.
Juancho Marcano con iración y contento observaba y disfrutaba del panorama y viendo la mano milagrosa de la naturaleza, y lo hacía reunidos con sus amigos: el perro Pipo y la mata de mango, en su pequeño conuco.
- La navidad Juancho es una flor de sueños, dijo el perro al periodista. - Claro, Pipo, le respondió Juancho, y agregó: "es una época bien bonita y nos trae los recuerdos más bellos de nuestra infancia y de nuestra juventud". - Es verdad todo eso que dicen, pero yo espero que el Niño Jesús nos traiga para el año próximo todo lo bueno, y cuando digo todo lo bueno, es que hable con Dios y nos mande lluvia para alimentarnos y florecer y dar frutos. Igualmente que les ponga bastante conciencia a los hombres y se den cuenta que en vez de destruir los árboles, lo que hay es que sembrar mucho más para beneficio, no sólo de él, sino de todo el planeta, dijo la mata de mango, enfáticamente.
El periodista Juancho Marcano, quedó inmóvil al escuchar esta exposición y en vista de eso se dirigió a Pipo, que también estaba impresionado por lo que dijo el árbol, y le preguntó: ¿Tú qué desearías Pipo para que el año que viene?. - Que todos mis hermanos que pasan necesidades y sobre todo los que están en situación de calle, los hombres le dediquen su tiempo y no sólo que los respeten, sino que los ayuden, los quieran y los alimenten, y les den abrigo en sus casas, pues también merecen tener un techo, dijo el perro.
Juancho Marcano, sintiéndose culpable por la actuación de sus semejantes, los miró y abrazó el tronco de la mata de mango y al perro, y les dijo: "Les confieso, amigos míos, que no sólo en navidad por el Niño Jesús, ruego por ustedes, sino también todo el año. Por eso confío en Dios que este mundo va a mejorar tanto para ustedes, como para los hombres".
Los tres amigos, observaron el chubasco que se aproximaba, y cada quien se despidió y Juancho y Pipo, regresaron a casa.
24/12/2019
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Los pájaros en concierto reciben al año nuevo Un concierto con notas desafinadas y con cantos alborotados de las guacharacas, hace eco y pareciera recibir el período de 365 días que nos llegó el primero de enero de este año. Mientras tanto los potocos con sus puiputú, más acordes con su afinación, le canta a la esperanza del año nuevo.
Juancho Marcano disfrutando de ambos cantos, llegó a su conuco acompañado, como siempre, de su perro Pipo, y cuando llegaron debajo de la mata de mango, ésta bajo dos de sus ramas y le dios a ambos el acostumbrado feliz año, y quienes respondieron igual por sus sinceros deseos.
- Tenemos que tener siempre fe que los mejores tiempos están por llegar y aquí estamos con un mapire de alegría para recibirlos, pues pensar lo contrario, es perderse y preparar el camino que nos lleve derechito al patio de la desesperanza, dijo de entrada la mata de mango, una vez que abrazó a sus amigos.
Pipo, con sus dos orejas bien paradas, escuchó las bellas palabras del árbol y agregó: "Es verdad, amiga, pues cada vez que termina un año, independientemente, que haya dejado huellas profundas en nuestra alma por episodios que nos hieren por lo dramático o lo trágico, hay que soñar y esperar que el nuevo año nos traerá cosas bien buenas no sólo individuales, sino colectivamente, es decir tanto para animales como para plantas y humanos".
Juancho Marcano, periodista de mil batallas y redactor de muchas fuentes, quiso callar ante tan convincentes opiniones, sin embargo, comentó: "Pero el caso no es esperar y que nos caiga la realidad del cielo, cada quien desde su trinchera de lucha debe esforzarse para conseguir sus sueños; es decir hacer las cosas
mejores, trabajar más y en donde la creatividad y la honestidad sean las flores que perfumen todos los días sus tareas cotidianas".
La mata de mango y Pipo se observaron mutuamente y espontáneamente aplaudieron por sus palabras a Juancho Marcano, quien emocionado también los miró y si decir nada, también se unió a los aplausos.
Después los tres amigos brindaron con agua de lluvia para que el año nuevo, sea todo salud, paz y felicidad para todos.
05/01/2020
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La mata de mango habló con la lluvia
En el lienzo del paisaje la lluvia con su pincel creativo plasmó sus diferentes tonalidades de verde y las plantas entonan canciones alegres para agradecer el hermoso gesto de los chubascos que últimamente han visitado el fértil valle de la Tacarigua de Margarita.
El periodista Juancho Marcano, acompañado de su fiel perro Pipo observaba contento aquel inefable panorama y más alegre se ponía cuando contemplaba el conuco de su vecino Evaristo, quien tenía una siembra de maíz que sonreía mostrando los dorados dientes de sus espigas.
El cuadro que en pocos días había pintado el aguacero tanto en el conuco de Juancho como en sus alrededores, era inefable y digno de toda iración. "Sin duda alguna la lluvia debiera ser frecuente por estos lares para extasiarnos con la obra maravillosa que nos deja, después que nos hace sus visitas", se dijo el reportero.
Cuando el periodista y el perro llegaron debajo de la mata de mango, ésta los esperaba alegre y luego de saludarlos, les comentó:
- Les voy a manifestar que tuve la oportunidad de hablar brevemente con la lluvia y en verdad es preocupante lo que me dijo, a pesar de sus intermitentes visitas por estos lares en los últimos días.,
Juancho, como periodista se le adelantó a Pipo, que quería interrogar a la mata de mango, y preguntó:
- ¿Qué fue lo preocupante con la conversación de la lluvia?
- Bueno, me dijo rápidamente que está por aquí y que había tardado en venir porque los hombres se empeñan con sus acciones en alejarla y por tanto deben corregir sus comportamientos, de lo contrario va a tardar tiempo sin presentarse por aquí, dijo la mata de mango.
El periodista por sus conocimientos y por lo que anteriormente le ha dicho la mata de mango, dedujo que el hombre a través de sus industrias contaminantes, la destrucción de los bosques y las cabeceras de los ríos, la tala y la quema, que conllevan al calentamiento global, hace que el chubasco se aleje de estas tierras.
El periodista mostrando su alegría por el paisaje, pero sin esconder su preocupación, con su perro Pipo empezó a recorrer placenteramente el florecido conuco.
13/01/2020
26
Cuando las hojas son pintadas por los chubascos La mata de mango y el perro Pipo conversaban amenamente aquella mañana en el conuco del periodista Juancho Marcano, quien revisaba en la siembra de maíz, el nacimiento de las borlas con sus tiernas barbas.
Más allá las guacharacas se escuchaban a lo lejos y un cardenal pretendía dar un concierto solo con su silbido. El sol era un puñal que se clavaba en las verdes hojas de las plantas que recientemente habían pintado los refrescantes y creativos chubascos.
Mientras tanto Evaristo, vecino de conuco del periodista, colocó una braga como una especie de espantapájaros para alejar una bandada de periquitos que cada vez que se acerca la cosecha de maíz, aparecen en los conucos y roen los jojotos y los dañan.
Juan Marcano observó que a pesar de la buena intención del conuquero, las mencionadas aves, al parecer, descubrieron el truco y andan por grupos entre los malojos, como atacando por parte al enemigo y por eso se ríen de la especie de muñeco que Evaristo ha colocado en su siembra para ahuyentarlos.
El perro Pipo que había terminado su diálogo con la mata de mango, la cual lucía imponente su follaje, se acercó al reportero, quien observaba hasta con una sonrisa el ataque de los pájaros al producto del maizal. El perro ya cerca de Juancho, le dice:
- Juancho te voy a decir una cosa, así como los hombres aprenden con el tiempo, los animales también. Por eso antes cuando los conuqueros ponían camisas y pantalones llenos de paja para simular seres humanos, las aves no se acercaban. Pero en esta época ya los pájaros han aprendido que esos espantapájaros, no hacen absolutamente nada, y de ahí que se acercan si miedo para alimentarse de los cultivos.
El periodista observó al perro, lo acarició y le dijo: Es verdad, Pipo, por eso me estoy riendo de las acciones de los periquitos y de cómo Evaristo cree que con esas bragas guindando lo va a espantar. Eso era en otros tiempos. Entonces el periodista y el perro, se rieron ambos y empezaron los dos a recorrer el conuco.
22/01/2020
27
Para graduarse hay que plantar árboles
Juancho Marcano. llegó a su conuco y muy cerca oía el concierto que las guacharacas le ofrecían a la lluvia con sus notas alborotadas y desafinadas, mientras que los malojos mostraban sus sonrisas a través de las barbas de sus tiernas mazorcas. Todo era alegría porque la llegada del chubasco se convierte en una especie de piñata de placer que las plantas tumban cada vez que llega el aguacero.
