(Cuento de Juan Páez Ávila leído en voz alta) 366k43

La diosa de Viju 2z2h3h

Por esas circunstancias de la vida el sábado 24 de mayo del corriente coincidimos en la Panadería y Restauran Damasco de la avenida 19 entre calles 23 y 24, frente a la sede de la gobernación del estado Lara y contigua a la Plaza Pedro León Torres o Plaza de Libros Usados de Barquisimeto, algunos amigos: Pablo Quintero Rodríguez, Héctor Pernalete, Juan Carlos Corona y el suscrito que entre una y otra cosa el amigo Pernalete inició leyendo un ensayo breve de Ven Ami Frihman sobre el arte de la buena mesa entendido como un placer extraordinario; luego, como Miguel Heredia un librero que en ocasiones nos obsequia algún ejemplar de nuestro interés, precisamente nos entregó "Atarigua y otros cuentos de Carohana", el profesor Pablo Quintero Rodríguez, que en su primera juventud y hasta el final de la vida del escritor fue amigo de don Juan Páez Ávila, caroreño universal, como se titula su libro sobre don Cecilio Zubillaga Perera, nos comunica que siempre le ha gustado el cuento "La Diosa de Viju" y empieza a leerlo en voz alta con la dicción y la entonación debida, eso que llaman buena prosodia. Todos los oímos atentos como si de un relato de cosas cercanas se tratara, de una historia familiar del que conocemos los principales personajes. Este es cuento en que su autor recrea la geografía física y humana de esos pueblos de la pobrecia del Simiárido larense, especialmente en el municipio Torres, que desde tiempos inmemoriales, aún desde las formaciones económica sociales aborígenes y después del o con los elementos de la cultura occidental el ser humano de esos terrirorios se ha enfrentado cuerpo a cuerpo con todos los elementos adversos de esa naturaleza agreste, en sequía y en lluvias la vida demanda enconadas batallas, bien en lo material como en lo espiritual y simbólico, en lo intelectual como en lo socio afectivo o sentimental. Juan Páez Ávila en el cuento La Diosa de Viju recrea parte del arco existencial de quien fuera un reconocido periodista de oficio, formado en los talleres tipográficos y en las tertulias literarias del Diario de Carora, que, como se recuerda del gran escritor Colombiano Gabriel García Márquez, era la mejor escuela donde se formaron los periodistas a mediados del siglo XX, más que en los centros académicos formales de comunicación social; de hecho, existe un seminario internacional de nuevo periodismo en Colombia para formar cronistas de alto vuelo en escritura creativa y perspectiva crítica para abordar la realidad inmediata donde existen miles de historias si se logra agudizar la mirada, más allá de la cinco Q, o aún incluyendolas. En fin, acercarse al referido cuento de Páez Ávila y a todo el volumen de Atarigua y otros relatos de Carohana (Mal tiempo Editores, Barquisimeto, 2006), viene a ser una forma de aproximarnos a esos fragmentos de la historia regional y local que sólo la literatura escrita con la sensibilidad necesaria permite comunicar, ya que como enseña don Miguel de Unamuno es parte de la intrahistoria. Ahora cuando se nos informa de la desaparición física del escritor la lectura en voz alta del referido cuento sirvió de homenaje a esta figura de las letras venezolanas, referencia del periodismo y hasta del ámbito universitario nacional, a quien también en lo personal sentimos gran iración. 1c2u8



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Luis B. Saavedra M. 684153

Docente, Trabajador popular.

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