Aunque no conocemos todo lo que existe debajo del suelo de nuestro planeta, nos disponemos a conocer nuestro cosmos y sus misterios, debe ser por el mismo misterio que encierra el universo y tan lejano que le vemos 6f1x31
En su columna semanal, Avi Loeb nos cuenta los tres grandes misterios de la vida humana que todavía le desconciertan y el antropocentrismo que todavía atenaza nuestra visión del cosmos
Esta semana mis antiguos alumnos han organizado una conferencia en Martha's Vineyard para celebrar que la Tierra ha dado sesenta vueltas al Sol desde que nací.
En las últimas décadas, mi grupo de investigación resumió sus descubrimientos científicos en casi mil publicaciones.
Pero, a pesar del gran volumen de pensamientos documentados, confieso que sigo desconcertado sobre tres aspectos astronómicos de nuestra vida.
El cosmos se preocupa tan poco por nosotros que ni se molesta en darnos un manual de nuestra existencia
. Pero existe la esperanza de que podamos encontrar otros pasajeros que lleven aquí más tiempo que nosotros.
En primer lugar, consideremos nuestra composición material.
Nuestro cuerpo está hecho de elementos pesados que se fundieron en los núcleos de estrellas masivas, que explotaron para enriquecer el medio interestelar, a partir del cual se formó el sistema solar en el que se condensó la Tierra y alimentó nuestra existencia temporal. Visto así, no somos más que pasajeros en un camarote del espacio llamado Tierra, dirigiéndonos con un equipaje prestado hacia un destino desconocido.
A pesar de nuestra fundamental ignorancia, nos enorgullecemos de nuestro conocimiento periférico.
Por ejemplo, reconocemos que la mayor parte de la materia del universo tiene una naturaleza diferente a la que encontramos en nuestro vecindario cósmico.
La etiquetamos como ‘materia oscura’ o ‘energía oscura’ y la cuantificamos con una precisión de sólo dos decimales.
Pero un siglo de celebrada cosmología sin comprender la naturaleza de la mayor parte de la materia que compone el universo es indicador de un pésimo conocimiento científico.
En segundo lugar, consideremos el tiempo.
Nuestra vida individual está limitada a un periodo de tiempo que es por lo menos cien millones de veces más pequeño que la edad del universo.
Esto nos permite experimentar sólo una breve instantánea de la historia cósmica y limita nuestra perspectiva en relación con la inmensa realidad del cosmos.
La astronomía podría haberse beneficiado enormemente de miles de millones de años de datos documentados.
Para cada uno de nosotros, como individuo, el tiempo es corto y nada sustancial nos sobrevivirá
in embargo, a lo largo de la vida, perseguimos premios de consolación en forma de ‘me gusta’ en las redes sociales, honores y premios.
Todavía somos incapaces de detectar o comprender la matería y energía oscuras que forman la mayoría del universo
En tercer lugar, consideremos el espacio.
Es probable que las condiciones de la Tierra se reproduzcan en casi un sextillón (10 elevado a 21) de exoplanetas habitables dentro del volumen observable del universo.
Sin embargo, para la mayor parte de la comunidad científica, la afirmación de que han existido otras civilizaciones inteligentes en los últimos 13.800 millones de años desde el Big Bang es una afirmación "extraordinaria" que sólo puede itirse en el club de las grandes ideas cuando se encuentren pruebas extraordinarias aunque esas pruebas pueden ser sutiles pero requerir de un esfuerzo extraordinario para obtenerlas, igual que con la búsqueda de la materia oscura.
Después de todo, el universo no tiene ninguna obligación de adular nuestro ego ni de facilitar estas búsquedas.
De hecho, hace poco el universo llamó a nuestra puerta a través de una señal sísmica registrada en la isla de Manus, Papúa Nueva Guinea, en 2014
. En lugar de hacernos la pregunta de Fermi — "¿dónde está todo el mundo?" — y quedarnos sentados, es mejor tener coraje y acercarnos en busca de la respuesta.
¿De qué está hecho el Universo?
Durante siglos, los humanos han mirado a la galaxia y han observado el interior de los átomos. Sin embargo, todo lo que se ha visto no representa ni el cinco por ciento del total del universo. Todavía seguimos buscando el resto.
Se cree que alrededor del 27 por ciento del universo es materia oscura, una sustancia fantasmal que no emite ni refleja la luz. Los astrónomos están seguros de que existe, y de hecho la galaxia no se habría formado sin ella.