- Y pensar, Juancho, que ciertos humanos no tienen la más mínima conciencia de lo que significa la importancia que tienen los árboles, por eso no los cuidan, ni mucho menos lo siembran, dijo la mata de mango, contenta por la lluvia, pero preocupada por las actitudes nefastas de determinados hombres.
El periodista, quien andaba acompañado de su perro Pipo, guardó silencio ante la reflexión de su planta amiga y por eso el can se adelantó y comentó: - Pero esa actitud, amiga, no es sólo con los árboles, pues los hombres maltratan a los animales, en nuestro caso a los perros, los aniquilan y de paso no los protegen y no buscan la manera de cómo evitar que el planeta se quede sin animales, los cuales son importantes para el ecosistema y para la vida en general. Juancho Marcano, quien ama a las plantas y a los animales, le tocaba, como hombre, pagar los platos rotos de sus semejantes y hasta responderles a sus amigos y darle la razón porque la tenían. Una vez que escuchó los comentarios, contestó:
- Ustedes tienen razón, amigos míos, pues lo que dice Pipo es cierto, aunque generaliza, pues no todos los hombres tienen ese comportamiento, mientras que la mata de mango, es más específica y a ella quiero decirle que hay ciertas acciones humanas que van a favor de los árboles, por ejemplo, en Filipinas se aprobó una ley que cada estudiante de secundaria y universitario, para graduarse debe sembrar 10 árboles, y es me parece maravilloso. ¿Ustedes qué opinan?
El perro y la mata de mango, no emitieron palabras, sino que aplaudieron el ejemplo citado por el periodista y a éste no le quedó más remedio que unirse a los aplausos. Por eso los tres celebraron. Y después Juancho y Pipo se marcharon. 30/01/2020
28
Los hombres ven solo cuando los animales los dañan El maíz en el conuco de Juancho Marcano y en otros aledaños, estaba madurando las mazorcas y ya estaban en su punto para elaborar las cachapas, por eso una banda de periquitos que no se sabe de dónde viene, pero que con0ce el tiempo exacto de cuando el maizal está de cosecha, se presenta y corroe los frutos de la planta del apreciado grano.
- Todos los seres vivos no solo tienen derecho a vivir a plenitud, sino también a comer lo que más le plazca, le dijo el perro Pipo, al periodista Juancho Marcano, cuando éste con gritos entre los malojos espantaba a las susodichas aves. - Es verdad Pipo, dijo el reportero, pero sucede que a veces ciertos animales, no miden sus actos y perjudican a los hombres, que se esfuerzan por cosechar en estas tierras fértiles, pero que la sequía tanto por lluvia como por el servicio del agua, los castiga, dijo Juancho Marcano.
El perro escuchó al periodista y guardó silencio, y después comentó: "Ahí está el detalle, Juancho, pues los hombres ven sólo cuando los animales los perjudican, pero no se dan cuenta cuando ellos cuando nos dañan y que con sus actitudes hasta han hecho desaparecer no sólo cantidades de especies de animales, sino también un montón de plantas".
Juancho Marcano, quedó perplejo con la exposición de Pipo y hasta desarmado, pues lo que decía el perro era una verdad del tamaño de un estadio de beisbol. "Totalmente cierto lo que dice Pipo, pues el hombre si no se da cuenta a tiempo del daño que le hace a los otros seres vivos, se va a quedar sólo en el planeta y por ende tendrá que morirse, pues sin plantas ni animales no podrá sobrevivir", pensó el periodista para sus adentros.
Mientras tanto, la mata de mango que escuchaba la conversación de sus amigos, antes de intervenir, se aclaró su garganta, para no interrumpir bruscamente, y después dijo: "Juancho, debes de entender que los animales no persiguen perjudicar al hombre, sólo que por hambre buscan que comer y al hacerlo, se comen lo necesario para satisfacerse, no llegan hasta el derroche. Así de simple y sencillo".
Juancho ahora ante la exposición de la mata de mango, aunada a la de Pipo, no le quedó más remedio que decir. "Ustedes tienen toda la razón y los felicito por sus opiniones".
04/02/2020
29
Un perro habla por sus hermanos
Las flores de ixoras se conjugaban con las de trinitarias y formaban un ramillete colorido en el jardín del periodista Juancho Marcano, quien sentado cerca de unos helechos, compartía una cachapa con su perro Pipo, que no disimulaba el deleite que le producía aquel manjar. "La cachapa, Pipo, cuando es producto de tu sudor, sabe más sabrosa, al igual que los frutos que cultivas, pero muchos no piensan así y cometen el delito de robar los cultivos de quienes siembran", dijo el reportero. El perro que se relamía por el sabor de la torta de maíz, observando un colibrí que se embriaga con el néctar de una flor, comentó: "Es así, Juancho, por eso nosotros los animales y hasta las plantas, no terminamos de entender a los hombres, pues unos trabajan sacrificadamente, mientras otros le gusta lo fácil y se aprovechan del esfuerzo ajeno y eso no debiera tener perdón de Dios".
Pipo, calló un momento y observó hacia la calle y vio que pasó uno de sus semejantes, y manifestó:
"Por otra parte, el hombre, y eso lo he hablado no sólo con mis demás hermanos, sino con los árboles, es de los seres más egoístas del planeta, pues son muchos los casos, que no nos prestan la necesaria ayuda que requerimos, y lo digo porque vi que acaba de pasar un perro callejero por ahí por la calle, al cual, tú muchas veces le das comida, pero otros humanos, apenas se llega por su frente, lo espantan a gritos y hasta le tiran palazos, y eso no es recomendable.
Por eso ya que hablo del tema y tú, como eres periodista, quiero que escribas mi inquietud y a través de tus escritos, pidas ayuda para todos aquellos hermanos que de una u otra manera están abandonados en la calle, para que la gente los ayude, pues si no los pueden adoptar por no contar con las condiciones económicas para ello, por lo menos que lo traten bien y cuando puedan que le brinden agua y comida, que todos somos seres creados por Dios y merecemos vivir dignamente".
Pipo terminó de hablar y convidó a Juancho Marcano para salir a la calle, y ahí llamaron al perro que había pasado y le dieron un pedazo de cachapa cada uno y el can movió la cola como agradecimiento y luego se devoró aquella exquisitez. Juancho caminó un poco y sin decir palabras, abrazó a Pipo y éste respondió al gesto y ambos terminaron abrazados como satisfecho de lo que hicieron. 12/02/2020
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La fidelidad entre los otros seres debemos imitarla Una guacharaca saltaba entre las ramas de un guayabo como buscando un fruto maduro para saciar su hambre. Unos potocos brindaban un concierto a dúo para alegrar la mañana con sus puiputús. El ambiente era fresco y las matas le sonreían al canto de las aves.
El periodista Juancho Marcano observaba y oía todo aquello contento, a pesar de que la sequía quería asomar sus pinceles para pintar de un color mustio a las hojas de los árboles que lucen orondos sus diferentes tonalidades de verde. El perro Pipo, junto a Juancho, luego de recorrer el conuco se sentaron debajo de la mata de mango y desde ahí observar el panorama y conversar, como acostumbraban hacerlo después de realizar ciertas labores en el sembradío. La mata de mango, antes de hablar, les dio un abrazo y comentó:
- Los abrazo porque este gesto entre amigos debiera ser frecuente, pues esta acción propia de humanos, trae muchos beneficios para todos aquellos que lo practican; lamentablemente los hombres no lo hacen, es más, hasta le parece cursi, lo cual deja mucho que desear y pensar de éllos.
- Amiga, dijo Pipo, eso es verdad, como también que entre los seres humanos muchas veces no se ve esa solidaridad, apoyo y colaboración que nosotros, tanto plantas como animales, tratamos de hacer y hacemos a la hora de vernos en ciertas situaciones. También te digo que la fidelidad la debieran practicar los hombres como lo hacemos nosotros y más aún como en el caso de nosotros los perros.
El periodista Juancho Marcano, escuchaba aquello asombrado, pues cada vez que hablaba con sus amigos pertenecientes a otros seres vivos, quedaba como el malo de la partida, porque en verdad tenían razón y sin poder refutar aquella razones.
- Sucede Juancho, dijo la mata de mango, que lo más lamentable es que toda esa maldad que muchos seres humanos practican, no sólo lo hacen contra ustedes mismos, sino que también las ponen en acción contra nosotros (plantas y animales).
Pipo, escuchó con atención a la mata de mango y luego observó a Juancho, quien seguía callado, como reflejando aquello de que él que calla otorga: Por eso el perro, manifestó: "Lo mejor es no seguir hablando, porque noto que Juancho se pone reflexivo y guarda silencio y hasta se siente culpable o le da pena ajena por lo que hacen sus semejantes".
En vista de esto los amigos se despidieron y Juancho y Pipo se regresaron a casa, en pleno silencio.
