Marco Rubio, nacido en Estados Unidos, pero hijo de padres cubanos —Mario Rubio y Oria García—, proviene de una familia que migró en la década de 1950, antes de la Revolución cubana. Sus padres incluso fueron deportados por gobiernos republicanos de la época y no obtuvieron la nacionalidad estadounidense hasta los años 70. Rubio se formó como abogado en Florida, pero, paradójicamente, desarrolló una marcada repulsión hacia los inmigrantes, especialmente los cubanos. Esto lo llevó a unirse a la comunidad anticastrista de Miami, afianzando su adhesión al Partido Republicano. o2p2u
En el año 2000, ingresó al Congreso de los Estados Unidos y, para 2006, se convirtió en portavoz del parlamento. Durante la crisis financiera de 2008 bajo la istración Obama, el Partido Republicano replanteó su visión de una nación próspera, surgiendo el movimiento Tea Party. Gracias a esta corriente, Rubio logró la candidatura al Senado en 2010, desde donde se dedicó a atacar a Cuba y Venezuela, asociándolas con el comunismo por la relación entre Hugo Chávez y Fidel Castro.
Su visión sobre Latinoamérica es sesgada y carece de objetividad. Siempre ha apoyado a los sectores más radicales de la región, influenciado por su ascendencia, entorno y la creencia de que el comunismo destruye los sueños de millones. Esto lo ha convertido en un actor visceral contra los aliados de Castro, como Venezuela y Nicaragua. Por ejemplo, en 2016 promovió una ley para limitar el de Nicaragua a préstamos internacionales y ha presionado a petroleras como Chevron y ExxonMobil para que no operen en Venezuela, apoyando sanciones y bloqueos contra naciones que considera comunistas.
Además, Rubio es un halcón de guerra. La Asociación Nacional del Rifle (NRA) ha financiado sus campañas con más de tres millones de dólares. En 2015, anunció sus aspiraciones presidenciales, compitiendo con Donald Trump en las primarias republicanas de 2016, pero fue derrotado incluso en su propio estado.
Aunque republicano, Rubio pertenece al ala conservadora que defiende los "valores fundacionales" de Estados Unidos. Sin embargo, su ideología se alinea con intereses globalistas, particularmente los de la industria militar, promoviendo conflictos internacionales para generar caos y luego presentarse como salvador, beneficiando así a sus patrocinadores.
Durante el primer mandato, Donald Trump gobernó con un Partido Republicano dividido entre sus seguidores, los conservadores tradicionales y una fuerte presencia demócrata en el Congreso. Arremetió contra Venezuela desde 2017, impactando su PIB y provocando una ola migratoria de jóvenes a otros países latinoamericanos y Europa. No obstante, su mal manejo de la pandemia, el incumplimiento de promesas y la oposición interna lo debilitaron hasta costarle la reelección y ser sometido a una persecución judicial.
Trump, Rubio y la política exterior fallida
Ahora, en su segundo mandato (2025-2029), Trump sabe que necesita aliarse con el ala conservadora republicana, incluido Marco Rubio, el senador más popular de Florida, estado con muchos votantes luego de California, pero donde la migración y la aporofobia son herramientas de la política. El instinto xenófobo y anticomunista de Rubio, junto con su sed de venganza contra Venezuela, Cuba y Nicaragua, será útil para "contener a China", el verdadero rival de Estados Unidos por su poder económico, militar y tecnológico. Por ello, Trump lo ha nombrado Secretario de Estado.
Un fracaso anunciado
El rol de un Secretario de Estado es claro: defender los intereses de EE.UU., fortalecer su posición global y mantener alianzas estratégicas. Pero bajo Rubio, la política exterior estadounidense ha empeorado. China ganó la guerra arancelaria iniciada por Trump; Ucrania resiste las presiones de Washington; la Unión Europea rechaza la revolución MAGA; Rusia fortalece su ejército; Latinoamérica estrecha lazos con China mediante la CELAC; y crece la solidaridad mundial con Palestina incluso el fracaso de las agendas contra la Revolución Islámica en Irán.
En solo cinco meses, Rubio ha centrado su gestión en perseguir a venezolanos, cubanos, nicaragüenses y haitianos, apoyando liderazgos anticomunistas ineptos. Incluso ha empujado a Latinoamérica hacia otras potencias, son políticas fracasadas y del pasado, por ende, Maikelys Espinoza niña de dos años secuestrada por istración Rubio arriba a territorio venezolano mientras Little Marco estaba en Arabia Saudita, esto es a logros en negociaciones entre Richard Grenell y la istración de presidente Nicolás Maduro sin consentimiento del secretario es decir, ya comprenden sobre los infiltrados en la Revolución Américana "MAGA".
Mientras tanto, Venezuela se recupera económicamente (nueve trimestres consecutivos de crecimiento), y la oposición extremista pierde oxígeno, Rubio, un populista anticomunista obsesionado con el pasado, es un lastre. De no lograr avances concretos, su tiempo en el cargo tendrá los días contados mientras figuras como Elon Musk y el propio Enviado para Venezuela Richard Grenell apoyan al vicepresidente JD Vance como candidato presidencial, no son amigos de Venezuela, pero defienden los intereses de su nación estadounidense.
Conclusión, el liderazgo del presidente Nicolás Maduro se consolida, la oposición venezolana deberá reinventarse si aspira al poder. Mientras tanto, la istración Trump-Rubio parece condenada a repetir errores, sacrificando el pragmatismo en altar de ideologías caducas.