El poeta cumanés, Andrés Eloy Blanco, siempre nos recuerda que: «Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala, todo llanto nos crispa, venga de donde venga. Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro y el corazón afuera…» (Los hijos infinitos). En su aspiración de cubrir todos los aspectos de la vida del pueblo alemán, el nazismo, no dejó por fuera un aspecto fundamental para la vida en sociedad de ese pueblo: sus niños y niñas. «Y cuando se tienen dos hijos, se tienen todos los hijos de la tierra, los millones de hijos con que las tierras lloran, con que las madres ríen, con que los mundos sueñan…» 5y2s3v
Adolf Hitler, desarrolló un programa especial para los niños y niñas alemanas, que llamó: Lebensborn. Esta organización, la crea el nazismo con el objetivo de expandir la raza aria, la cual según los nazis, debía convertirse en la nueva raza de Europa. Esta organización, se realizaba en hogares de maternidad y otorgaba asistencia financiera a las esposas de los de las SS y a madres solteras. Este proyecto, istraba orfanatos y programas para dar en adopción a los niños y niñas. Siendo su objetivo, la expansión de la raza aria. Para su elección en el programa, preferían tanto a hombres y mujeres de cabellos rubios y ojos claros. Asimismo, la mayoría de los niños y niñas, nacidos tenían esos rasgos, cabellos rubios y ojos claros. Nada casual, que el régimen nazista de Donald Trump, se haya posesionado de esa niña hermosa, llamada: Maikelys Espinoza, de apenas dos (2) añitos de edad, secuestrándola. Su fenotipo, encaja perfectamente en el de una niña de raza aria germana. Lo cual, nos hace presumir que el régimen fascista estadounidense, anda en vainas raras, contra los niños y niñas latinoamericanos. Al igual que lo estuvo, tiempos atrás, el régimen hitleriano. A cada niño y niña, se le iba examinando para ver cómo eran sus rasgos físicos, se le tomaban medidas de su altura y cómo eran su color de ojos y el color de su cabello. «Hitler, al igual que Trump, consideraba que la vida era una lucha incesante entre las razas fuertes y las débiles. En la cual, solo las más puras y fuertes sobrevivirían. En la visión del Fürer y Trump, existían tres grupos raciales: los arios, creadores de cultura; los «portadores de cultura », razas que no creaban cultura pero que podían copiar a los arios, y los «pueblos inferiores», que tan sólo eran capaces de «destruir la humanidad» Esa visión racista del mundo, es hoy reivindicada por Donald Trump y su Nuevo Fascismo.
En la Alemania nazi, específicamente en Auschwitz, Mengele dio rienda suelta a su brutalidad infrahumana oculta. Solía recorrer las filas de presos que arribaban al campo de concentración y al grito de: «¡Gemelos, gemelos, gemelos!», para localizar hermanos que sirvieran para sus crueles experimentos humanos. El doctor Mengele, intentaba descubrir el secreto de los nacimientos múltiples y utilizarlo para que las mujeres arias dieran a luz, a multitud de niños «puros». A su vez, las similitudes entre ambos niños, le permitían acabar con uno de ellos, y dejar a otro como sujeto de «control». También, solía asesinarles a ambo a la vez para hacerles una autopsia comparativa.
En el sumario, que elaboró la justicia aliada de Núremberg, contra Josef Mengele, se hizo una clara alusión a la experimentación humana en niños gemelos: «Las investigaciones sobre los gemelos ocuparon una gran parte de los pseudo experimentos del acusado, según las indagaciones previas del tribunal. Estos, le resultaban especialmente interesantes al régimen nazi, en especial en lo que se refiere a su deseo de incrementar la tasa de nacimientos por medio de un aumento manipulado médicamente en el número de nacimientos de gemelos». Aquello, solo fue el comienzo de su reino del terror. Mengele, llegó a inocular un extraño tinte (llamado: azul de metileno) en niños con rasgos arios, pero ojos marrones, para teñirles sus pupilas. Posteriormente, enviaba a los pequeños a la cámara de gas, aunque -en ocasiones- también les arrancaba los globos oculares para quedárselos, como recuerdo. Así lo desveló la deportada, Vera Kriegel, quien afirmó haberse topado con una pared llena de estos tétricos suvenires: «Estaban pinchados allí, como si fueran mariposas. Pensé que me había muerto y que ya estaba en el infierno», dijo. Las investigaciones sobre gemelos, ocuparon gran parte de los pseudo experimentos llevados a cabo por el monstruo Mengele, en especial, en lo que se refiere a su deseo de incrementar la tasa de nacimientos por medio de un aumento manipulado médicamente en el número de nacimientos de gemelos. Mengele, también se dedicó a amputar y reimplantar de niños en su enfermería. «A los gemelos, se les amputaban y se les reimplantaban, en alguna ocasión al revés, se les inoculaban enfermedades, se les practicaban heridas y se infectaban a propósito para ver las reacciones, se les intercambiaba la sangre... no había límite para la perversa imaginación de Mengele».