25/02/2020
31
Los árboles también tienen amigos
Las mariposas amarillas de la sequía poco a poco van asomando su vuelo por el ambiente, mientras que el viento trae en sus manos el pincel con el cual piensa pintar con un color tenue a las hojas de las plantas. Entre tanto el sol con su canto destellante, no disimula la invitación que le hace a la chicharra para que lo acompañe en sus canciones que llenan de tristeza a las tonalidades verdes con las cuales se visten los árboles.
Ante este contexto el periodista Juancho Marcano, acompañado de su perro Pipo realizaba labores en su pequeño conuco, donde retiraba la maleza de las plantas y en sus pies colocaba hojas secas de diferentes arbustos, con la finalidad de que le protegieran la humedad a dichas plantaciones a la hora de recibir el riego, bien fuera de forma natural o por la mano del hombre.
La mata de mango, amiga del reportero, observaba la tarea del labriego y cuando lo tuvo cerca, le comentó: "Esa labor es plausible, Juancho, pues evita que el agua se evapore y las plantas sufran y hasta se puede correr el riesgo de que se mueran y eso es lamentable".
- Esa acción, prosiguió la mata de mango, las realizamos los árboles cuando la sequía asoma sus garras y por eso nos desprendimos de nuestra hojas con el fin de cubrir el suelo y evitar que el sol lo recaliente; pero lamentablemente muchos hombres no entienden eso y empiezan a rastrillar y a recoger las hojas y botarlas o en el peor de los casos quemarlas, que es peor todavía.
Juancho Marcano, siempre sorprendido por los comentarios que oye de sus amigos de otros reinos, le manifestó a la mata de mango: "Tienes razón, amiga, pero ahora que hablamos de esto, te comento que leí por ahí que los árboles tienen sus amigos y hasta le gusta estar cerca de éllos".
- Cierto amigo Juancho, por eso tú ves que los árboles grandes buscamos la manera de abrazar a los otros y estar muy juntos y así nos protegemos, no sólo como amigos, sino como hermanos.
El periodista como tenía que marcharse, aprobó con un gesto las palabras de la mata de mango, y convidó a su perro Pipo para emprender el camino a casa. 04/03/2020
32
La sequía también producía diáspora
El periodista Juancho Marcano observaba la sábana roja que cubría las plantas de ixoras de su jardín, mientras que un colibrí se embriagaba con el néctar de las flores. Más allá una orquídea le daba la bienvenida al sol mañanero, que hacía su entrada esplendente entre los cerros aledaños a la vivienda.
El perro Pipo, caminaba tranquillo cerca de los helechos y se acercó al reportero, y le preguntó:
- ¿Hoy no piensas ir al conuco?
El reportero antes de responder, miró fijamente a su perro y con un aire de tristeza, le respondió:
- Amigo Pipo, para serte sincero hoy no me provoca acercarme al pequeño conuco que tengo, pues sucede que la sequía con su látigo achicharrante, me quita la voluntad.
- Te entiendo amigo, pero cómo hacemos, sea la voluntad de Dios que nos señale el camino y seguir contra viento y marea, dijo el perro.
Juancho más reflexivo, comentó: "Sucede Pipo, que esta mañana, observando el sol disparando sus balas chispeantes, me recordé de mis antepasados, quienes, según me contaba mi abuela Leticia, debido a la falta de aguaceros, se tenían que ir para tierra firme para encontrar en otros lares el pan para alimentar a su familia".
- Entonces Juancho ¿la lluvia producía diáspora?
- Así es Pipo, con decirte que muchos de nuestros paisanos llegaron al Delta Amacuro (a los caños decían ellos) huyendo de las grandes sequías de la época y al ver tanta agua junta, tanto del rio como de lluvia, se quedaron para siempre por allá y hasta ahí se llevaron sus familias y otros la formaron.
- Eran tiempos tristes y difíciles, amigo Juancho.
Si Pipo, pero se entendía el por qué se iban, pues cómo iban a producir sin lluvia y sin otra fuente de agua que les garantizara la cosecha, la cual se perdió muchas veces. E incluso, muchos no quisieron saber más del azadón y el machete y se pusieron a trabajar en otros ramos.
Pipo, entendió la congoja del periodista y se alejó y dejó a Juancho en sus reflexiones y observando las flores de las trinitarias.
11/03/2020
33
La mata de mango, el perro y el coronavirus Los pincelazos de una garúa pintaron en el rostro de los árboles una sonrisa e hicieron que las guacharacas improvisaran un concierto con voces desafinadas y alborotadas. Mientras que en el cielo las nubes mostraban su azul manchado por las huellas del agua que amenaza con caer en forma de regadera. Juancho Marcano llegó al pequeño conuco con su fiel perro Pipo y al saludar a la mata de mango, que mostraba una sonrisa de bienvenida, ésta le comentó: - Me parece Juancho que tu actitud, a pesar del virus que los amenaza, es positiva y es más te noto tranquilo.
- Yo también opino lo mismo y te lo digo con base amiga, pues lo he notado desde la misma casa y mucho antes que el gobierno decretara la cuarentena total por la pandemia del Coronavirus, dijo enfático el perro.
El reportero quien siempre que hablaba con estos vivos de las otras especies, se sorprendía por sus palabras, manifestó:
- Amigos les digo que, ante esto como persona y periodista, la primera previsión es la calma y la tranquilidad, pues de lo contrario no hay medidas que valgan por muy acertadas que sean, como las que está tomando el gobierno al decretar la cuarentena total y así evita lo que pasó en otros países que al no proceder con lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud(OMS) para cortar la cadena de la transmisión, pasa lo que lamentablemente sucedió en Italia y en España, por ejemplo.
La mata de mango contenta por la llovizna que le refrescó el rostro, señaló: Pero aparte de eso que tú dices Juancho, es importante que los habitantes de la Patria, sin importar credo, ni raza ni ideología política se unan en un solo brazo y corazón y así enfrentar la ráfaga de malestar que pueda producir el Coronavirus.
- Es verdad, dijo Pipo, pues no sólo basta con lavarse las manos y permanecer en su casa, sino hay un esfuerzo mancomunado de todos, dijo el perro. Juancho Marcano al oír los comentarios de sus amigos, los aplaudió, no emitió palabras y se decidió a recoger unos cuatros ajíes que estaban maduros en las plantas.
18/03/2020
34
La pandemia alborota a los pájaros
La neblina colocó una peluca blanca a las cabeceras de los cerros aledaños, los cuales sonreían con las cosquillas que le hicieron en el rostro las caricias de una llovizna mañanera, que había llegado de imprevisto en estos días de sol y viento, y de encierro.
El periodista Juancho Marcano, observaba el panorama desde una hamaca donde releía el libro "La magia de la crónica" de Earle Herrera, un texto que recomendaba a todo aquel que escribía o pretendía escribir crónicas periodísticas. En eso estaba cuando su perro Pipo, llegó del conuco, a donde había ido por órdenes del reportero en vista de que éste estaba cumpliendo la cuarentena social, debido a la pandemia del coronavirus, que no sólo azotaba al país sino al mundo entero.
- Te cuento Juancho, que en cuanto al sembradío no hay novedad, claro, las plantas se mostraban alegres por el beso del pequeño chubasco que cayó en la mañana. Sin embargo, te señalo que en cuanto a los pájaros, noté que tenían otro comportamiento.
El periodista al oír el comentario de Pipo, no pudo evitar preguntar, qué tenía de extraño la actitud de los pájaros que por lo general visitan al pequeño conuco. Y el perro, manifestó:
"Te digo que los potocos y las guacharacas estaban alborotados, sin embargo cantaban y a pesar del acostumbrado canto desafinado de las guacharacas, sonaba con el puiputú de los potocos, bien armonizado y hasta parecían contentos y le cantaban a la alegría".
Juancho recordó haber leído y visto imágenes de aves y otros animales, que han vuelto hasta a las ciudades en vista del encierro de los humanos, que al fin y al cabo son las más grandes plagas que han atacado a los animales y a los árboles. Por eso le dijo a Pipo: "Si los pájaros cantaban alegres, Pipo, tienen toda la razón".
Pipo, lo observó y dijo: "Yo también opino lo mismo y ojalá que luego de que pase esta pandemia, el hombre entienda que debe vivir con los animales y árboles, con el debido respeto que se merecen".
30/03/2020
35
Vendrán tiempos y hombres nuevos
Las trinitarias con una sonrisa fucsia saludaban al sol mañanero, mientras que las ixoras brindaban su banquete rojo a unos chupaflores que llegaron muy temprano para embriagarse con el néctar de las flores. Más allá estaban los dos gatos (Rockyto y Rockyta) del periodista Juancho Marcano, disfrutando de un baño de tierra fresca.
