En un edificio residencial de la avenida Bogotá, específicamente, en Plaza Venezuela, Caracas, una mujer de 75 años sostuvo una discusión con su vecino durante un ime que trascendió a las autoridades policiales, debido a que el ciudadano cambió el cilindro de la puerta que da al pasillo donde se encuentran los apartamentos de ambos, sin notificarle. 3r5t5j
Según Kenderson Cuevas, primer oficial del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana (nb) y mediador de la Oficina de Atención Comunitaria del Servicio de Policía Comunal en la parroquia El Recreo, la señora llegó a él, en calidad de solicitante, gracias a las recomendaciones que le hicieron otros vecinos de la comunidad.
En el sitio, la mujer de la tercera edad denunció que su vecino, un hombre de aproximadamente 30 años, además de no haberle informado que tenía la intención de cambiar la cerradura, también le negó la copia de la llave. Por si fuera poco, lo que el hombre le exigía a ella, era que le pagara la mitad de lo que costó el cilindro. Sin embargo, la señora estaba tan indignada que se rehusó, por lo cual quedó sin a su vivienda.
La adulta mayor señaló que se negó porque la reja, que sirve de entrada a los dos únicos apartamentos del quinto piso, el de ella y el de su vecino, estaba presentando fallas desde hacía tiempo.
La anciana relató que el demandado y su esposa permitían que sus hijos, dos niños de ocho y nueve años de edad, abrieran y cerraran la puerta de manera constante. Además, al entrar y salir, tiraban la reja, lo que, según la afectada, ocasionó el daño del cilindro.
El mecanismo solo funcionaba por fuera y contó que, en muchas ocasiones, tuvo que recurrir a la ayuda de la pareja de esposos porque ella no podía abrir el enrejado. Aunque hacía todo el esfuerzo, le era infructuoso. Por ello, debía apelar a ellos o a otros vecinos del edificio que, al ser jóvenes, tienen más fuerza.
Pero, la disputa que la impulsó a buscar apoyo de los funcionarios del nb comenzó cuando la septuagenaria intentó entrar al pasillo para acceder a su apartamento cuando regresaba del mercado. Forcejeó la cerradura, pero se encontró con que el cilindro de la reja no funcionaba con su llave. La frustración se apoderó de ella. Luego de ese acontecimiento, el conflicto y las tensiones entre ella y su vecino crecieron.
Al escuchar todo el relato, el oficial Cuevas se sintió conmovido con todo lo que le ocurría a la señora y solicitó una reunión con el denunciado.
Mediación
El día y hora fueron fijados en la boleta de citación, las partes se encontraron en la sala de mediación y resolución de conflictos, siendo Cuevas el mediador en esta oportunidad.
El joven funcionario ofreció una charla de introducción, como suele hacerse en estos casos, y le permitió a la solicitante recordar las razones que la llevaron a poner la denuncia.
Tras un breve resumen de los acontecimientos, se le pidió al demandado exponer su versión de los hechos. El muchacho reiteró su rechazo a entregar la copia de la llave a la mujer si su vecina no le pagaba la mitad de lo que él gastó en la ferretería por el cilindro.
La situación se complicó porque la señora mantuvo su palabra y dijo que no pagaría los daños causados por los hijos de su vecino. En vista de que la conversación podía tornarse tensa y se dificultaría la resolución del caso, Cuevas intervino diciendo que la anciana, al no ser responsable del deterioro en la cerradura, no estaba obligada a pagar. Además, invitó al muchacho a reflexionar sobre el perjuicio que estaba causando con sus acciones a una persona de la tercera edad.
Compromiso
El diálogo logró salvarse gracias al joven funcionario que, como mediador, sirvió de puente para que los involucrados conversaran sin escalar en una pelea.
Finalmente, el vecino razonó y asumió la responsabilidad total por el daño del cilindro. Teniendo en consideración que la anciana no disponía de los recursos económicos para costear lo que él pedía.
De esta manera, llegaron a un acuerdo. El joven se comprometió a darle una copia de la llave a la adulta mayor sin tener ésta que pagarle nada. Asimismo, dijo que evitaría futuros daños a la reja, explicándole a sus hijos que no deben tirarla o entrar y salir de manera constante.
Una vez concretados los puntos del convenio, la señora y su vecino firmaron el acta de compromiso delante del mediador y otros funcionarios presentes. Se dejó constancia de su conformidad con lo establecido en el documento.
Normativas
Cuevas acotó que la resolución del caso fue posible gracias a la aplicación de las legislaciones nacionales que rigen en materia de derechos humanos, tales como la Ordenanza de Convivencia Ciudadana para el Civismo y la Justicia de Paz Comunal del municipio Libertador de Caracas, que contempla en el artículo uno la integridad, el respeto y la protección de los derechos de los grupos vulnerables, entre los que se hallan a las personas de tercera edad. Así como el artículo 14 que aborda la participación de las autoridades en situaciones de violencia o discriminación.
De igual forma, se empleó lo dispuesto en la Ley Orgánica para la Atención y Desarrollo Integral de las Personas Adultas Mayores, que implica el respeto a la dignidad de los abuelos y las abuelas.