Nadie sabe a ciencia cierta qué es la materia oscura. Podría estar compuesta de hipotéticas partículas llamadas partículas masivas de interacción débil, o WIMPs, o de neutrinos estériles. Sin embargo, los investigadores están esperando detectar los diminutos destellos de luz que los átomos producen cuando las partículas de materia oscura chocan contra ellos.
Si la materia visible y la oscura combinadas representan el 32 por ciento del universo, ¿de qué está formado el otro 68 por ciento? De una fuerza omnipresente que es conocida como energía oscura.
Para explicar la expansión de la aceleración del universo, la teoría actual sostiene que el universo debe estar dominado por una fuerza gravitacional que repele. Esta fuerza, a la que hacemos llamar energía oscura, probablemente tiene algo que ver con el contenido energético del espacio vacío, una "constante cosmológica" que en su día "inventó" Einstein en un esfuerzo, que ahora resulta irónico, por demostrar que el universo no se expande.
Los astrónomos están muy ocupados explorando el espacio como para tener tiempo de medir la magnitud de la energía oscura. El cómo funciona en realidad sigue siendo una incógnita.
¿Por qué la gravedad resulta tan extraña?
De las cuatro fuerzas fundamentales del universo, la gravedad es sin duda el "bicho" más raro, ya que no hay una buena explicación a por qué es trillones de veces más débil que el electromagnetismo o las fuerzas que mantienen unidos los núcleos de los átomos. ¿Por qué puede un simple imán de nevera desafiar la gravedad de un planeta entero?
Los teóricos tienen algunas ideas. Uno de los esfuerzos a lo largo de la historia ha sido el tratar de conciliar la relatividad -que describe la gravedad como consecuencia de la curva el espacio-tiempo- con la mecánica cuántica, atribuyendo la gravedad a los campos de partículas llamadas gravitones. O tal vez la gravedad es tan fuerte como las otras tres fuerzas juntas, pero su influencia se filtra en dimensiones extra.
¿Estamos solos?
La búsqueda constante de ET nos ha proporcionado algunas pruebas bastante evidentes que sugieren que hay vida más allá de la Tierra, pero es posible que tengamos que ampliar nuestra definición de "alien".
Por un lado, los astrónomos han descubierto miles de exoplanetas que orbitan alrededor de estrellas lejanas, permitiendo que algunos estimen que nuestra galaxia alberga miles de millones de planetas potencialmente habitables similares a la Tierra. Otros han argumentado que las normas básicas del universo, es decir, la combinación de energía y temperatura conlleva inevitablemente a la aparición la vida.
Pero si las condiciones de vida son tan propicias, ¿por qué no hemos tenido señales de vida extraterrestre? Este problema, llamado la paradoja de Fermi, ha desatado todo tipo de explicaciones. Tal vez los extraterrestres incluyan a la Tierra dentro de un área salvaje e inhóspita. O tal vez la evolución incluye una "gran filtro" que corta civilizaciones espaciales de raíz.
Algunos científicos y filósofos han llegado a sostener que la vida biológica es transitoria, y que las formas de vida dominantes en el universo son los robots superinteligentes, que vivirían en zonas más frías y oscuras del universo donde no hemos estado buscando. Y tal vez estos robots no están dispuestos a hablar con nosotros, ya que somos seres relativamente primitivos.
¿Esta nuestro universo solo?
Del mismo modo que parece poco probable hacer amigos con otras formas de vida en la Tierra, algunos aspectos fundamentales del universo se sustentan en valores sospechosamente convenientes -un modelo llamado el problema de la naturalidad-.
El tamaño abrumador de todo el universo garantiza la existencia de planetas similares a la Tierra, siendo una cuestión de probabilidad. Siguiendo esta línea de pensamiento, algunos físicos sostienen que, como la Tierra se encuentra entre otros planetas, nuestro universo es uno de los muchos que hay, pero que el nuestro pasa a tener las condiciones que nos permiten existir. De lo contrario, no estaríamos aquí para estudiar y escribir sobre ella.
Los defensores de este modelo multiverso afirman que explica perfectamente la habitabilidad de nuestro universo, pero a muchos científicos les resulta irritante este razonamiento.
NO SE DEBE SER DÉBIL, SI SE QUIERE SER LIBRE