El reportero ajeno a todo esto, observaba como los datileros del jardín empezaban a florecer con el fin de tener sus frutos para el próximo agosto, cuando pájaros y abejas se dan cita para deleitarse con los dátiles que se "pasan" (se pasan de maduros) en la esbelta palmera que con sus hojas abiertas saludan al viento de esta cuaresma de Semana Santa.
En estas miradas a sus plantas y caminandito en el jardín, como parte de la cuarentena, estaba Juancho Marcano, esperando a su perro Pipo, que se había ido al conuco para dar una vuelta y observar el sembradío y darle información a Juancho. Por eso cuando llegó, expuso al reportero:
- Te reporto Juancho que el látigo de la sequía empieza a castigar a las plantas y sobre todo a las de ají y berenjenas que son más débiles ante los rayos que dispara el fusil del sol, vas a tener que ir para refrescarla aunque sea con un poquito de agua del tanque azul, que de paso ya no le queda mucho.
"También te digo que la mata de mango está floreciendo, pues como tú sabes el motor de la sequía la impulsa al acto de floración, y está contenta no sólo por eso sino que me dijo tajantemente: "Amigo Pipo, vendrán tiempos y hombres nuevos, después que pase todo esto que tiene a los hombres encerrados y hasta hay algunos que tienen miedo, porque son cobardes y porque le temen a las leyes divinas".
- ¿Qué opinas tú Juancho? Preguntó el perro
Juancho Marcano observando la velocidad con que un Chupaflor se toma el néctar de una flor, responde: "Espero, aspiro y creo que será así Pipo, pues de lo contrario la naturaleza habrá hecho un esfuerzo en vano y de paso también habrá que lamentar mucho los muertos, si no aprendemos con esto".
- De acuerdo, dijo Pipo.
07/04/2020
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Las chulingatas le cantan al futuro
El periodista Juancho Marcano desde su casa, lanzó la vista hacia los cerros aledaños y observó que la lluvia no tenía pensado venir todavía por esos lados. "El viento, el sol y calor de la semana santa, aún están en el ambiente y parecen que quieren quedarse", se dijo el periodista, mientras retiraba las hojas secas de los helechos de su jardín.
En el piso del garaje, sin sospechar de lo que estaba pasando en el mundo, los gatos (Rocky y Rockyta) dormían plácidamente, como disfrutando la cuarentena, sin que nadie le perturbara sus felices sueños. "A felicidad tan completa, diría mi abuela Leticia, si mirara este espectáculo", pensó Juancho observando los felinos.
Mientras tanto en la esquina del jardín, parada sobre un cable de teléfono, una Chulingata (paraulata), dejaba escuchar su trino, como una dulce canción que en otras épocas indicaba que venía una carta. Sin embargo, el periodista, viendo que ya las cartas o correspondencias, desaparecieron con los adelantos de la ciencia, se arriesgó a reflexionar que el fino canto del simbólico pájaro, era una ofrenda al futuro que se nos avecina y que todos esperan traiga muchos momentos felices, pues ya se están cansando de ratos tristes.
Los potocos, para también dejarse notar, se posaron sobre las ramas de la mata de aguacate de los vecinos y empezaron su concierto de puiputús, que sonaba armonizado y contrastaba con el grave y desafinado canto de las guacharacas que se oían a los lejos, pero que llegaba como un eco que indicaba que dichas aves estaban alegres por el momento que estaban viviendo.
El periodista, en vista de que su perro Pipo no había llegado del conuco, optó por pensar que si en el futuro los hombres que dirigen la política y la economía del país, no se ponían de acuerdo para trabajar en conjunto como un solo equipo en pro del bienestar de la Patria y por ende de sus habitantes, vendrían días negros y hasta peores de los que se están viviendo con esta pandemia, que llevó a los habitantes a encerrarse para frenar la peste del Covid 19.
Luego de estas reflexiones Juancho Marcano, se dirigió a su biblioteca y tomó un libro de fábulas y se puso a releerlo.
15/04/2020
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Los hombres no queremos aprender del presente El periodista Juancho Marcano se encontraba sentado en una silla del garaje de su residencia y observando la preciosura que mostraba una planta de cala a través de una flor color púrpura. Muy cerca un par de guacharacas vinieron como de visita y para hacerse notar, comenzaron su concierto desafinado de sus cantos que, a pesar de eso, alegraban los aledaños de la casa.
El reportero una vez que dejó y oír lo que estaba a su alrededor, se ocupó de leer mensajes y noticias a través de su celular, lo cual le angustiaba, pues dentro de todo la crisis que ha agravado la pandemia, no encontraba una luz que le señalara el final del túnel, y más aún cuando pudo observar un video donde dirigentes políticos discutían, a través de dimes y diretes; cuando el momento histórico lo menos que necesita es eso, sino que la idea es trabajar mancomunadamente, ante los azotes que nos da el látigo de un enemigo que es muy pequeño, pero que nadie ve, que es sumamente peligroso y muy mortal.
El perro Pipo que se encontraba en el conuco, hizo su entrada y se dirigió al sitio donde se encontraba Juancho leyendo y como lo notó como preocupado, le comentó e interrogó:
- Juancho te cuento que el conuco está más triste que novia que dejan plantada en la iglesia, si las caricias de la lluvia no llegan pronto, habrá mucho que lamentar ahí. Por otra parte, te pregunto: ¿Por qué estás preocupado?
- El periodista observó a su perro, y también a sus gatos (Rockyto y Rockyta) que dormían plácidamente, y luego contestó:
- Sucede Pipo, que los hombres no queremos aprender de estos trágicos momentos, que nos indican que lo primordial ahorita es la vida de los habitantes, que toda esa insulsa y estéril diatriba política, hay que dejarla a un lado y demostrarle a la patria que tanto unos como otros, están dispuestos a luchar unidos por el bien de todos los venezolanos. Así de simple.
- Qué triste, si no se ponen de acuerdo para defenderse ustedes mismos, mucho menos van a defender y a proteger a los animales y las plantas, dijo Pipo. - Es verdad, dijo Juancho, y siguió leyendo las noticias en el celular. 21/04/2020
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Los animales son más gente
El periodista Juancho Marcano, agarró su tapaboca, su sombrero de cogollo, sus lentes de sol y sus guantes y se llegó hasta su pequeño conuco, pues quería observar de cerca cómo estaba después que tenía días que no iba por la cuarentena social. Ahí pudo observar tristemente que la sequía con el pincel del sol había pintado un cuadro mustio en el lienzo del paisaje. Por eso llegó hasta la mata de mango la saludó y luego, para no ponerse más triste, se decidió regresar a casa.
Ya estando en su hogar disfrutando de las travesuras de sus gatos (Rockyto y Rockyta), que jugaban en el garaje de la casa, se le acercó su perro Pipo y le manifestó:
- Juancho el mundo anda como un balón que corre al abismo de la desesperación. - Si, fiel amigo, y lo peor es que si no nos podemos de acuerdo en medio de esta trágica pandemia que vivimos en todo en el mundo, entonces no hay quién pare esa pelota a la cual tú te refieres.
- ¿Pero cuál será el problema Juancho?
- Sucede Pipo, y vamos a hablar de nuestro país, que estamos en medio de este berenjenal del coronavirus y las personas que tienen el poder no quieren o no piensan llegar a un acuerdo y entender que primero es la gente, o sea no sólo su salud, sino también su alimento.
- Pero también hay que pedir por la salud y el alimento de las mascotas, manifestó Pipo.
- Bueno Pipo, cuando hablo de la gente también hablo de las mascotas, aunque te digo los animales son más gente que las personas, si a ver vamos en cuanto al comportamiento que se tiene ahorita en el país para enfrentar esta peste, pues los responsables no son capaces de unirse para el bien de la patria y por ende de sus habitantes.
- Eso como si lo hemos hablado antes Juancho, que los animales son más unidos a la hora de defenderse.
- Es verdad, dijo el periodista, y se dirigió a barrer el piso del garaje. 30/04/2020
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La pandemia se está llevando a los amigos
El periodista Juancho Marcano observaba cómo un colibrí trataba de extraerle el néctar a la insípida flor de la trinitaria, la cual es una planta que como si se alegra con la sequía, pues en este período su floración se hace más abundante y es como una bienvenida al período donde el sol y la brisa pintan de tristeza a la tela del cuadro del paisaje que se encuentra a los alrededores.
El perro Pipo que acababa de regresar del conuco para no preocupar más al periodista le dijo que en el pequeño sembradío no había novedad, solo que la sequedad del clima era un látigo que azotaba fuertemente al tierno rostro de las plantas.
- Este tiempo, Juancho, para vivirlo no es fácil, pues te digo que hasta los pájaros pasan trabajo para alimentarse y el ejemplo está en la mata de merey que se cargó de sus frutos y apenas empezaron a pintonearse, le cayeron en cayapa las chiquías (azulejos), las pespé, las guacharacas y los periquitos, y arrasaron, y tu esposa no pudo probar ni uno solo, ni mucho menos hacer el sabroso jugo que hacía el año pasado.
