La existencia desde lo ancestral a lo actual li4p

Todos somos indígenas, por lo menos los que nos creemos terrícolas, porque circunstancialmente en ella se nació, pero cada individuo es un aborigen en el territorio tal o cual, esto porque vamos cambiando el sentido de las cosas, haciendo que lo que hay se parezca cada vez más a una calatrava, distorsión del lenguaje en el tiempo y el espacio, estando y siendo a la vez según sus ideas y pensamientos peregrinos. He visto a muchos ofenderse cuando los llaman indio, como si un término pudiera pesar más que un reconocimiento de origen. Están también quienes sostienen que los que portan el factor Rh negativo, son híbridos, una mezcla entre humano y no humano, y no en referencia a los primates, sino a otros seres de origen alienígena. Una teoría que, aunque fascinante, nos lleva a reflexionar sobre lo que realmente define nuestra naturaleza y nuestra conexión con el cosmos. 1e5e32

Todo lo que respira y se mueve en el planeta se adapta y prospera en el entorno, elemento fundamental y quien equilibra la vida sea en la superficie o bajo ella, consciente desde el libre albedrío, el discernimiento, y un acumulado de la experiencia de la existencia como memoria, extendiendo sus raíces a través de las energías, avanzando en un mundo hecho a su imagen y semejanza, tratando de llenar el vacío que separa el corazón del espíritu. Medramos en, de y con la naturaleza, donde quiera que estemos y en las condiciones que son requeridas en el planeta y las circunstancias que tocan a cada cual por suerte, o destino; incluso cabría la posibilidad de ser organismos evolucionando en una realidad que puede o no trascender de las posturas supinas y moldeadas a conveniencia de los más aptos para tales menesteres y oficios envilecidos.

No obstante, la existencia es efímera pese a que la vida continúa hacia otros parajes, niveles, planos, dimensiones, algunos artos de adherencias materiales, alejándose de lo que es considerado lo sublime, como un rayo de luz al amanecer, o al final de la tarde, entre crepúsculos y auroras, cuando caen los velos y la oscuridad es lo que se apropia de todo y se vuelve como imposible. Hoyando desde la superficie cada vez es más profundo, por donde tal vez se haya esa posibilidad de un alma donde todo se considera, menos la materia, aportando más bien cuanto no comulga con las tinieblas, una dirección al punto de encuentro fuera de lo oscuro, de lo que es imposible volver, un pesado lastre que hunde, mientras se orbita alrededor del agujero negro donde todo se disuelve mientras surca el nunca jamás en una cosmogonía fantástica.

Los usurpadores de cuerpos, los controladores de mentes, los que se deleitan del sufrimiento ajeno, alimentándose del prójimo, de los que padecen enfermedades, los débiles, la sangre inocente arrebatada por la devastación del odio acuñado en la piel. El terror que incita y excita las más bajas pasiones y pulsiones de los adoradores de la perversión en persona, anticristos que dirán devolver el bien haciendo el mal. Los oscuros, por intereses aviesos, que sin compasión se dan a sus tareas y culpan de tales conductas y atrocidades de la guerra, la muerte y la desolación, violando cualquier vestigio de derecho, de justicia, de normativa, todo en aras de poder, de control, de sacrificios al dios Baal, que la tierra quede yerma y estéril para que puedan habitarla esas entidades inmundas.

A mí me parece que ellos son no humanos, más lagartos que otra cosa, de sangre fría y sin sentimientos ni pasiones, lo que los mueve es otra cosa distinta a lo que podríamos pensar, son usurpadores de cuerpos, manipuladores de mentes, que se estimulan con el adrenocromo, se insufla la adrenalina de los sufrientes sacrificados en guerras, genocidios, holocaustos. Son el Cabal, pero se les está agotando el tiempo, con piscis les llegó el aviso de desalojo, de entregar lo que tomaron a través del engaño de los justos, ha sido develado su lado opaco, sin sombra ni reflejo, el amor, la alegría, la justicia han vuelto a resonar como los tañidos de las campanas en los pueblos que le anuncian a las comunidades que el nuevo tiempo está emergiendo y la plena y total realidad dará paso despojando de maquillajes a la plena y absoluta paz del espíritu purificado. Los cielos y el firmamento se despejan y descenderá el rayo cósmico regenerador de lo infinito por trascendente.

Es lo sublime como antaño, cuando el ser fue porque estuvo, está y estará como prueba fehaciente, como observador de las formas y contenidos, como el texto y el contexto, como la montaña y el valle, el árbol con sus copas y sus raíces, todo lo que se expone a los sentidos, entendiendo que son ilusiones, creadas por afinidad a las creencias. Ha llegado la hora de que vuelvan a las profundidades de sus abismos los que vinieron a hacer el mal, a esclavizar a la humanidad, a postrarse ante las idolatrías y falsos mesías de salvaciones a cuotas y sin intereses.



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Franco Orlando 5l6b60


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