Según los investigadores, esta civilización duró unos mil años contemporáneo del Imperio Romano. Tenía edificios erigidos sobre montículos de tierra, campos agrícolas con canales y caminos de 10 a 20 kilómetros de largo 704v1j
Crédito Christina Larson
La imagen generada con LIDAR muestra complejos de plataformas rectangulares construidas alrededor de cuadriláteros bajos y distribuidas entre calles en Kunguints, valle de Upano, en Ecuador (Antoine Dorison, Stéphen Rostain via AP)
Los arqueólogos han descubierto un grupo de ciudades perdidas en la selva amazónica que fue hogar de al menos 10.000 agricultores hace unos 2.000 años.
Hace más de dos décadas, el arqueólogo Stéphen Rostain descubrió por primera vez una serie de montículos de tierra y caminos enterrados en Ecuador.
Pero en ese momento, "no estaba seguro de cómo encajaba todo", dijo Rostain, uno de los investigadores que informó sobre el hallazgo el jueves en la revista Science.
Un mapeo reciente mediante tecnología de sensores láser reveló que esos sitios eran parte de una densa red de asentamientos y caminos de conexión, escondidos en las estribaciones boscosas de los Andes, que duró alrededor de 1.000 años.
"Era un valle perdido de ciudades", Los asentamientos fueron ocupados por el pueblo Upano entre aproximadamente el 500 a. C. y el 300 al 600 d. C., un período más o menos contemporáneo del Imperio Romano en Europa, encontraron los investigadores.
Los edificios residenciales y ceremoniales erigidos sobre más de 6.000 montículos de tierra estaban rodeados de campos agrícolas con canales de drenaje
Las carreteras más grandes tenían 10 metros (33 pies) de ancho y se extendían de 10 a 20 kilómetros (6 a 12 millas).
En esta toma se puede ver una calle principal que atraviesa un área urbana, creando un eje entre los complejos rectangulares en Copueno, valle de Upano (Antoine Dorison, Stéphen Rostain via AP)
Si bien es difícil estimar las poblaciones, el sitio albergaba al menos 10.000 habitantes, y tal vez hasta 15.000 o 30.000 en su apogeo,
. Eso es comparable a la población estimada del Londres de la época romana, entonces la ciudad más grande de Gran Bretaña.
"Esto muestra una ocupación muy densa y una sociedad extremadamente complicada"
Para la región, es realmente único en términos de lo temprano que es".
El arqueólogo Rostain dice que se habría requerido un elaborado sistema de mano de obra organizada para construir los caminos y miles de montículos de tierra.
"Los incas y los mayas construían con piedra, pero la gente de la Amazonia normalmente no tenía piedra disponible para construir: construían con barro. Todavía es una cantidad inmensa de trabajo", dijo Iriarte, que no participó en la investigación.
A menudo se piensa que el Amazonas es una "naturaleza prístina con sólo pequeños grupos de personas.
Pero los descubrimientos recientes nos han demostrado cuánto más complejo es realmente el pasado", dijo.
Recientemente, los científicos también han encontrado evidencia de intrincadas sociedades de la selva tropical que precedieron al o europeo en otras partes del Amazonas, incluidos Bolivia y Brasil.
"Siempre ha habido una increíble diversidad de personas y asentamientos en el Amazonas, no sólo una forma de vivir",. "Simplemente estamos aprendiendo más sobre ellos"
. El Parque Estatal Turístico Alto Ribeira de San Pablo ofrece la oportunidad de recorrer por dentro un sistema de imponentes cavernas.
Una propuesta llena de emoción y desafíos difíciles de olvidar.
Después de lo vivido en las cavernas de Tailandia, en las que 12 chicos y su entrenador quedaron atrapados durante 17 días y luego fueron rescatados con un operativo de película, imagino que a más de uno se le debe haber despertado la curiosidad por estos espacios ocultos y todo lo que conllevan: aventura, misterio, desafío, adrenalina, belleza, leyendas.
Para todos aquellos que el tema ya los pone inquietos, les tengo una buena noticia.
Sin tener que ir tan lejos, como Tailandia, podemos disfrutar de un paraje relativamente cercano que nos ofrece todo eso.
En el país vecino de Brasil existe el Parque Estatal Turístico Alto Ribeira, mejor conocido como PETAR, que comprende más de 300 cavernas, todas de una belleza inimaginable.