- Es así Pipo. Pero lo más triste es que a esta sequía se une la pandemia, y la gata se sube más a la batea. Porque te digo en días pasados se murieron personas amigas y sucede que se nos hace más triste, pues ocurre que los sepelios lo hacen rápido y sin velorio; y por tanto no podemos asistir y cumplir con el últimos adiós a aquella persona que le teníamos estima desde nuestros tiempos de muchacho. Es triste y lamentable fiel amigo.
- ¿Pero cuándo terminará esto Juancho?, preguntó el perro.
- Ni idea tengo, pero en todo caso si se acaba mañana o el año que viene, ya la vida no va a ser la misma, porque con esta situación ya se han cambiado muchas cosas y no te extrañes que hasta se terminen las sabrosas reuniones que alguna vez tuvimos y disfrutamos con nuestros amigos.
El perro que había escuchado al periodista con atención y que notó que un aire de tristeza, cubría el rostro de su amigo, no quiso seguir la conversación y se dedicó a ladrar a un motorizado que pasó cerca, mientras que Juancho Marcano, se sumió en sus pensamientos.
08/05/2020
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El perro y la mata de mango conversan
El conuco de Juancho Marcano estaba cubierto con una sábana bordada por la aguja mustia de la sequía. Con ese cuadro que reflejaba tristeza, llegó el perro Pipo al pequeño sembradío, obedeciendo las palabras de su dueño y amigo, quien se encontraba en casa cumpliendo la cuarentena social y así evitar el contagio del coronavirus, el cual es muy pequeño y casi invisible, pero sumamente peligroso.
Pipo recorrió el conuco rápidamente y como la brisa calurosa soplaba en su rostro, buscó la sombra de la mata de mango y ahí se echó sobre su patas y le preguntó al árbol, cómo se encontraba.
- Te digo Pipo que las cosas no están muy bien, y no lo digo por mí, pues tú sabes o te imaginas que por nuestras raíces profundas, siempre encontramos, aunque sea la tierra húmeda para sobrevivir y hasta florecer, como estoy ahorita; sin embargo, para otras plantas y sobre todo los arbustos, la situación se hace difícil y más aún que Juancho viene muy poco para acá, pues cuando lo hace, busca la manera de regarlos, aunque sea con un poco de agua, que para dichas plantas es bastante.
El perro que escuchó con mucha atención a su amiga la mata de mango, comentó: "Es verdad, amiga, y no sólo para ti, y demás plantas, que el entorno se vuelve complicado, pues también para Juancho y para mí. Con decirte que nuestro amigo, vive en una constante angustia de ver que las personas que supuestamente deben unirse para enfrentar estos difíciles momentos, se la pasan en una constante peleadera y así, dice Juancho, no se llega a ninguna parte; y por tanto para los hombres y las mascotas, el escenario que vivimos no es nada fácil".
- Qué ´problema, amigo Pipo, y pensar que ni tú ni yo podemos hacer nada para contribuir por lo menos a que la vida de los hombres sea más llevadera y sin tantos problemas.
- Así es, dijo el perro, el cual se despidió de la mata de mango y se regresó a casa y le contó a Juancho Marcano, la conversa que tuvo con la mata de mango. 13/05/2020
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La sequía es un disparo al corazón de la planta - Juancho por lo que tú dices, se puede afirmar que la sequía es un disparo al corazón de la planta, dijo el perro Pipo cuando observaba como el rostro verde de las plantas mostraban las bofetadas dolorosas y mustias del estío. El periodista escuchó a su perro y hasta se iró con sus palabras y después comentó: "Si, Pipo, es terrible la sequía que, al contrario de la lluvia. no trae nada, sino ruinas, tanto en los sembradíos como en el paisaje que nos rodea, el cual, si te pones a observarlo detalladamente, notarás como si se fuera en llanto cada vez que el sol lo azota con su látigo impío y reverberante".
Los dos amigos conversaban debajo de la mata de mango para refrescarse en el pequeño conuco del periodista, en el cual se observaban las huellas de la sequedad que provocaban dolor y lástima por las plantas y más aún de los arbustos que ante el castigo inclemente que recibían, doblaban sus ramas y se despojaban de sus hojas muertas.
- Pipo, no sé si entiendes, pero ya como si lo he dicho otras veces, que las plantas cuando tú la siembras, son también nuestros hijos y por eso es que nos causa tanto dolor ver este cuadro que tú observas en el conuco y lo más lamentable es que tú no puedes provocar que llueva y de paso la poca agua que te llega cada 40 días, solo alcanza para labores domésticas de pocos días. Por eso es triste y lamentable y que los gobernantes no se apiaden de las personas y hasta la naturaleza también se opone, pero sea la voluntad de Dios, que bien claro sabe que no es culpa nuestra que las plantas mueran por inanición.
Pipo después que Juancho Marcano terminó de hablar, lo observó con mucha atención y entendió la tristeza honda y profunda que sentía el hombre, a quien desearía ayudarlo si estuviera a su alcance, pues sabía lo que sufría cada vez que una de sus plantas moría por falta de agua.
- Tranquilo Juancho, que Dios sabe lo que hace, es lamentable, pero no está a nuestro alcance la solución de salvar a las plantas que ya están moribundas. - Es verdad Pipo, dijo el hombre con un dejo de tristeza y luego convidó a su perro a marcharse a casa, lo cual hicieron en un profundo silencio.
03/06/2020
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Las guacharacas andan desesperadas por el hambre El periodista Juancho Marcano buscó el aparato transitor, lo enchufó en un toma corriente del garaje y sintonizó la emisora comunitaria la Espuma Marina, y, junto a su perro Pipo, se dispuso a oír la misa con motivo de la bajada del Santo patrón del pueblo, el Sagrado Corazón de Jesús, que debido la pandemia del corona virus y la cuarentena, este año no iba celebrarse con los devotos presentes dentro del templo, sino que cada familia desde su casa fuera una iglesia y a través de dicha emisora y otras redes sociales, se le rindiera honores al comienzo de sus festividades que también tendrán este año otras condiciones, debido a la peste que con su látigo azota la población mundial.
En esa espera de la transmisión radial de la referida ceremonia, Juancho y Pipo, muy cerca de su residencia, que estaba cerca del Portachuelo, una de las montañas que rodea al Valle de la Tacarigua de Margarita, escucharon el coro de voces desafinado y grave de las guacharacas, como si protestaran o reclamaran o se quejaban; pero lo cierto eran que estaban como desesperadas.
- Pipo, me parece ese canto de las guacharacas como si estuvieran angustiadas y como si estuviesen pidiendo algo, dijo Juancho Marcano.
- Es verdad, Juancho, y por lo que pude ver y averiguar cuando ayer fui al conuco, es que las guacharacas están pasando hambre, pues el puñal de la sequía que se le clava a los árboles en pleno corazón, no permite que haya ni flores ni frutos y por tanto al ser dichas aves consumidoras de frutas, tienen que estar desesperadas y hasta se acercan a los patios de las casas para ver si ahí pueden conseguir alguna planta con frutas, pues es más factible que así sea, porque muchos con el agua ya usada, riegan algún árbol o arbusto y éste de repente puede que eche frutos, lo contrario sucede en los conucos que no hay una sola gota de agua, ni en tanque ni de lluvia.
El periodista Juancho Marcano, se quedó callado y hasta pensando en la desgracia de las guacharacas y en ese instante comenzó la transmisión de la misa, le pidió por las mencionadas aves al Corazón de Jesús y se sumió en sus recuerdos de otros años y escuchó la misa tranquilamente, pero con la fe de que el año que viene pueda asistir a la bajada del Santo Patrono y pueda compartir con sus amigos.
10/06/2020
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La lluvia le asomó una sonrisa a las plantas
El periodista Juancho Marcano observaba como las nubes iban cambiando su traje de medio luto, que se pusieron luego que cayera un chubasco, por su usual vestido blanco, mientras que el sol parecía una moneda encendida que emprendía su viaje hacia el horizonte para morir allá en la distancia donde el mar apaga sus últimos alientos. Las caricias de la llovizna, hicieron que en los cerros aledaños del conuco del periodista, los puy (especie o familia de Araguaney) lucieran su vestimenta de oro como para saludar con una sonrisa a la reciente lluvia que llegó como la misma bendición del empíreo.
El perro Pipo, fiel amigo de Juancho Marcano, lo observaba y conociéndolo bien, entendía sus pensamientos, sin embargo preguntó:
- ¿Qué le pareció la lluvia, Juancho?
- La lluvia, Pipo, en estas tierras y sobre todo en este pueblo de la Tacarigua de Margarita, siempre será bienvenida, pero, claro, que sean moderadas y no causen daños ni a humanos, plantas y animales.
