La madrina Felicia y la Cruz de Mayo d2fz

La madrina Felicia vivió en el caserío El Hato de Baragua, sector Las Palomitas, en una casa de teja de la abuela Saturnina, llamada también la casa del barrancon porque en el flanco este se abría un farallón que hacía parte del cause de La Quebrada del Ralo, que recoge todas las aguas de escorrentia de un valle bajo y laderas de una micro cuenca de la Sierra de Baragua; que en época de lluvias por octubre agarra unas crecidas que da miedo, tanto por el estruendo de la aguas turbias arrastrando rocas, árboles, sedimentos y hasta animales, principalmente cabras que se han guarecido en las solapas del cause. Pero como la fuerza hidráulica es tan grande ahoga a tales cabras desprevenidas, ya que en general suelen ser muy listos, suben y bajan precipicios, peñascos y veredas empinadas con gran habilidad. Las lluvias de mayo también pueden ser intensas, sin embargo menos torrenciales en el mes de las flores en el marco geográfico del semiárido larense, en cuyas axilas más húmedas las familias desarrollan sembradíos, bien en las laderas de los conos de deyeccion o en las Vegas de la Quebrada del Ralo, formadas por suelos alubionales, igualmente como se forman bosques de galería permiten que haya un micro clima fresco y húmedo, bueno para que los pequeños rebaños de caprinos los usen como sitios de rumiar, llamados asestaderos. Los barrancos del cause por las tardes generan mucha sombra fresca, por eso algunas cabras y su hijos ya de varios meses, cabritonas y chivitos que ya en sus cabezas despuntas los cachos romos se confían, sin advertir que está lloviendo en las cabeceras y por eso la crecida puede agarrar a esa familia y ahogar algunos de ellos. Por eso otro día después que ha echado agua la susodicha quebrada hay que salir cuchillo en mano a revisar de arriba a bajo para aprovechas esa carne, hacerla salón o, al menos, aprovechar la piel del animal, soñarlo o quitarle el cuero, que antes se podía vender hacia Churuguara, estado Falcón, llevando paquetes a lomo de burros. Tall como lo hacía el sr. Félix Saavedra, que por cierto era ciego y por toda guía no tenía un perro, sino un burro manso que seguía el camino real construido desde el siglo XIX, cuando la Sociedad Amigos del País mandaron a construirlos para apoyar a la agricultura; mi mismo papá Froilán Saavedra reunía cueros, sacos, mecates, bolsas y cabullas, todas de fibra del sisal hizo comercio de ese tipo: caserío El Hato de Baragua a Churuguara, en un camino donde invertida varios días, tres o cuatro, con su arreo de burros. Actividad que combinaba con su dedicación a la agricultura, en conucos sembraba maíz, caraotas negras o de año, además de tubérculos como yuca y batata. La madrina Felicia en ese contexto también participaba con sus artesanías: hacia hamacas y chinchorros, también ollas y budares de loza, porque sus manos eran laboriosas y fuertes, a pesar de su menudo cuerpo y delgadez como la bara del maguey que en su base regenera los arbustos suculentos del agave. También hacía capelladas para las alpargatas de caucho o petroleras, ya que las alpargatas de suela de cuero de res eran escasas y más bien un lujo, bueno, usadas en las fiestas, precisamente como las canturias de rosarios a la virgen y la cruz de mayo. Así, a finales de la década de 1960 y principios de 1970 desde mediados del mes de abril empezaba a proveerse desde Baragua o Churuguara encargado el papel rojo, verde o morado de popelina, brillante, el pote de la pega elegante o sino hacia su propio engrudo con almidón u otro producto, de tal manera que ya el dos de mayo ir terminando de hacer las flores y vestir la cruz. Era una promesa que había hecho a la virgen María quien sabe por cual aprieto de salud o espiritual que tuvo ella o alguno de sus allegados; para la época de 1960, 1967-68, que recordemos, tenía una hija-hija-criada, Bertha, que la ayudaba en esos menesteres de vestir con llamativos colores una cruz grande que exibia en el patio y en un lugar alto para las cabras no le comieran las flores, porque siempre existen unas muy necias y se ceban con las flores artificiales; vestía también una cruz más pequeña que pegaba con un clavo en la pared del altar de la sala. En la capilla del caserío El Hato de Baragua, dedicada al Niño Jesús, en el mes de mayo se hacía entonces y ahora, sesenta años desde entonces, los rosarios de Las Flores de María todas las noches; espacio de encuentro devocional, mística y espiritualidad; aunque también social y festivo, donde se comparte la vida y reafirman lazos de amistad y familia, dónde se puede decir que muchos matrimonios surgieron de tales celebraciones. Pocas veces la madrina Felicia asistía al rosario de las Flores de María o la Coronación de la Virgen, el 31 de mayo, que algo especial, donde niños de la escuela Nro. 224, adscrito al Núcleo Escolar Rural Nro. 514, los conocidos NER; se vestían de angelitos y una niña muy pispireta que recitaba versos. 3651k



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Luis B. Saavedra M. 684153

Docente, Trabajador popular.

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