La marcha de los pueblos v535w

En días pasados asistí, por invitación, a un encuentro convocado por la embajada de China, para hablar de la cooperación China, Latinoamérica y el Caribe. El encuentro giró en torno al punto central presentado por el embajador: "No queremos relaciones con Latinoamérica y el Caribe en base a la geopolítica sino para la construcción de un futuro compartido". Sobre esta base se presentaron tres ponencias previamente solicitadas. 40z5x

Es sobre esto que quiero escribir pues, por lo apretado de la agenda, el espacio para expresar las opiniones del grupo invitado, resultó muy corto. Lo cual dejó abierta la posibilidad de hacerlo por esta vía ya que lo discutido no tiene ningún carácter confidencial. Por el contrario, tiene gran importancia para los venezolanos comprometidos con la patria.

Creo haber percibido, en el desarrollo del evento, una convicción sobre el peso fundamental que tiene el factor económico sobre la vida de los pueblos. De hecho así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad. Una historia colgada del tutelaje. Judith Valencia, una de las ponentes, señaló la resistencia que oponen los tejidos sociales, culturales y territoriales, a la forma de producción capitalista, pues ellas siempre han representado, para los pueblos, un desasosiego.

Me cuesta mucho aceptar -aunque lo entienda- que el mercado sea el eje inevitable de la sociedad. Imaginar que la vida humana gire en torno a eso significa que nuestra razón de vida, tal piezas de un engranaje, es producir. No como la de aquellos -los dueños del mercado- que disfrutan lo producido por esos engranajes. Son muchos los que asumen el "no hay otra manera". A esos les diría que aprendamos del esfuerzo colectivo que representa una orquesta sinfónica.

Ella produce -con los conocimientos y energías de sus - emociones y disfrutes gracias a los acuerdos, consonancias y balances de los múltiples y simultáneos sonidos. Es armonía para ellos y para quienes los escuchamos. Es un disfrute comunitario basado en un compromiso mutuo. ¿Acaso la vida no puede ser así? ¿No podemos imaginar una sociedad con un futuro integral y compartido? Algo totalmente contrario a las sociedades capitalistas formadas sobre individualidades compitiendo para sobrevivir en un ambiente felón.

Es por lo anterior que quiero expresar mi disentimiento con la asociación de los gobernantes con el capital, determinando el futuro de las naciones. Más aún cuando ese futuro, en todos los casos, depende de convicciones políticas, algunas más asertivas que otras, pero siempre minoritarias. Para las naciones sencillas -sin aspiraciones de ser potencias- el único y real futuro compartido de sus ciudadanos debería ser de una gran orquesta comunal. ¿Recuerdan a los 12 mil músicos juveniles e infantiles de Venezuela interpretando la Marcha Eslava? ¡Eso!



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José Manuel Rodríguez 5sb21


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