- Pero no te veo tan alegre, a pesar de la lluvia, comentó el perro. - Si supieras que estoy alegre, pero no tanto como debiera, pues el chubasco no fue lo suficiente para mojar el suelo para que las plantas se recuperen de tan profunda puñalada que le ha clavado tan terrible sequía que hemos vivido en los últimos años. - Pero yo vi a tu amigo Evaristo sembrando ayer maíz. - Bueno Pipo, cada quien se arriesga y siembra, pues él que lo hace debe tener fe que va a llover, por eso a él y a todos los que de una u otra forma, sembraron en sus conucos, les deseo que les vaya bien, gracias a futuros aguaceros que Dios nos tenga para regar estas tierras fértiles, pero que han estado sedientas. La conversa es interrumpida por una bandada de periquitos que al parecer buscaban como tomar agua en los envases que Juancho los surte para que las aves lleguen a saciar la sed que le produce el estío. Por eso el periodista y Pipo, decidieron regresar a casa y dejaron que las aves tomaran agua y hasta se bañaran.
21/06/2020
44
Aquellos recuerdos en esta pandemia
El periodista Juancho Marcano, aprovechando que en días anteriores hubo unas frescas lloviznas en la Tacarigua de Margarita, se dispuso a podar las ixoras de su jardín y una vez que había terminado dicha labor, fue a la cocina se sirvió un trago de ron y tomó asiento en una silla del garaje y desde ahí escuchó en la casa del vecino, la canción: Amigo de qué… "No sigas diciendo que un amigo tuyo y tu propio amante mancharon tu honor…
Esa canción me trae muchos recuerdos, pues en el bar que tenía el señor Félix Millán, había una rockola y estaba colocada en las teclas A-7, le dijo el reportero a su pero Pipo.
El can oyó al periodista, y como no entendió mucho, le comentó: "Para serte sincero, Juancho, me dejaste en las nubes, pues no tengo ni idea de qué diablo es una rockola y en cuanto a la canción, ni la he oído"
El periodista escuchó a su can y lo entendió, pues la generación de ahora y su perro que no es tan viejo, no conoce ni sabe de ese aparato que era capaz de hacer sonar canciones a través de la introducción de monedas, y la cual mató muchos despechos, pero que también alegró la vida a varios, pues no todo sufrían de desamor, como su amigo Pablo Moya, que más bien andaba alegre y cuando llegaba al bar Tropical, agarraba la rockola para él y a escuchar: A cuerpo cobarde/ como te meneas/ yo cargo una pea/ que Dios me la guarde/.
- Para no caer en mucho detalle, Pipo, dijo el periodista, te voy a decir que una rockola era un aparato de sonido donde tú podías escuchar canciones, o sea cumplía la misma función de los equipos musicales que hay ahorita, pero con la diferencia que dichos aparatos estaban en locales donde vendían bebidas alcohólicas y por lo general esas rockolas tenían música romántica, las llamadas "trancapechos", como decía un locutor amigo.
- Ah ok entiendo Juancho, por eso he oído conversar a Evaristo y a ti de aquellas épocas pasadas, que por lo que dicen ustedes, las disfrutaban mucho con otros amigos.
Así es Pipo, aquellos eran ratos muy felices, dijo el periodista y se paró a recoger los implementos de jardinería para luego comer y descansar.
27/06/2020
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La plaza también nos pinta recuerdos
El periodista Juancho Marcano salió de visitar a su suegra y luego caminó por la plaza de la Tacarigua de Margarita. Estaba como si formara parte del Sahara. Ni un alma. "Qué diferencia en aquellos tiempos de otrora", se dijo. Después se dirigió al carro y tomó rumbo a su casa, y ya en su vivienda, se acostó en la hamaca para leer un libro, pero antes se dedicó a disfrutar de las distintas tonalidades de verde que la lluvia había trazado en el lienzo mustio del paisaje. "No hay duda que la lluvia es milagrosa y de paso la que cae aquí en este pueblo es más bendita y más bonita de las lluvias que he visto en otras partes del país", pensó el periodista, quien, como su perro se acercó, lo acarició con dulzura, y ahí el can le comentó:
- Por tu cara Juancho se te nota que estás contento por las lluvias que han visitado al pueblo.
- Así es Pipo, pero al mismo tiempo te digo que hoy me dio nostalgia, cuando visité la plaza del pueblo.
- ¿Y eso por qué Juancho?
- Porque en ese sitio había una soledad más grande que un edificio, y eso me hizo pensar en nuestra adolescencia y juventud, pues esa plaza, para nuestra generación y otras, forma parte de esas figuritas que vamos pegando en el álbum de la vida a medida que pasa el tiempo.
Pipo sin entender mucho, le manifestó que fuera más explícito, pues no comprendía tal nostalgia.
- Mira Pipo, esa plaza de la Tacarigua de Margarita para nuestra generación, era sitio de reunión, de fiesta, de confesión, de encuentro y de ver y hablar con las muchachas cuando salían de la misa o cuando iban a las fiestas del santo patrón. En esa plaza, cada quien, y de varias generaciones, tiene una historia que contar, pues hasta cancha deportiva era y lugar para jugar chapitas.
Pipo escuchando aquella breve y emocionada explicación de Juancho, entendió al periodista y se marchó porque tenía que ir para el conuco.
Mientras tanto Juancho Marcano antes de releer el libro: Amor y Humor de Aquiles Nazoa, lanzó otra mirada a las montañas para deleitarse con sus sonrisas verdes que le habían producidos las caricias de los chubascos que han caído. 06/07/2020
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Por esas calles viajan nuestros recuerdos
La pandemia ha puesto a soplar la brisa de la soledad por las calles del pueblo. La Tacarigua de Margarita se muestra sola y como si sufriera la tristeza de una novia a quien han dejada plantada en plena iglesia. La peste es la protagonista de esta película que se estrenó en el cine del panorama mundial. El Covid 19 es una realidad. Una cruda realidad que nos invita a cuidarnos, para salvar a todos los que podamos salvar. La mala hierba de la inconciencia hay que erradicarla del preocupante planeta, que hoy habitamos.
Con todos esos vocablos reflexivos llegó el periodista Juancho Marcano a su casa, luego de ir al pueblo a comprar unas cositas que le hacían falta a su hogar. Ahí encontró en el portón a su perro Pipo, dándole la bienvenida. Una vez que estacionó el carro en el garaje, el can lo saludó y le preguntó:
- ¿Cómo está eso por el pueblo Juancho?
- Sin vida, prácticamente, Pipo, y te confieso que cada vez que recorro las calles del pueblo que me vio nacer y crecer, en estos momentos, me embriagan los recuerdos y la nostalgia.
- Pero Juancho, no puede ser que cada vez que vas al pueblo vengas cargando un morral de nostalgia, entiendo que dicen que recordar es vivir, pero eso no puede ser la vida. ¿Tú me entiendes?
- Te entiendo Pipo, pero te confieso que a veces no puedo evitar respirar el aire de la nostalgia cuando recorro el pueblo y veo la tristeza de las calles con esta pandemia, pues devuelvo el CD de mi vida, y me veo jugando cuando niño en esas calles, con mis amigos de la infancia, y hasta me veo reunido y parrandeando con los jóvenes de mi generación y de otras generaciones, a quienes tengo tiempo que no veo, e incluso hay unos que se montaron en el tren que los llevó a otra dimensión. ¿Me entiendes a mi Pipo?
El perro observó al periodista y le contestó que de acuerdo, luego le contó que había estado en el conuco y habló con la mata de mango, la cual estaba bien contenta, por la visita del pasado chubasco.
El periodista acarició al perro y luego se dedicó a llevar los productos adquiridos hacia la cocina.
11/07/2020
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El ejército de la sequía no se rinde
El sol despierta temprano por los lados de El Portachuelo de la Tacarigua de Margarita y ahí, junto a la sequía, prepara su ejército de rayos ardientes y disparan sin piedad a las inocentes plantas que están en el sembradío y más aún si son los tiernos malojos, que acaban de salir del vientre recién mojado del surco.
El periodista Juancho Marcano, había llegado aquella mañana al conuco con su perro Pipo y observó que las pequeñas matas de maíz estaban sufriendo la falta de los chubascos, los cuales parecían que iban a ser más frecuentes y ahora, al parecer, no encuentran el camino para regresar, para traerle un morral de alegría a las plantas. "Es triste y lamentable, ver el sufrimiento de los malojitos", dijo Juancho, como preocupado.
El perro observando la cara de d preocupación y tristeza del periodista, le comentó:
- Juancho, entiendo tu preocupación, pero por experiencia, según dicen los viejos, no es bueno a arriesgarse a sembrar maíz en estos tiempos en suelos de la Tacarigua de Margarita, pues sucede que se presentan las primeras lluvias muy copiosas y después que las personas se entusiasman, desaparecen y por lo general regresan en octubre o a finales de año.
