Percepción humana y realidad deconstruida o4023

Solo como otra reflexión madrugadora mientras pasa la existencia, la humana percepción de la realidad como una construcción de significados en busca de la trascendencia hacia el más allá. Abordar estos temas en cualquier tiempo son pertinentes, sobre todo cuando como ahora nos asaltan repentinamente los despertares de ese sueño que implica la existencia misma, tan profunda por esencial, sobre lo que se ha considerado que hay, y aquello que hacemos cuando el aquí y ahora de nuestras vidas, depende de algo más significativo y complejo que las propias interpretaciones que le podamos dar a tales asuntos, siendo que como es costumbre dependen de las estructuras en ideas y pensamientos, y de las reflexiones adicionales. Mientras existimos vivamos en sistemas de validez coyuntural, ya que dependen de los momentos que se construyen, a los que les vamos agregando una obsolescencia programada, material, ideológica, y que a fuerza de persistir en ello nos hemos convertido en títeres de las circunstancias. 3d222c

Se trata entonces de que hay cierta fragilidad de la legitimidad, con todas las críticas implícitas en el análisis, atendemos pues a una sociedad postmoderna, y pretendemos la globalización condicionada, como si de agregarle más aceite a la ensalada no deja de convertirla en mera realidad efímera, impuesta por las estructuras de poder, económica, política, cultural, pero al final del camino todas ilusorias en una realidad que antes era blanco o negro, ahora a color. Y es porque nacemos en un mundo de dualidades simplistas, o es bueno o es malo, o es perfecto o imperfecto, y con el tiempo, cuando el tiempo ya se nos agota, entonces vamos descubriendo lo que antes yacía oculto, y vemos que tal realidad con sus matices, llega a ser cada vez más clara y sin complejidades. Y es cuando lo sencillo se hace presente como la permanente presencia de la muerte, cuando se le pone límites a los conflictos que se nos revelan con toda crudeza solo al final, al enfrentarnos cono la propia finitud, cuando comprendemos lo que realmente es trascendente, percatándonos de lo que perdura y que está más allá de lo material.

Cierto en el contexto está el texto como construcción ideal de la realidad individual y por supuesto también colectiva, es decir, desde donde cada uno percibe en su versión distorsionada, lo que creemos sin filtros sería el sentido como memoria de lo vivido, es decir, lo que desde los sentidos y el tiempo está en nuestra mente. En lo colectivo pasa igual, pues con las narrativas religiosas, ideológicas, míticas y mágicas, se nos manifiestan las realidades como divisiones hay del mundo que nos rodea, con sus opuestos, sus diferencias, donde queda oculta la verdad detrás de la naturaleza que fluye como el agua. Si a esto le agregamos la manipulación desde los sistemas instaurados, desde que nos aferramos a los dioses, insertándonos en el permanente juego de las necesidades creadas desde las ilusiones, que es a través de las cuales se manifiestan nuestros sentidos y establece el control.

Acaso el ser humano no es un abismo de circunstancias entre la sabiduría y la ignorancia, paradoja en la que inmersos se hace imposible saber lo suficiente, ciertamente se intuye sin saber qué es verdad, pero a ella nos aferramos aunque por lo general se mienta al respecto, por miedo o por comodidad, ante el permanente vacío existencial que se intenta llenar en cada momento con dogmas, consumo o distracciones, en lugar de buscar el autoconocimiento, adictos como somos a las ilusiones, en vez de luz, la verdad, preferimos las tinieblas, la ignorancia, es probable que asumamos nuestra plena y toral libertad absoluta. La única verdad es la que anida en nuestro interior, la que nos guía cuando se supera la ignorancia supina, el autoengaño, porque la verdad no es algo externo, sino la conciencia latente dentro de cada uno, el despertar que solo requiere romper con las ilusiones individuales y colectivas, asumiendo que la eternidad no es la religión de los sentidos, sino la pura conciencia.

Acaso la crisis y el caos en que nos sumergimos no se genera como el reflejo de la realidad en el espejo, donde nos miramos y solo vemos apariencias desde un solo lado, sin poder captar lo integral, lo global, las oportunidades, pues lo que se manifiesta son como las pesadillas, lo irracional de la existencia condicionada. Son las opciones que tenemos cuando cada vez el final del camino se nos acerca más entre la evolución o la disolución. Opciones varias entre las que elegimos, pero si seguimos y persistimos en el propio sendero, el que nos corresponde como búsqueda, se activarán todos los significados frente a lo ilusorio. Si como conciencia plena disipando las identidades ficticias, las narrativas elaboradas alojadas en el subconsciente, ese algo etéreo que se le otorga al sujeto como constructo mental. Será radical entonces a modo de conclusión, que la única verdad absoluta es siendo conciencia, puesto que todo lo demás, las historias, los dioses, las moralidades, el bien y el mal, son las proyecciones temporales en la sociedad.

Qué nos queda entonces, qué hay más allá como referente, la reflexión que cabría al final es que la liberación de las ataduras externas es posible, solo habría que aprender a rechazar esas narrativas que se nos imponen como la realidad, siendo también ésta, construcción mental, exterior como reflejo en el espejo del alma humana, otra imagen de la tan distorsionada realidad de lo que somos, es decir, lo que está, lo interior. La vida es vivir a plenitud, implica asumir que se sabe siendo consciente de lo que hay y es. Cuando estamos conscientes podemos percibir y presenciar la pureza de las cosas, vamos pues tanteando todas las posibilidades más allá del bien y del mal, la vida y la muerte, el fin y la eternidad, no como obsesión sino enfrentándonos a nosotros mismos ante los desafíos que en definitiva son preguntas abiertas, y que requieren respuestas. Pero en lo que intuimos, desde nuestra voz interior nos percatamos de que estando despiertos hacemos que el aquí y ahora sea presente y no la ilusión. Pensemos entonces en permanencia de la única verdad como la deconstrucción de lo que venimos arrasando en la existencia, esa ignorancia que hoy se va disipando, cuando la mística y la cuántica se están tocando y presentan los nuevos modos en que la humanidad tendrá alternativas y que finalmente podrá en ese sendero alcanzar la libertad.

 

 

 

 

 



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Franco Orlando 5l6b60


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