El presidente Donald Trump firmó en fecha reciente una criminal proclamación que prohíbe o restringe la entrada a Estados Unidos de los ciudadanos migrantes venezolano, justificando tal narrativa por razones de seguridad, siempre con la mentira imperial. Parte el corazón la agresión contra la migración venezolana, hecho que ocurre debido a lo solicitado por María Sin Patria Machado, complacida por el demente Donald Trump, una comandita que odia al pueblo venezolano. Se permitirán excepciones para residentes permanentes legales, titulares de visas vigentes y algunas otras categorías, según informaron las autoridades. Trump publicó un video justificando la medida en los "peligros extremos" que generan los extranjeros que entran al país sin la "adecuada revisión" y vinculó la decisión con el reciente ataque en Colorado de un hombre egipcio contra un grupo de personas que estaba en un acto de apoyo a los rehenes israelitas de Hamas.
Donald Trump convirtió a los migrantes venezolanos, en enemiga. Al amparo de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una reliquia jurídica redactada cuando Estados Unidos temía una invasión sa, firmó una orden que permitía deportar a venezolanos, indocumentados como si fueran combatientes hostiles. La ironía es grotesca: la misma ley que se usó contra alemanes y japoneses en las guerras mundiales ahora se aplica a quienes buscan el llamado sueño Americano. No hubo bombas ni espías, solo madrugadas con redadas en apartamentos en todo Florida, niños llorando mientras agentes de ICE, revisan papeles, familias partidas en dos por una frontera legal. Nos tratan como si lleváramos el chavismo en la sangre dijo un profesor exiliado en México. La locura llega al extremo que estamos en presencia por parte de la Casa Blanca en: persecución política, no queremos a los venezolanos, por el solo hecho que puede ser Chavistas.
La paradoja se complica: el mismo gobierno que impone sanciones asfixiantes a Venezuela, culpando a su élite gobernante, castiga también a los migrantes venezolanos, que lograron escapar de ella. Es como condenar a los judíos que huyeron del nazismo por no quedarse a luchar. En un nuevo episodio de la ofensiva sistemática que libra Estados Unidos contra los migrantes venezolanos, cerca 200 ciudadanos de ese país fueron detenidos y encarcelados en El Salvador tras haber ingresado legalmente al territorio estadounidense y sin haber infringido ninguna ley migratoria. Este hecho forma parte de un dispositivo transnacional de control y castigo, en el que la migración venezolana, es reducida a una amenaza y procesada como crimen. En esta lógica, El Salvador opera como enclave neocolonial, mientras el mito del Tren de Aragua se consolida como justificación una narrativa, para agredir al pueblo venezolano.
El 15 de marzo de 2024 aproximadamente 240 ciudadanos venezolanos fueron trasladados desde Estados Unidos, a una prisión de máxima seguridad en El Salvador, conocida por denuncias de tortura y tratos inhumanos. Posteriormente, una lista obtenida por CBS News demostró que al menos 75% de los hombres deportados no tenía antecedentes penales, ni en Estados Unidos ni en el extranjero. Además, docenas de ellos ni siquiera habían violado leyes migratorias.
Las autoridades estadounidenses no han publicado una lista oficial de los deportados, ni han proporcionado información precisa a sus familias o abogados. En la mayoría de los casos los afectados nunca fueron informados de las razones de su detención, ni sabían que serían enviados a una cárcel extranjera. El proceso ha sido opaco, sin juicio, sin cargos y sin la posibilidad de defensa. Estamos en presencia de una narrativa que justifique agredir a los migrantes venezolanos y al pueblo venezolano por ser Chavista.