¡Más de ciento cincuenta mil postulados para alcaldes y concejales! ¡No me jodan! La dictadura da cifras sin importarle un carajo que sean falsas o verdaderas, pero si la cantidad de caídos y miembras que dan como postulados es verdad, entonces hay una sola cosa que decir: a esa gente le gusta que jode el poder, o también se puede decir que a esa gente le gusta joder en el poder. Si todos ellos salen a votar, entonces otra vez nos van a venir con la vaina esa del mapa rojo, rojito, y no hay nada que le arreche más a uno que cuando escucha esa frase. Tenemos que hacerle caso al compañero Bernabé Gutiérrez, quien llamó a apoyar a todos los candidatos de la oposición y a no pararle ninguna bola a la compañera María —Súmate— Machado, porque "ya está bueno ya", como decía aquella campaña del compañero Teodoro Petkoff, quien debe estar debatiéndose sobre si se pone a la izquierda o a la derecha de Dios. Hay que participar. Hay que ir a la escuela, a estudiar y a votar, no como los chavistas, que van solo a votar. No hay que olvidar que nosotros somos la gente decente y pensante, y nos estamos dejando gobernar por gente que no es decente y mucho menos pensante. Así que dejémonos de vainas y vamos todos a mantener las más de cien alcaldías que tenemos y ver si logramos alcanzar trescientas, para que no nos jodan tanto los chavistas, y para que lo que queda de país lo podamos salvar nosotros, que nos queremos tanto… 353665

El compañero Trump está tratando de salvar lo que queda de democracia en Estados Unidos. Tenemos que sacar un comunicado diciendo que lo apoyamos, que estamos con él como hemos estado siempre, rodilla en tierra… perdón, hasta el final. Así que cuente con nosotros. No es posible que cuando todo el mundo dice que Estados Unidos se la pasa invadiendo países, ahora Estados Unidos se esté invadiendo a sí mismo por culpa de esos emigrantes que no perdonan a nadie. Después que esos cuatro mil guardias y los setecientos marines que envió el compañero Trump a Los Ángeles hagan su trabajo, derrotando a esos terroristas, porque estamos seguros de que lo harán —eso sí, respetando, como siempre, los derechos humanos, como es nuestra sana costumbre—, tendrá que enviarlos para nuestro país para que sigan llevando la democracia por donde quiera que pasen. De todas maneras, antes que salga nuestro comunicado de solidaridad con Trump, es bueno que desde aquí le digamos que cuente con nosotros, a pesar de que últimamente está tomando unas medidas que están jodiendo a unos cuantos compañeros que se la pasan llorando por las redes allá, en Miami. Sin embargo, nosotros seguimos leales siempre, traidores nunca, con Trump.

Y después de más de veinte años en el poder, la gente de la dictadura comienza a decir que no le gustan los jalabolas. Ya lo dijo el dictador en la juramentación de la gobernadora del estado Aragua: "No aceptes a ningún jalabola". Así le dijo. Después, en Maracaibo, el hombre del garrote vil, el del programita ese de los miércoles, dijo en la juramentación del hombre que derrotó al compañero Manuel —Filósofo— Rosales ("perdí porque no pude ganar", señaló) que no aceptara jalabolas ni chismosos. Eso no pasa con nosotros, porque nosotros no tenemos que pasar por eso para demostrar que sabemos hacer lo que nos toca hacer. En cambio, ellos, los de la dictadura, se dieron cuenta muy tarde de la cantidad de jalabolas que los vienen acompañando desde hace años, y esos gobernadores y diputados que repiten, ¿por qué creen ustedes que repiten? ¿Porque fueron buenos? No, amigos, porque estuvieron pegados allí, haciendo lo que hoy no quieren que hagan.

Cuando el papá de Margot escuchó por el canal ocho al señor Amoroso, tratando de hacer un anuncio en su mal castellano, y entendió que decía que las próximas elecciones de alcaldes y concejales serían el 27 de julio, apagó el televisor y tiró el control remoto contra la pared (ya es el quinto que vuelve mierda) y se puso de pie y dijo: "¿Otra vez elecciones? ¡No me echen más cartas! Ya la señora Filomena, de la mesa de votación donde voto, de tanto verme, me dijo que me va a nombrar compadre del último muchacho. Si ahora nos dejamos arrebatar las alcaldías que tenemos, me voy del país por el Darién, y que no me vayan a buscar con un vuelo de Vuelta a la Patria, porque yo voy a mi patria, es decir, a Estados Unidos". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "Vete pa'l carajo, muérgano".

—Nunca fue tan claro el amor… me declama Margot.