- Tienes mucha razón Pipo, pero la gente siembra con fe de que la lluvia será frecuente y por eso se entusiasma. Pero en verdad viendo toda esa experiencia de nuestros antepasados, a veces pienso, y me torturo, que uno y muchos deberían estar preso, por darle vida a unas plantas de maíz, para que después pasen trabajo y se mueran de sed a pleno sol, que las castiga sin piedad alguna..
- Caramba Juancho, pero tampoco tengas ese sentimiento de culpa, porque tú te imaginas si en esta tierra que se han perdido tantas cosechas, hubiesen metido preso a la gente por sembrar, no habrían encontrado cárcel para encerrarlos. - Es verdad, Pipo, pero son cosas que se le ocurren a uno en esos ratos de ocio creativo que tiene y que lo ponen a pensar en muchas cosas. Pero mejor volvamos a casa.
El periodista y el perro, tomaron camino al hogar y en el camino no cruzaron ninguna palabra al respecto.
21/07/2020
48
Cuando la tormenta es esperanza
El jardín era un canto de alegría y ovación por las caricias del chubasco. Las ixoras se apuraban por aplaudir con sus manos rojas a la llegada de la llovizna. Mientras tanto un colibrí se emocionaba con la aplauso de las flores. El periodista Juancho Marcano, observaba el espectáculo y pensó en las palabras de su amigo Evaristo que dijo que la tormenta Gonzalo representaba una esperanza, pues con ella venían las lluvias y le íbamos a pedir que se quedara para alegría de los agricultores y por ende de las plantas.
El perro Pipo, trataba de jugar con los gatos (Rocky y Rockyta), pero ellos no estaban dispuestos a seguirlo en sus jugarretas, por tanto viendo la alegría de Juancho por el milagro del aguacero caído últimamente en la Tacarigua de Margarita, optó por hablar con su amigo.
- Juancho tanto el jardín como el conuco, se ven contentos, por los besos que les dejó la lluvia. ¿Qué tú opinas?
- Es así, Pipo, ojalá siguieran anunciando tormentas, que al final se convierten en ondas tropicales por la mano de la Virgen del Valle, para que siga lloviendo, pues si con alguna cosa está escrita la historia de este pueblo, en con agua de lluvia. Aquí, en tiempos pasados, la gran mayoría de los hombres vivían de sus conucos y los chubascos eran motivo de alegría y celebración. Por eso cuando la regadera
del cielo no hacía su entrada, la historia era otra y había hombres que abandonaban el conuco y se iban a otros lugares remotos para encontrar el pan de su familia, dejando la casa a cargo de la mujer, que hacía milagros para mantener a la prole.
Pipo escuchó y observó al periodista que cambió su cara de alegría por la historia que contaba, y por eso le dijo:
- Si, esos tiempos pasados fueron duros amigo Juancho, hay que conocerlos para seguir viviendo el presente y pensar que el mundo va a salir a flote y vamos todos a vivir en un planeta mejor, en donde el hombre viva en armonía con su medio ambiente.
El Periodista, abrazó a su perro, le dio la razón y siguió observando la alegría de aquel colibrí que se embriagaba con la miel que despedían las ixoras. 29/07/2020
49
El mundo como si no va a cambiar
El conuco presentaba un paisaje como si fuera un pentagrama musical, pues los árboles entonaban sus notas con sus flores y sus frutos, mientras tanto los pájaros bailaban al son de aquellos inefables arpegios.
El periodista Juancho Marcano había llegado al sembradío con su perro Pipo, que rápidamente se dedicó a recorrer el pequeño labrantío, mientras tanto Juancho le aceptaba a su amiga, la mata de mango, un fruto en su sazón, el cual se dedicó a comérselo bajo la sombra refrescante del árbol, que, como tenía tiempo sin hablar, con el periodista, le comento:
- Amigo Juancho, viendo y viviendo esta peste que hay ahorita, ¿tú crees que el mundo cambiará?
El periodista aún con la miel del fruto en la boca, se apuró en digerirla y manifestó: - Esa pregunta, amiga, es propia de cualquier periodista que ha estudiado en una escuela de comunicación social y por eso me sorprende, pero te voy a contestar diciéndote que a veces he pensado que esta pandemia es como un castigo o una lección de Dios para que el hombre cambie, sin embargo por lo que he visto y por lo he vivido y sufrido en estos últimos días, me ponen un poco pesimista y por eso creo que si en esta peste, el hombre no ha sido capaz de ser solidario y apoyar y colaborar y ayudar a los amigos que de una u otra forma han sido afectados por la
enfermedad, no hay duda que el mundo va seguir igual o hasta peor. - Pero tú generalizas Juancho, pues no todas las personas tienen ese comportamiento.
- Es verdad, pero la gran mayoría debiera tener un comportamiento solidario y no una minoría, a la cual hay que reconocérselo y así lo hago.
La mata de mango guardó silencio y le ofreció otro fruto a Juancho y también a Pipo, que llegó en ese momento, y le informó a Juancho que todo estaba normal y por eso hombre y perro se regresaron a casa, mientras que Pipo venía contento, el periodista venía sumido en sus pensamientos.
10/08/2020
50
Agosto se disfrazó de diciembre
El paisaje parecía una cartelera de la escuela donde en cartulinas, pintaban a los árboles verdes, frondosos y florecidos. Los trazos de diferentes tonalidades de verde, sobresalían en los cerros y en los conucos. El canto de las guacharacas era un concierto que, a pesar del tono grave, de sus trinos, parecían canciones de las mejores, que deleitaban al oído. Todo era frescura y alegría.
Juancho Marcano, quien había llegado temprano al conuco para limpiar el malojo y recoger las berenjenas, los ajíes y los mangos, contemplaba aquello con un brillo de gozo en sus ojos. Mientras que su perro Pipo, luego de recorrer el sembradío, saboreaba unos mangos que le había regalado su amiga y del periodista, la mata de mango.
El reportero sintió muy cerca a su vecino de conuco, su amigo Evaristo, y luego de saludarlo, entablaron conversación.
- Fíjate Juancho, cómo están esos cerros, parece más bien que fuera diciembre, donde esas montañas se ponen verdecitas y hermosas, dijo Evaristo. - Es increíble, pero te voy a confesar, pero yo desde que tengo uso de razón, aquí en la Tacarigua de Margarita, no había visto jamás un mes de agosto tan extraño y tan bonito como éste, pues en estos tiempos Tacarigua y por ende Margarita era sol y calor, y aquí las plantas se arruinaban en esta época. Ahora llueve o llovizna y el tiempo permanece muchas veces sombrío.
- Así es Juancho, tanto es así que los agricultores que en verdad siembran, viendo el tiempo y la experiencia que se tiene del pasado, no se arriesgaron ahora en sembrar mucho maíz, por el temor que siempre han tenido de perder el trabajo. Aunque, claro, hay sus excepciones.
- En estos tiempos secos, de verano, le decían los viejos, los agricultores en otras épocas, les daba por sembrar en los conucos que estaban hacia las copas de los cerros, pues ahí con una lluviecita y la neblina, se daba el maíz. Evaristo aprobó la afirmación de Juancho y se despidió. Mientras Pipo, cargó con su bolsa de mangos y acompañó al periodista para el regreso a casa. Ambos venían contentos en el camino.
19/08/2020
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¿Por qué se enrollan tanto los hombres?
- Te voy a decir Pipo que a mí me parece que los hombres andan en un solo problema y no tratan de resolverlo entre todos, sino al contrario, buscan la forma de dividirse y así no poder llegar a donde se tiene que hacer, para poder vivir en paz no sólo entre ellos mismos, sino en armonía con el medio ambiente.
Estas palabras se la dijo la mata de mango al fiel perro Pipo, del periodista Juancho Marcano, quien lo había mandado al conuco para que diera una vuelta, mientras él se dedicaba a ciertas cosas del hogar y a labores del jardín, al cual había que podarlo y, sobre todo, regarlo, porque las lluvias se han ausentado en estos días y el sol es un ejército que dispara balas incandescentes hacia las tiernas conformación de las plantas.
- En verdad, amiga, te manifiesto que tienes razón, pues no sólo andan diferenciados entre ellos, sino que con su comportamiento no dejan vivir a los demás seres vivientes, como a las plantas y a los animales, no es el caso de Juancho o de Evaristo, Pero si de una gran mayoría que andan buscando amargarle la vida a los demás, dijo el perro.
La mata de mango que brindaba sus frutos en sazón a varios pájaros que se deleitaban con la miel que contenían los mangos, apunto: "Mira Pipo, es que los hombres, todo lo vuelven un rollo, y de paso no son solidarios a la hora de las "chiquitas" y así quieren cambiar el mundo, cuando en realidad no quieren o no pueden cambiarse ellos mismos".
