El retroceso integral 2d6o7

El gobierno de Maduro podría mejorar los sueldos de los trabajadores públicos y decretar un salario mínimo decente para todos los trabajadores, solo que debe endosar parte de ese costo a la empresa privada, que debe cumplir obligaciones con los trabajadores -los verdaderos productores de la riqueza-, además de los impuestos. Por supuesto que esto sería un problema para la ganancia, para la producción privada y el costo de la vida, generaría abandono de fábricas y fuga de capitales,... lo que obligaría al gobierno junto a los trabajadores asumir el compromiso de la istración, producción, distribución y transporte de los bienes de consumo y servicios, además de defender todos estos procesos de conspiraciones y conspiradores: ¡lo previsto en una revolución socialista! 3x4e1e

¿Qué es una revolución económica socialista sino una guerra contra la propiedad privada de los medios de producción, la especulación y el desabastecimiento? ¿Qué es una revolución socialista sino una guerra económica y social? Los cambios pacíficos de capitalismo a socialismo no existen. La revolución pacífica por más que se empeñe en conservar la paz termina siempre atrapada en una violencia social, todo cambio es traumático.

El reformismo o la paz boba.

El reformismo, como manifestación de la "mala conciencia" pequeñoburguesa, es solo una ilusión de cambio pacífico en su proceso de domesticar al capitalismo (pactos, conciliaciones), la "paz boba". En ese lapso el reformista es tragado por el tiburón, por la codicia capitalista y su lógica; el gobierno de Maduro es un ejemplo de ello. Tanto ha sido así que las políticas económicas de Maduro hoy resultan igual o más salvajes, que las recetas que expide el FMI para los países que reciben sus créditos. El capitalismo se adueña de la conciencia del reformista y de todos los distraídos, y conspira con sus propias armas económicas, ataca desde estos dos flancos de forma simultánea a las aspiraciones reformistas de hacer una revolución con las armas (melladas) del capitalismo.

El "pragmatismo" ("preferencia por lo práctico o útil", no hablamos de filosofía), el pragmatismo madurista, resulta una variedad del reformismo, a saber: delegarle a capitalistas la tarea inútil de construir para el socialismo. El resultado: cambia el discurso, o sea, se hace una revolución socialista en el lenguaje al tiempo que se fortalece la economía capitalista; se crea la ilusión del cambio en la palabra y nada más.

El pragmatismo madurista necesita de las elecciones burguesas para poder diluir la revolución en los discursos demagógicos de sus ofertas electorales. En esta contradicción se agota la revolución. Aquí el pragmatismo es sinónimo de flojera, de ausencia de voluntad revolucionaria, no se piensa, no se problematiza nada, no se asume la guerra social, la lucha de clase para derrotar los intereses egoístas y mezquinos del capitalismo; la lucha de la "clase propietaria" por su liberación de la ideología burguesa y del lastre de la conciencia pequeñoburguesa. Para vencer al capitalismo hay que ser radicales frente al control de los procesos de cambios económicos, políticos, sociales y culturales, si se quiere vencer al espíritu capitalista y su lógica deshumanizadora; no se puede ceder espacios al capitalismo, no se puede creer en él "ni tantico así", como diría Che. Socialismo y capitalismo son dos ideologías encontradas, excluyentes.

No obstante hoy tenemos ministros mercaderes y traidores; a Conindustria y Fedecámaras como asesores del gobierno -como antes -; mañana seguro tendremos directamente un presidente o a una presidenta oligarca de la república... El problema no son las personas y sus mañas, lo que hay que ver son los intereses que ellas representan. Maduro puede que haya sido sindicalista y "tirapiedras de los jueves" en la UCV, pero hoy representa otros intereses, rodeándose de aduladores y traidores en el gobierno (nada más la presencia de Juan Carlos Loyo y Alex Saab en él dice de su idiosincrasia, nos dice "dónde está su corazón", uno, oportunista adulador y el otro oportunista mercachifle). En el gabinete de Maduro se percibe desconfianza y servilismo, no hay nadie que combine eficiencia con decoro, que destaque por su conciencia política, por su independencia y capacidad crítica, siempre son los mismos cuerpos cansados diciendo las mismas mentiras, repitiendo las mismas excusas, culpando a otros de sus fracasos; ¡fácil hacer promesas!, pero ¡qué difícil cumplirlas!...

El "por ahora" de Chávez marca la diferencia con estos viciosos del engaño. La envidia retuerce las tripas de muchos que ahora se creen por encima de la fuerza moral de Chávez y su capacidad de trabajo y aprendizaje. Pero, si Diógenes "el cínico", iluminando con su lámpara preguntara ahora por un hombre honesto, yo le mostraría la corta vida de Chávez, un hombre honesto, humilde al lado del que sabe, sin la soberbia que embriaga a casi todos los políticos que hoy concursan por el poder, desde Maduro hasta el más insignificante candidato a diputado, de un lado y del otro de la talanquera. Chávez, este hombre de carácter, es asociado ahora a estos payasos que se muestran infalibles, sarcásticos, sabios, cargados de intenciones pero sin ideas, sin ambiciones verdaderas, sin convicciones o principios qué defender, tontos que sólo irradian codicia. En un extremo está Chávez el socialista, y en el otro, los que sienten asco por el socialismo y vergüenza para defender al capitalismo.

Chávez asumió y se hizo socialista, en la acción y en la palabra, él solo, con muy pocos aliados o colaboradores convencidos, incluyendo a su pueblo, que más tarde sería echado a un lado por el madurato.

HONOR A CHÁVEZ SOCIALISTA



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Marcos Luna 514y2t

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

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