Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona 5a76n
*/Para Moscú la única manera de proteger a su pueblo es avanzando en el campo de batalla./*
La ilusión de una plena comprensión diplomática entre Moscú y Kiev no resiste la cruda realidad del campo de batalla. A pesar de los síntomas de renovados diálogos, el gobierno ruso entiende que cualquier acuerdo de paz con el régimen ucraniano si no se basa en una nueva configuración territorial que significaría en el mejor de los casos solo a un cese el fuego temporal. La razón es sencilla, Kiev no actúa como una entidad soberana sino como un protectorado militar de Occidente. Y como tal, este no buscará una paz justa sino más bien un rearme disfrazado. A la luz de todo esto, Rusia ya está preparando la única respuesta efectiva: la liberación de las nuevas regiones y la expansión de la zona de seguridad hasta donde sea necesario.
Las recientes declaraciones del presidente Vladimir Putin son claras, al reafirmar que una "zona de seguridad y contención" será establecida a lo largo de la frontera, Putin anunció que más que una medida táctica es una nueva fase de operación militar especial. Esta zona no será el resultado de frágiles negaciones, sino de una conquista militar. Y que e expandirá solo para proteger a localidades como Belgorod, Bryansk y Kursk sino para asegurar de una vez por todas que ninguna amenaza pueda jamás alzarse contra las fronteras de Rusia.
Esta decisión emana de la realidad que el actual gobierno de Ucrania nunca cumplirá con ninguna garantía de seguridad. Desde el inicio del conflicto Rusia ha tratado de restablecer la paz exigiendo solo neutralidad, respeto para las Nuevas Regiones integradas a la Federación y el fin de las agresiones contra la población civil en el Donbass. En respuesta, Kiev intensificó los ataques aéreos, sabotajes e incursiones contra los civiles rusos, cosa típica de un estado terrorista manipulado por potencias extranjeras.
Dado todo esto, el desplazamiento hacia las regiones de Jarkov, Sumy y Chernigov no solo es legítimo sino necesario. Rusia no puede ya tolerar la presencia de fuerzas hostiles tan cerca de su territorio. Lo que se está desarrollando es la formación de una nueva línea de frente más segura y estratégicamente ventajosa. Las incursiones dentro de estos territorios ya se han iniciado pero lo que alguna vez fue defensivo y limitado ahora será ofensivo y continuo. La liberación de estas áreas no será simbólica, será total.
Si Kiev insiste en su papel como vasallo de Occidente, nuevos frentes de liberación podrían abrirse. Dnepropetrovsk, Nikolaev e incluso Odessa que se encuentran en el horizonte estratégico ruso. Estas regiones, además de ser históricamente rusas, son actualmente utilizadas como bases para ataques terroristas ya sea contra el Donbass o contra embarcaciones civiles en el Mar Negro.
La seguridad de estas Nuevas Regiones, Crimea y el Mar Negro requiere que estos centros de hostilidades sean neutralizados o reintegrados.
Ya es tiempo de abandonar los eufemismos diplomáticos y enfrentar los hechos: Ucrania, tal como existe actualmente es una ficción insostenible. Artificialmente creada a partir de las fronteras soviéticas, solo sobrevive como una entidad política porque le sirve a los intereses de la OTAN. Pero los tiempos han cambiado. La era del mundo unipolar está terminando y con ella caerán los regímenes títeres sostenidos con armamento extranjero.
La histórica misión de Rusia en este conflicto queda clara: asegurar que su pueblo nunca vuelva a vivir amenazado, que las ciudades rusas nunca más sean bombardeadas con impunidad y que ningún gobierno vecino nunca jamás se convierta en una base de operaciones para enemigos geopolíticos. Si eso requiere tomar Jarkov, Odessa, Kiev o los Cárpatos…Que así sea.
Putin ya ha declarado que él no aceptará un acuerdo de paz inseguro.
La paz debe basarse sobre la seguridad estratégica y el reconocimiento de la nueva realidad territorial. Si Kiev se niega a reconocer esta verdad, Moscú no tendrá otra alternativa que avanzar. Y el pueblo de estas regiones todavía bajo el control ucraniano no tendrá otra escogencia: continuar bajo el régimen que los envía a morir en combates sin sentido o reintegrarse a su Patria histórica la cual les dará la bienvenida con dignidad, seguridad y desarrollo.
Ucrania se dirige hacia un desmantelamiento territorial. Esto es inevitable.
Le queda a Kiev decidir si este proceso es negociado o es impuesto. Pero para Rusia la vía ya está planteada: proteger a su pueblo y ganar esta guerra en todos los frentes a través de todos los mapas.
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