- Te digo amiga, que en verdad así no se puede y decir que del comportamiento de ellos, depende la tranquilidad de nosotros, que si hemos demostrado como se debe vivir en armonía, la cual es rota por el hombre cada vez que se le antoje, sin importarle la felicidad que habían vivido plantas y animales, manifestó el perro Pipo
- El todo de la charada, amigo, es que mientras el hombre no sea capaz de convivir entre ellos como debe ser, tampoco nosotros tendremos felicidad, dijo la mata de mango, que se despidió del perro, porque ya éste tenía que regresar y contarle a Juancho como estaba el conuco y su sembradío.
27/08/2020
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La canción hermosa y bendita del cielo
El cielo era una sabana azul y límpida donde los caballos de los luceros parecían que corrían a paso ligero. ¿Será que se imaginaban y querían esconderse? Pero lo cierto fue que la canción hermosa y bendita de la lluvia, llegó a esa noche y luego volvió al otro día y las plantas entonaron el canto de una melodía verde tierno y le ofrendaron sus sonrisas.
El periodista Juancho Marcano, esa noche observaba el espectáculo y pensaba en otros tiempos cuando sus antepasados hacían vida en la tierra, y la lluvia se convertía en motivo de alegría y celebración. "Cómo se hubiera alegrado mi abuelo si en estos tiempos de sequía, como lo es agosto en la Tacarigua de Margarita, hubiesen caídos estos aguaceros que ahora han venido este año a esta hermosa tierra, probablemente habitada por Dioses en épocas inmemoriales", se dijo el reportero.
Mientras escuchaba el relajante y cautivante canto del chubasco, Juancho también recordó que en esos tiempos, debido a la temporada seca, su abuelo y sus amigos, buscaban sembrar en los conucos que estaban hacia la cumbre de los cerros, con el fin de que la neblina y las pocas lluvias, hicieran el milagro de darse el maíz, para poder hacer la arepa que era el pan de cada día. "Cuantas veces comí casa de mi abuelo, aquellas arepas redondas y gruesas de maíz, que hacía mi abuela, después de pilarlo y molerlo", rememoró Juancho en aquella noche de lluvia.
"La Tacarigua de Margarita, le dijo Juancho a su esposa, fue una tierra reconocida por su hombres guapos de azadón y machete, y por sus mujeres bellas y guapas, capaz no sólo de pilar, sino de sembrar y hasta de buscar leña, sin perder la coquetería de ser fémina a tiempo completo".
- Era la vida fuerte aquí y sobre todo para las mujeres, dijo María, la esposa de Juancho, quien le señaló: "Así era, por ello muchos fueron a dar a tierra firme y por allá hicieron familia y sembraron raíces, e incluso unos ya no volvieron a esta tierra y allá dejaron sus cenizas.
La lluvia había calmado y los potros de las estrellas, volvieron a la sabana azul del firmamento, mientras Juancho Marcano y su esposa, guardaron silencio. 03/09/2020
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¿Qué significa la Virgen del Valle?
El día había amanecido con una cobija de nubes despejadas en el cielo. Irradiaban tonos celestes y límpidos. Era un día especial en la vida de los margariteños y de todos los orientales y de mucha gente. Era el día de la Virgen del Valle y por tanto un día especial para todos aquellos que en su corazón han construido un templo para adorarla.
El periodista Juancho Marcano, como buen margariteño, elevaba plegarias a su patrona para el bien de las personas, de la Patria y del mundo entero, era lo menos que podía pedir para una sociedad que cada día busca hundirse en una podredumbre atroz.
El perro Pipo estaba observando las travesuras de los gatos Rocky y Rockyta, pero no quería formar parte de ese juego, sino le interesaba hablar más con Juancho, porque lo miraba que caminaba para allá y para acá y mirando al cielo como buscando a alguien que lo ayudara a salvar el mundo, lo cual no era tarea fácil.
- Juancho ¿qué día es hoy que te noto como preocupado, pero al mismo tiempo contento?, preguntó el perro para iniciar la conversa.
- Amigo Pipo, hoy es el día de la Virgen del Valle, la patrona de Oriente; hoy es un día muy grande para los margariteños, pues la Virgen significa esperanza, bendición y paz para el mundo, en élla hoy está concentrada una gran parte de la población para que meta su mano, no sólo para que acabe con esta peste que nos tiene separado, sino que cambie la conciencia del pensar de los hombres y mujeres para que la sociedad sirva para convivir y compartir, sin rencor ni odio alguno.
Pipo ante las palabras del periodista, se lo quedó viendo y manifestó: ¿No te parece que es mucho pedir?
- Es verdad Pipo, pero no podemos perder la fe y por eso tampoco hay que perder la esperanza e implorarle a la Virgen que nos ayude y nos enseñe el camino. El perro se impresionó con las palabras y abrazó al periodista y ambos se dispusieron a celebrar el día de la Virgen del Valle, que bien valía un brindis. 11/09/2020
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¿Por qué no tenemos la paciencia de los gatos? El periodista Juancho Marcano lanzó su mirada hacia el portachuelo de la Tacarigua de Margarita y observó al sol como una moneda de oro, destellando sus rayos resplandecientes, bien temprano en la mañana, mientras que una chicharra le cantaba alegre, como celebrando su entrada radiante al hermoso poblado. Juancho Marcano, luego se quedó observando las ixoras del jardín y como todos los días, quedó impresionado por la alfombra roja que cubría gran parte de éllas y que les brindaban su néctar a las mariposas y a un colibrí que parecía que pasaba su embriaguez por el consumo de la miel de las flores, posado en una rama. El reportero extasiado por el colorido de su jardín, se decidió a buscar una tijera para podar un poco las plantas y en el camino, en un mueble del garaje, observó a sus gatos Rockyto y Rockyta, descansando y en su eterno enamoramiento: uno al lado del otro. "Qué felicidad tan completa, como decía mi abuela, estos dos están felices, sin saber que el mundo anda de cabeza por una pandemia y por la maldad de muchos hombres que han hecho que el planeta esté temblando y asustado porque teme desaparecer", se dijo el periodista, quien recordó un artículo que había leído hace mucho tiempo, en el cual se sugería que había que tener la paciencia del gato para llevar una vida más llevadera y menos angustiante. "¿Pero en qué consistía aquella vida que planteaba el autor de aquel texto? Bueno, en simplemente en tener paciencia y calma y dejar a un lado las preocupaciones, es decir llevar una vida de gato, el cual cuando se levanta en la mañana se procura su alimento y después que lo logra, se despreocupa y se echa tranquilo a dormir, a descansar o quién sabe si a pensar en lo bello y tranquilo de la vida.
Cuando llega de nuevo la hora de comida, busca hacerlo, si la consigue fácil, se la come; si no, se dispone a obtenerla por otra parte o se dedica a cazar con paciencia la presa o el pájaro que otro día ha espiado tomando agua o comiendo frutas…"
En estas reflexiones estaba el periodista cuando llegó su perro Pipo del conuco y le contó que todo estaba tranquilo, por tanto Juancho dejó sus reflexiones y se dirigió al depósito a buscar la tijera para podar las plantas de su jardín. 16/09/2020
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MINIBIOGRAFÍA
Emigdio Malaver G.
Hijo de la Tacarigua de Margarita. Es Economista (Universidad de Los Andes). Lic. en Comunicación Social (Universidad Católica Cecilio Acosta). Post grado en Derecho Tributario (Universidad Santa María).
Trabajó en Sidor, en El Seniat y director de Mundial Margarita. Actualmente es jubilado del Seniat.
Ha colaborado con periódicos y revistas regionales y nacionales. En la actualidad sigue su producción periodística en varias publicaciones digitales.
Por su labor periodística tanto en prensa escrita como en radio, ha obtenido premios municipales y regionales de periodismo. También fue merecedor del premio nacional de periodismo Aníbal Nazoa.
Tiene dos libros publicados: El día que Víctor Davalillo firmó con Los Sapos de Tacarigua (Imprenta del Estado, 1996), Crónicas: Venezuela en su salsa (Editado en el año 2014 por una editorial alemana) y Epónimos y árboles emblemáticos de los municipios del estado Nueva Esparta (Formato digitalizado por la Fundación Identidad- Año 2020). Igualmente tiene tres folletos en formato digital: La maldición de la mata de mango (2019), La perra Cegueta y sus denuncias (2020) y La Vida entre crónicas y cuentos (2025).
Ha sido fundador de periódicos culturales e institucionales.
FINAL DE DIGITALIZACIÓN
Este libro se terminó de digitalizar en mayo del 2025 en Tacarigua, estado Nueva Esparta.
Los textos los pueden publicar en cualquier medio radial, televisivo, impreso y digital, siempre y cuando le den al crédito al autor, que de paso se lo agradece de antemano.