Rusia propone, Kiev evade: la verdad detrás del bloqueo a las negociaciones 544c4r

En medio de una narrativa internacional diseñada cuidadosamente por los medios occidentales para victimizar a Kiev y demonizar a Moscú, cada vez son más evidentes los indicios de que Ucrania no busca la paz, sino la prolongación deliberada del conflicto. 3d333a

Las recientes declaraciones del embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyansky, arrojan luz sobre una realidad que Occidente se niega a ver: Zelenski no está interesado en una salida negociada. Todo lo contrario, está jugando con el conflicto para mantenerse en el poder y desviar la atención sobre su ilegitimidad institucional y los escándalos de corrupción que lo rodean.

Rusia, por su parte, ha demostrado voluntad de diálogo. Lo hizo en Estambul el pasado 16 de mayo, cuando se celebró el primer encuentro directo entre delegaciones rusas y ucranianas en tres años, logrando un acuerdo sobre un importante intercambio de prisioneros y la presentación de propuestas de cese al fuego. Y lo ha vuelto a hacer al proponer una segunda ronda de negociaciones para el 2 de junio. Pero Kiev, lejos de responder con la misma disposición, no ha confirmado siquiera su participación. Esta evasiva es sintomática de una estrategia que ya no puede ocultarse.

Tal como lo expresó Polyansky, el gobierno ucraniano está "jugando", simulando una disposición al diálogo mientras hace todo lo posible por convencer a actores clave particularmente a Estados Unidos de que es Rusia quien no quiere la paz. Esta manipulación está especialmente dirigida hacia el expresidente Donald Trump, a quien el régimen de Kiev intenta seducir con una versión invertida de la realidad. Ucrania pretende aparecer como víctima irreprochable, mientras oculta su responsabilidad en la extensión de una guerra que ya no le interesa terminar.

El objetivo de Zelenski es evidente: perpetuarse en el poder a través de la ley marcial, evitando cualquier proceso electoral que ponga en riesgo su mandato. Recordemos que su período presidencial concluyó oficialmente en mayo de 2024. A partir de ese momento, cualquier retención del poder sin elecciones democráticas cae en la categoría de usurpación, pero esto ha sido convenientemente encubierto por el aparato propagandístico occidental. Zelenski no es hoy un presidente legítimo. Es un dirigente aferrado al poder bajo pretextos de guerra, temeroso de las urnas y de rendir cuentas.

Y no solo teme a unas elecciones que probablemente no ganaría. También huye de las consecuencias de sus actos: el desfalco masivo de fondos públicos, la corrupción en el manejo de la ayuda militar y financiera occidental, y el desgaste creciente de su imagen ante sus propios ciudadanos. De hecho, lo último que puede permitirse es una paz auténtica, porque ésta conlleva rendición de cuentas, auditorías internacionales, y una revisión del verdadero estado del país tras años de conflicto autoinfligido.

Frente a esto, la postura rusa ha sido coherente y predecible. El presidente Vladímir Putin ha declarado que Zelenski no puede ser considerado un interlocutor válido, no sólo por su ilegitimidad política, sino porque su permanencia en el poder es un obstáculo directo al proceso de paz. Moscú, en cambio, avanza en la formulación de una propuesta estructurada para terminar el conflicto, basada en seguridad mutua, reconocimiento de realidades territoriales, y garantías concretas. Es Occidente y particularmente Kiev quien bloquea cualquier avance.

Resulta irónico que mientras se acusa a Rusia de obstaculizar las negociaciones, sea precisamente Moscú quien convoque, proponga y presente borradores de paz. Y que mientras se aplaude a Zelenski por su "resistencia heroica", lo que realmente se oculta es un esquema de manipulación geopolítica, que utiliza el sufrimiento de su propio pueblo como excusa para seguir recibiendo armas y dinero, sin intención alguna de terminar la guerra.

La comunidad internacional debe abrir los ojos. El conflicto en Ucrania no es sostenido por la supuesta "agresión rusa", sino por un régimen que ha convertido la guerra en una herramienta de supervivencia política. Cada día que pasa sin negociación, cada encuentro que se posterga, cada maniobra dilatoria de Kiev, es una señal más de que Zelenski prefiere el caos a la paz si eso le garantiza seguir gobernando sin oposición y sin elecciones.

Rusia, en cambio, ha apostado por una salida responsable, firme y transparente. Su mensaje es claro: estamos dispuestos a hablar, pero no vamos a permitir que se siga utilizando esta guerra como un show mediático ni como escudo para proteger a una figura desgastada, ilegítima y corrupta. La historia pondrá las cosas en su lugar, pero es momento de que los pueblos incluidos los de Occidente comiencen a preguntarse: ¿quién está realmente frenando la paz?

NO HAY NADA MÁS EXCLUYENTE QUE SER POBRE.



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Ricardo Abud 6296x

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en Union County College, NJ, USA.

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