A esto se suma un dato para nada menor: en 1992 la UNESCO reconoció a esta región como reserva de biosfera de la mata atlántica.
Nancy Edith Zunino
El parque se encuentra ubicado entre montañas y valles, en el sur del estado de San Pablo. Desde la ciudad del mismo nombre, por la BR 116 hay que ir a la localidad de El Dorado y, desde allí, seguir unos 70 km más hasta el pueblo de Iporanga.
Durante el trayecto no hay que dejar pasar la oportunidad de visitar la Caverna del Diablo, la cascada La Mano de Dios y los circuitos Quilombolas, que permiten familiarizarse con una importante comunidad afrobrasileña.
El pueblo de Iporanga fue fundado en 1576 y es la puerta de entrada a PETAR, ubicado a tan solo seis kilómetros. Esta pequeña localidad es inusualmente tranquila, como detenida en el tiempo. Aun así uno se puede hospedar allí, no hay establecimientos lujosos pero sí lo mínimo y necesario.
Todo es muy básico, prácticamente no hay restaurantes ni supermercados
Los mayores atractivos de la región son las cavernas, producto del suelo rico en piedra calcárea.
El parque abriga una gran cantidad de ellas pero sólo 12 están habilitadas para el turismo.
Una tiene una entrada de 215 metros de altura, considerada una de las mayores del mundo.
A su vez, se dividen en núcleos o grupos llamados Santana, Caboclos, Ouro Grosso y Casa de Pedra.
Toda esta red de cuevas está rodeada de una densa vegetación de mata atlántica.
A la hora de adentrarnos la vestimenta es muy importante, sobre todo contar con un pantalón largo, mientras más cómodo mejor.
Las linternas y cascos son imprescindibles pero se alquilan ahí adentro.
Además, es obligatorio ir con un guía habilitado, cuyos servicios cuestan alrededor de los R$ 100 para dos personas, si el grupo es mayor el precio se puede reducir.
Su asistencia es indispensable, ya que las cavernas son enormes y muy sinuosas, incluso, en algunos caso, pueden llegar a ser mortales.
Todas ofrecen distintos grados de dificultad, en su interior algunas tienen enormes ríos, zonas de escalada, pasarelas, rappel y hasta brindan la oportunidad de realizar buceo. Hay desafíos muy entretenidos para todos los gustos, sólo queda en el visitante decidir cómo se pondrá a prueba a sí mismo.
Paredes adentro
Entrar a una de estas cavernas requiere de un mínimo de estado físico, sentido del equilibrio y, fundamentalmente, no sufrir de claustrofobia.
Aún así, la experiencia es increíblemente fascinante.
Hay que estar dispuesto a muchas cosas, primero que nada caminar durante horas en subidas interminables entre rocas, raíces y barro.
En más de una ocasión, uno se encontrará con lugares por los que no sabe si podrá pasar, como también cruzar puentes colgantes y ríos torrentosos, a veces con el agua hasta el cuello.
Es una experiencia extremadamente emocionante desde el primer momento ya que, antes que nada, deberemos acostumbrar la vista a una oscuridad muy profunda
Además, tenemos que asumir que probablemente terminemos embarrados de pies a cabeza, e incluso podremos llegar a quedar atascados en algún paso, en ese caso hay que ser pacientes y mantener la calma, siempre habrá una forma de salir del apuro.
Si nada de esto lo espanta y mantiene las ganas de seguir adelante, seguramente tendrá algunos de los momentos más excitantes, maravillosos e inolvidables de su vida.
Descubrir los hermosos caprichos ocultos de la naturaleza y fundirse en sus secretos es algo que no tiene precio.
Por último, vale la pena destacar que PETAR no es solo su red de cavernas, sino que también tiene mucho para ofrecer: una hermosa fauna y flora, con cascadas e imponentes árboles; una rica cultura y mucha diversión, en especial si se le da una oportunidad al boia cross, una especie de rafting sobre gomones.
Así que ya sabe, no es necesario irse a Tailandia para vivir una experiencia tan emocionante y única en el mundo, a veces la aventura de nuestras vidas está más cerca de lo que pensamos.
NO SE DEBE SER DÉBIL, SI SE QUIERE SER LIBRE