El secuestro de niños con «rasgos arios» para su «germanización», representaba un final atroz para quienes no eran aprobados. El programa Lebensborn, «buscaba el desarrollo de una raza superior y competente, con cualidades fuertes de supremacía. Para esto, se elegía a las mujeres más aptas física e intelectualmente para ser las ‘procreadoras’ de los hijos de los oficiales de las SS, lo que, supuestamente, según Hitler, produciría una ‘depuración’ total de sus descendientes». Dicho programa, surgió a finales de 1935 por orden del jerarca nazi Heinrich Himmler, quien buscaba propagar la «buena sangre» germana. Para ello, se ordenó a todos los de las SS, el cuerpo de élite de Hitler, que tuvieran hijos libremente. «Hay que proteger a las madres de sangre aria y facilitarles que puedan tener a sus hijos arios en condiciones óptimas para el Reich», decía Himmler. «Ofrecer al Führer, el regalo de un hijo ario». Para ello, una treintena de instituciones especiales (en Alemania y otros nuevos países fascistas) fueron convertidas en «granjas» para la procreación de los hombres de las SS y como casas para las madres solteras alemanas. A cargo del programa, se encontraba Max Sollmann, cuyas funciones eran recibir niños en hogares, su tutelaje, la elección de hogares temporales y adopciones y la elaboración de estadísticas y registros. También, albergaba a mujeres de clase alta que querían dar a luz a sus hijos ilegítimos en forma segura. En realidad, Lebensborn consistía en ‘cuadras’ para mujeres arias con las que los de las SS podían tener relaciones sexuales cuando quisieran y dejarlas embarazadas para ‘ofrecer al Führer el regalo de un hijo ario’.
Al principio, los Lebensborn eran guarderías de las SS, pero terminaron convirtiéndose en auténticos viveros de niños arios o en lugares de encuentro para mujeres alemanas, racialmente puras, que querían conocer y tener hijos con oficiales de las SS. Desde 1939, con la agudización del extremismo nazi, el programa Lebensborn comenzó a secuestrar niños, «que respondían a la categoría de ‘raciales perfectos’, en los países ocupados del este de Europa». Heinrich Himmler, ordenó «el secuestro de niños de aspecto ario, rubios y de ojos azules en los territorios ocupados, como Polonia, con el propósito de su ‘germanización’». Miles de niños polacos, fueron llevados contra su voluntad a los Kindererziehungslager (Campamentos de educación infantil) del programa Lebensborn y examinados meticulosamente por médicos y expertos de la Oficina de Raza y Asentamiento de las SS (RuSHA), para su germanización. Si eran aptos, eran enviados a familias alemanas. Si no lo eran, se les enviaba a campos de concentración, donde morían asfixiados en las cámaras de gas. En los centros Lebensborn, se hizo todo lo posible para obligar a los niños a olvidar a sus padres biológicos y se les inculcaba las ideas nazis sobre la superioridad de la raza aria. Aquellos niños, que rechazaban el adoctrinamiento eran golpeados por sus carceleros y enviados al campo de concentración polaco de Kalisz y exterminados en las cámaras de gas. Se cree, que solo en Noruega, nacieron entre 8 mil y 10 mil bebés dentro del proyecto Lebensborn, la mayoría eran quitados a sus madres para entregarlos a familias nazis, las que les darían la formación necesaria. Parte de estos bebés, nació producto del abuso sexual por parte de los oficiales nazis a mujeres, tanto solteras como casadas, las que para evitar discriminación social entregaban a los pequeños en las instituciones creadas para ello. Al finalizar la guerra, con la derrota y caída del Tercer Reich, el proyecto Lebensborn llegó a su fin y los niños quedaron en orfanatos o fueron adoptados, pocos de ellos lograron ser recuperados por sus verdaderos padres. Por el lado de las madres noruegas, ellas fueron consideradas traidoras a su país y sujetas a discriminación, maltrato e incluso condenadas a prisión por haber servido al enemigo nazi. En Noruega, muchos niños fueron institucionalizados, ya que se les consideró inferiores y los casos de abusos a esos pequeños, no fueron pocos.
El proyecto Lebensborn, es un episodio más, tanto por su propósito de poblar el mundo con niños de «raza» aria, como también las décadas de maltrato a mujeres y pequeños quienes no tenían culpa de su origen o los abusos a las que fueron sometidas. La escritora Gisela Pou, explica esto en la novela: «Los tres nombres de Ludka», en la que recoge la historia de un centenar de niños huérfanos polacos, que llegaron a Barcelona en 1946 para ser germanizados. De 1941 a 1944, según el programa Lebensborn, los nazis se llevaron a cientos de miles de niños de la Unión Soviética, de Serbia, de la República Checa y de Polonia, para convertirlos en 'verdaderos arios'. Todavía, se encuentran «oficialmente» en proceso de búsqueda, aunque hace tiempo que nadie se ocupa de ellos. El director del Lebensborn, el jefe de regimiento de las SS, Max Zollman, fue llevado ante el tribunal de Nüremberg en 1947 y recibió una sentencia inferior a tres años de cárcel, «por haber sido miembro de las SS». Zollman, fue capaz de demostrar a la corte que el Lebensborn, era una organización de caridad que no secuestró en absoluto a niños, y «los salvó de los horrores de la guerra.»
«Y cuando se tienen dos hijos, se tienen todos los hijos de la tierra, los millones de hijos con que las tierras lloran, con que las madres ríen, con que los mundos sueñan» y clamamos por el regreso a su hogar, sana y salva de la niña, Maikelys Espinoza…