“La visión sin acción es un ensueño.
La acción sin visión es una pesadilla”
proverbio japonés
A pesar de los 75 años, he mantenido una cordial amistad con muchos jóvenes –algo que se ha perdido–creada a través del tiempo y el deporte, el cual vivo intensamente y ahora más que nunca por los avances tecnológicos, ya que, me permiten vivir la actualidad deportiva a través del celular, algo, que ni siquiera soñaba hace 35 años atrás, cuando el destacado escalador merideño Leonardo Sierra, levantó los brazos en la ciudad de Aprica, en el norte de Italia, ganando una etapa del giro. Hago esta referencia, porque así, como entablo conversaciones de cualquier deporte con la juventud, a muchos de ellos les hacía saber de la odisea, que iban a emprender, cuando de manera eufórica hablaban de los planes de viajar al norte –la palabra utilizada de manera jactanciosa–totalmente ilusionados, pero, hasta ahí.
En días pasados, me encontraba en una tienda de electrodomésticos y se me acercó un joven, con su compañera de vida y un niño de un año y meses de nacido, a quien había alertado de su aventura; apenas me saludo pude notar su alegría y de manera eufórica me abrazó para soltar una expresión muy cariñosa: “¡Hola Pelón, todavía dando guerra ¿Cómo estás con el deporte?!” Después de saludarlo y retribuirle el cariño y amistad le di la respuesta ¡Aquí en mi querida patria, sufriendo por la Vinotinto, el cual no termina de cuajar, pero esperando el milagro de verla clasificar para el mundial y nos represente dignamente y caso contrario seguimos con la selección en las malas y en las buenas!
La conversación se fue alargando y los minutos fueron pasando, ya casi, para la media hora, pero de repente y sin pensarlo el deporte quedó atrás, porque el amigo, con la joven esposa en un profundo silencio, empezó a contar las penurias habidas y por haber en un mundo diseñado para vivir en medios de ilusiones, manejado por el capitalismo salvaje y quien no tenga la más mínima idea de lo que es el imperialismo, el cual se ha mantenido de invasiones en invasiones y en estos momentos, cuando no se les presenta nada fácil, entonces recurren al gran poder mediático para engañar a personas totalmente ilusionadas, creyendo que apenas pisan suelo estadounidense se van a conseguir los dólares regados, como las ciudades iluminadas.
El dialogo se convirtió en un monólogo, donde solamente hablaba el amigo, sin darle la oportunidad a la compañera, quien lo veía, como recordando los sufrimientos y zozobras de los últimos meses de estadía en suelo estadounidense: “Nos fuimos ricos y nos regresamos limpios. Nos llevábamos 8000 dólares y llegamos con apenas 1200, que teníamos encaletados, porque estamos pendiente de cambiarlos de escondite a cada momento para poder salir, ya que, no confiábamos en nadie, porque en la calle corríamos el riesgo que la policía mandada por Trump, para atropellar a los migrantes en las redadas, lo primero que hacen es meterles la mano en los bolsillos a todo el que consiguen y si habla, rápido lo amenazan sin poder defenderse. El que vaya a Estados Unidos, pensando en hacer dólares, está muy equivocado a menos que se ponga a trampear, pero si lo agarran se jodió”
Ya, cuando nos estábamos despidiendo, se me ocurrió preguntarle ¿Fuiste a ver algún partido de beisbol o básquetbol, tú que eres muy aficionado? Vio a la esposa con una sonrisa, para después responderme, como si estaba esperando la pregunta: “Con decirte que no pude ver un estadio de pelota, ni uno de básquetbol, porque allá se llega a trabajar si se consigue alguna chamba y para reunir una platica tienes que convertirte en un esclavo de los gringos; un solo trabajo no basta, son dos y hasta tres mal pagados y al final no te alcanza para nada y eso si no corres con la mala suerte de enfermarte” Más claro el sueño americano ¡imposible! y todavía conseguimos algunos atrofiados por la cantidad de engaños trasmitidas por las redes, que si se le presenta la oportunidad se van, así vayan a vivir en una acera a la intemperie, esperado que llegue la policía de Trump, con el mandador en la mano recordándoles lo que significa la pesadilla gringa.