Los arqueólogos siguen estudiando este hallazgo que deja sin habla al mundo de la ciencia w5t5b

Los arqueólogos están desconcertados por el hallazgo inesperado realizado por un niño de ocho años en Ontario, Canadá, ha desencadenado una de las investigaciones arqueológicas más sorprendentes de los últimos años en América del Norte. 225a3

La historia comenzó en 2023 cuando Lucas Atchison, durante unas vacaciones familiares en el Parque Provincial Point Farms, utilizó su detector de metales —un regalo de cumpleaños— para explorar la costa.

Lo que parecía un simple juego infantil terminó convirtiéndose en el detonante de una operación liderada por un grupo de arqueólogos que ahora trabajan sobre el terreno para documentar lo que parece ser una goleta del siglo XIX naufragada hace más de 160 años.

Todo comenzó cuando Lucas encontró una pequeña estaca de acero incrustada en un fragmento de madera, con varias púas adicionales adheridas

. El objeto, parcialmente erosionado pero aún reconocible, fue rápidamente reportado por la familia al personal del parque y al Comité del Patrimonio Marino de Ontario.

Inmediatamente, el hallazgo despertó el interés de los arqueólogos, quienes se desplazaron al lugar con el objetivo de verificar la autenticidad y la relevancia histórica del material.

Tras las primeras inspecciones, los especialistas confirmaron que los elementos pertenecían a un naufragio antiguo, posiblemente de una embarcación mercante del siglo XIX.

Los arqueólogos creen que es un naufragio antiguo, posiblemente de una embarcación mercante del siglo XIX

En colaboración con expertos en patrimonio subacuático, un equipo de arqueólogos ha comenzado esta semana las labores de excavación y documentación del hallazgo. El análisis preliminar sugiere que los restos podrían corresponder a una goleta de madera de dos mástiles, un tipo de embarcación muy común en los Grandes Lagos durante el siglo XIX.

Los arqueólogos están aplicando técnicas de registro fotogramétrico y realizando dibujos técnicos desde diversos ángulos, en un intento por reconstruir digitalmente la estructura y facilitar su comparación con registros históricos y catálogos de seguros navales de la época.

Niño que encontró el naufragio con los arqueólogos

Patrick Folkes, historiador marino consultado por el equipo de investigación, ha señalado que existe una fuerte posibilidad de que los restos correspondan al St. Anthony, una goleta que naufragó en octubre de 1856 mientras transportaba grano desde Chicago hasta Buffalo, en el estado de Nueva York.

Según registros antiguos, el buque encalló a unas cuatro millas al norte de Goderich, ubicación que coincide con el lugar exacto del hallazgo reportado por Lucas Atchison.

Aunque aún no existe una confirmación oficial, los arqueólogos consideran que las evidencias actuales respaldan esta hipótesis como la más sólida hasta el momento.

La noticia ha captado la atención de la comunidad de arqueólogos de todo Canadá y ha generado expectativas en medios especializados en patrimonio histórico.

Diversas universidades ya han mostrado interés en colaborar con el análisis de los restos, aportando recursos tanto tecnológicos como humanos.

Además, se está debatiendo la posibilidad de trasladar algunas piezas al Museo Marítimo de Ontario para su conservación y exhibición, lo que permitiría al público conocer de cerca este fragmento de historia rescatado del olvido gracias al azar y a la curiosidad infantil.

Para los arqueólogos, este tipo de hallazgos fortuitos representan oportunidades únicas de documentar capítulos de la navegación comercial en el siglo XIX.

Más allá del valor anecdótico, el descubrimiento permite analizar técnicas de construcción naval, rutas comerciales de la época, y obtener datos sobre las condiciones de navegación y los riesgos marítimos en los Grandes Lagos durante una etapa clave del desarrollo económico regional.

El equipo de arqueólogos continúa sus trabajos sobre el terreno, marcando con precisión la extensión de los restos y recolectando muestras para análisis de laboratorio.

Mientras tanto, Lucas Atchison se ha convertido en una figura inesperada dentro de la arqueología canadiense.

Su entusiasmo por los descubrimientos ha motivado incluso iniciativas escolares para acercar a los más jóvenes al mundo de los arqueólogos y al estudio del patrimonio.

Expertos en conservación subrayan que casos como este muestran la importancia de preservar la memoria histórica a través de la educación y la colaboración ciudadana.

Los arqueólogos involucrados planean publicar un informe completo en los próximos meses con los resultados de sus investigaciones.

De confirmarse que se trata del St. Anthony, el hallazgo no solo aportaría una pieza clave al rompecabezas histórico de la navegación en Canadá, sino que también se convertiría en una demostración tangible del impacto que la arqueología puede tener cuando se une al azar y al espíritu curioso de un niño.

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Antonio Daza v61i


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