El Golpe de Estado define una situación, deslinda los campos en pugna, estremece la subjetividad, devela la realidad, evidencia la crisis política y precipita su solución. Después de un golpe todo cambia, el país se percibe a sí mismo, aprecia su tragedia, su solución ocupa el pensamiento colectivo. El golpe de Estado, cuando la situación es propicia, es inevitable, no es un asunto policial, es una necesidad histórica inaplazable. La incógnita no es si habrá o no habrá golpe de Estado, es el signo que tendrá esa acción. 666l47
Recordemos el Golpe del 4 de febrero de 1992, se da en una crisis brutal, antecedida por la conmoción social del 24 de febrero de 1989, el "Caracazo", así manifestó el pueblo su desesperación, su descontento. Comparable con la crisis que hoy vivimos con el éxodo bíblico de los millones de venezolanos que protestan en silencio. En aquella época se trataba de un gobierno incapaz, mentiroso, que desarrollaba una política agotada, produjo un inmenso malestar económico y social. Eran los últimos días de la cuarta, cualquier parecido con la situación actual no es coincidencia.
Después del 4 de febrero, la dirección y la masa tomaron conciencia de la crisis del modelo social. Los dominantes, desechan a carlos andrés, buscaron solución en las elecciones. Eligen a Caldera, pero la crisis sigue su evolución, lo que necesitaba el país era un cambio de modelo, no un cambio de gobierno, la cuarta república agonizaba, moría el pacto de punto fijo.
Indultan a Chávez, es electo y la solución de la crisis toma el rumbo al Socialismo. Cambiaba el modelo.
El capitalismo asesina a Chávez, el madurismo incurre en la estupidez de retroceder a la democracia burguesa, perpetra una pésima versión de la cuarta república, trunca la evolución histórica, y reedita aquel malestar social que produjo el Caracazo. Y como ya dijimos se produce su equivalente que es el éxodo millonario, una especie de Caracazo con sordina, "con lentitud poderosa" como diría Borges.
Ahora, vivimos una situación de golpe de Estado, más clara que aquella que precipitó el 4 de febrero. Es inevitable. El madurismo es el autor intelectual de esta situación, el mismito la creó, se metió adentro y jaló la cuerda. Falta ver cuál será la solución a esta crisis que ya es terminal.
Hay posibilidades de un gran caos, la masa irredenta no tiene liderazgos que la conduzcan. En esta situación solo atina al éxodo, que cada vez en más difícil, y en esta situación de confinamiento y sin dirección sólo atinará al motín social, a la anarquía.
Puede ser que una tendencia de derecha, tipo milei, o maricorina, le de color a un golpe.
Quizá aunque es remoto, no hay razones para pensar en eso, pero es una posibilidad que debe considerarse, quizá una fracción del madurismo, con más sensatez que ambición, construya una alianza provisional que intente remozar, resetear a la democracia burguesa.
Ya, el madurismo intentó resolver la crisis con el golpe de Estado del 28 de junio, con el desconocimiento de las elecciones, lo que consiguió fue profundizar su debilidad.
Pero puede ser, siempre habrá esperanzas, que el espíritu que dio origen al 4 de febrero, esté sembrado profundo en el corazón civil y militar y una madrugada como aquella, sorprenda al mundo.
¡CHÁVEZ ESPERANZA!
